- No es real.
Sus manos estaban atadas con unos grilletes a las barras de hierro de la celda. Su cuerpo estaba cubierto de mugre, y su ropa estaba rota. Respiraba con dificultad y miraba al infinito, como si su mirada ya la hubiese abandonado.
Lillity no supo cómo había podido reconocerla. Solo la había visto una vez, pero algo en su interior hizo que la recordara.- ¿Cómo dices? -preguntó Lillity.
-No es real.
Lillity siguió sin entender a qué se refería.
Se fijó en sus pies. Estaban negros, sucios. Llenos de arañazos y tenía las uñas rotas. ¿Qué podría haber hecho para que le hiciesen aquello? Eso asustó mucho a Lillity.
-¿Cómo te llamas? -le preguntó Lillity.
Pero la chica ni se inmutó. Seguía repitiendo la misma frase una y otra vez. "No es real". "No es real".
- ¿Qué no es real? -dijo Lillity.
De repente, la chica giró la cabeza y la miró. Lillity se asustó al poder ver bien su cara. Estaba sucia y arañada, como todo su cuerpo. Tenía heridas todavía sangrando y sin sanar. Pobre chica.
- La luz. No es real. No es real.
Lillity miró hacia la luz que penetraba por la pared de piedra. Se acercó y apoyó sus manos en la piedra.
Vio que la luz no venía del exterior como ella pensaba, sino que algo brillaba desde el interior.Un objeto que daba luz. Intentó cogerlo, pero las piedras estaban demasiado unidas y era imposible atraparlo. No sabía como alguien podía haberlo metido ahí dentro.- ¿Qué es eso? -preguntó Lillity, aunque no obtuvo respuesta. La chica volvía a mirar al infinito. - ¿Cómo te llamas?
-Xesca. -respondió, con dificultad. - Así me llamaban mis padres.
- ¿Qué les pasó? -quiso saber Lillity. Quería hablar con ella, averiguar quién le había hecho eso y por qué. Pero también quería ayudarla.
- Se fueron al otro lado. Pero van a venir a por mí, lo sé.
Lillity comprendió que sus padres habían muerto. Xesca estaba en muy mal estado, tanto físico como psicológico.
Pero Xesca no era la única en apuros, ella también estaba en problemas. Estaba en una celda, en Tenuris. Si a Xesca le habían hecho todo aquello, ¿Qué le podrían hacer a ella?
Necesitaba seguir hablando con ella. Saber por qué se lo habían hecho.- ¿Cómo sabes que tus padres van a venir a por ti?
- Me lo dijeron. El fuego me lo dijo.
- ¿El fuego? ¿Un mensaje de fuego? -preguntó Lillity. Aquello podría servirles. - ¿Sabes enviarlos?
- A los fuegos del cielo serviré a pesar, las hogueras ya no son el lugar, nuestras manos unidas podrán controlar el poder de la tierra, el fuego y el mar.
Lillity no entendió nada, pero debía seguir hablando con esa chica.
- ¿Sabes enviar mensajes de fuego? -volvió a insistir.
- Acabo de hacerlo.-dijo, y pareció que sonreía.
Lillity se acercó a ella e hizo que la mirara a los ojos. Seguían siendo los mismos ojos azules de la fotografía que sujetaba su madre. El Gran Árbol le enseñó aquello. Puede que significara algo.
- Xesca, escúchame. Mis amigos están en problemas y necesito avisarles. Yo no sé hacer lo que acabas de hacer, pero si tú pudieras... Si pudieras avisarles. Por favor. Si no lo haces, morirán todos.
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La música de la noche
FantasíaSabe lo que puede hacer. Sabe que la persiguen. Sabe que tiene que huir. Pero no sabe quien es, ni de donde viene. Aunque, pronto, va a descubrirlo. La persiguen. Es diferente. Puede hacer cosas que ni siquiera llega a imaginar ni controlar. Por e...