La supuesta mercancía

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La mire con incredulidad, mis padres murieron, yo fui su única hija, esto es imposible. Sus mentiras llenaban mi cabeza impidiéndome pensar el como actuar, el cómo responder, el qué hacer

- lo siento pero te has equivocado de persona, mi nombre es Lara y soy hija única- dije callando las voces extrernas y las de mi cabeza

- pensé que ibas a ser más dócil sabiendo toda la información que puedo llegar a soltar -dijo poniendo los ojos en blanco. Se acercó a mí, me puso el arma en la cabeza y dijo casi a los gritos del enojo

- tu vendrás con migo y te portaras como la niña buena que eres, y me escucharas hasta la última palabra que tenga que decir* y sobre mi oreja con un susurro dijo* o revelaré tu maldita identidad

Resignada acepté solo para poder seguir con la misión sin ser descubierta. Logré cambiar miradas con los gemelos que estaban muy atentos a lo que hacía, hasta que todo paso tan rápido, un tirón de cabello, y mi peluca quedó en el piso, el murmullo comenzó a crecer y con toda la furia del mundo incrusté mi puño en la cara de la pelirroja sin siquiera pararme a pensar las consecuencias. Calló al piso un poco anonadada dejando caer la pistola, la tomé rápidamente y la coloqué sobre su cabeza

- muévete un centímetro y no te consideres viva

La gente miraba asombrada y recaí que tenía que inventar algo para excusarme

- no es mi culpa que el paquete no llegara *me miró sin entender*. No siempre se consigue lo que uno quiere, mi proveedor también me falló *su cara de incredulidad era genial*y mis chicos murieron por ir buscar la puta mercancía para tu jefe. Pero no! , él tenía que mandarte a buscarme no es cierto *intentó hablar pero se lo impedí* prometo que la próxima será doble si no se vuelve a acercar a esta escuela

- yo..Yo -tartamudeó tratando de recobrar el control de la situación sin éxito

- ya lárgate - dije ofreciendole mi mano para que se parase y ésta saliendo del lugar enfadada sin siquiera recibir mi ayuda

Mucha mascara de chica mala y al final sale corriendo

La gente empezó a susurrar y a señalar, y harta salí corriendo de ahí para encerrarme en el baño. Recordé que aún tenía la pistola en la mano y la dejé sobre el lavabo, me miré al espejo, mi pelo estaba todo despeinado, desparejo y parado y mi rubio ceniza casi era blanco. Apoyé mis manos alrededor del lavabo estresada, que iba a hacer ahora ...

La puerta del baño de mujeres se cerró de golpe siendo trabada con un raro pestillo dándome a mostrar a Ciro que me miraba como bicho de circo con mi peluca en mano.

Fue un intercambio de miradas laargo y en silencio

Te tengo en la Mira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora