Nervios

1.6K 114 1
                                    


Me despierto con un dolor horrible de cabeza...
- Maldito rebujito...- Miro al techo y una gran lámpara de araña,aparece por arte de magia,yo me siento rápidamente en la cama.- ¿Donde coño estoy?.- En respuesta,se abrió la puerta del baño y salió Héctor con una toalla enroscada en la cintura, de su cuerpo resbalaban gotas de agua, mmm... era perturbador.- Coño...
- Esa boquita...- Me miró y sonrió mientras iba al armario. Yo me quedé embobada viéndo como se vestía. Madre mía, ¿Porqué tenía que estar tan bueno?.- ¿Vas a quedarte ahí,babeando?
- ¿Babeando?
- Sí. Babeando por mi.
- Engreído...
- Es cierto.
- ¿Qué haces aquí,Héctor?
- Rescatarte. Menudo pedo llevabas anoche...
- ¿Porqué has venido?
- ¿No querías que viniera?
- No. Sí, pero no. No después de...
- Nena, hemos quedado con tu padre en media hora. No me gusta llegar tarde,lo sabes.- ¿Con mi padre? No,primero tendrá que hablar.-
- Me da igual. Necesito saberlo.- Él termina de ponerse las converse,y todo hay que decirlo, está realmente guapo,vaqueros rotos,polo azul claro y el pelo aún mojado de la ducha... Jodido asqueroso,era capaz de hacerme olvidar todo,todo todo no. Acabo de recordar el engaño y haberme ocultado que iba a ver a ese...Heat. Él se acerca a la cama y se agacha para besarme, pero yo aparto la cara cuando sus labios húmedos se fundían en los míos. La mirada furibunda que me hechó casi me mató.-
- Joder, Laura...- Se pasó la mano por el pelo un par de veces y explotó.- Debería ser yo quien estuviera enfadado.
- Vaya, no si todavía tendré que pedirte perdón yo.
- Pues sí. Te encontré borracha,vomitando entre unos pinos.
- ¿Y no has pensado que pudo ser por tu culpa?
- ¿Por mi culpa? ¡Lo que me faltaba! ¡Yo te obligué a beber,entonces!
- No me grites. No vuelvas a gritarme.
- ¡Pues no digas tonterías!
- ¡Que no me grites,joder! ¡no vuelvas hacerlo en tu puta vida!.- Le grité levantándome y poniéndome justo frente de su cara para infundirle valor y coraje. Habría servido, estoy segura de que hubiera servido, pero cuando observé la cara de Héctor supe que algo no iba bien. Del enfado máximo,cambió de forma ligeramente al principio, se dulcificó. Pero no, no por arte de magia, era por que me levanté tan rápido y cegada de rabia, que no me di cuenta de que estaba en ropa interior. Él,muy bronco se abalanzó sobre mi y sus labios se apretaron con los míos,sentí nuestros dientes chocar y Héctor bajó deslizando sus manos desde mi espalda hasta mi trasero, me agarró fuerte y me cogió en brazos, y yo como si el mundo se fuera acabar en solo unas horas,enredé las piernas en su cintura y respondí enloquecida a sus besos. Estaba tan excitada,que no se como pude parar. Héctor se tiró conmigo en brazos a la cama. Cuando él se afanaba en meter la mano en mi entrepierna, yo cerré las piernas.-
- No. No. Para.
- Oh,nena... No,ahora no.- Subió las manos a mis pechos y me los manuseaba sin parar, mientras yo sentía en mi muslo su erección,cada vez más dura y deseosa de mi.-
- No. Para. Para.- Un gemido ronco salió de su garganta, pero me besaba el cuello y el pecho sin hacerme caso. Estaba muy excitado,de eso no había duda, pero aunque yo sentía la misma excitación que él,no iba a dejar que pasara.- Si no paras te pegaré. Para.
- Oh, sí nena, hazlo.- ¿Como? ¿Quería que le pegara? Intenté zafarme de sus labios ardientes y sus manos inquietas por todo mi cuerpo,pero joder me aprisonaba con su cuerpo en el colchón y era mucho más fuerte que yo.- Oh,si resístete para mi,nena.
- ¡Para ya o gritaré!
- Grita, grita todo cuanto quieras...
- ¡Socorroo, auxiliooo!
- ¿Pero que coño haces?.- Se incorporó un poco y yo pude zafarme de él y levantarme. Me fui corriendo detrás de un sofá,beige que había en la habitación.-
- No te acerques. No des ni un paso más.- Pero él se acercó a mi un poco más.- ¡Ni un paso más!
- Joder, Laura. Mira.- Dijo señalándose el abultado pantalón. Se intuía una gran erección por encima de sus vaqueros rotos, esos que le quedaban tan ajustados... Laura,no. Se fuerte,no te dejes engatusar.-
- No me importa.
- Tus mejillas no dicen lo mismo. Ni tu sexo húmedo y palpitante en mi mano.- Sentí ese tirón en el vientre, ya tan familiar para mi. Ni hablar.- No vas a engatusarme. No pienso dejar que hagas lo mismo de siempre.
- ¿Yo te engatuso?.- Y sonríe el muy imbécil. Pero vuelve tras sus pasos y se sienta en la cama. Yo respiro aliviada.-
- Siempre lo arreglas todo con el sexo. Todo. Y no es justo.
- Eres tú la que se ha quedado en ropa interior a dos palmos de mi. ¿Qué esperabas?
- Ni siquiera me había dando cuenta de que...
- ¿Qué quieres saber,Laura?.- Lo dice en un tono cansado y agobiado.-
- ¿Porqué me engañaste?
- Tu amigo Daniel ya te lo ha chivado. Ya sabes el por qué.
- Por David Heat. Me mientes, me ocultas cosas y te pones en peligro. Sabes que ese hombre es un asesino, que es peligroso y...
- Y mi padre. O mi posible padre.
- ¿Y qué?
- Que necesito saberlo con seguridad. Saber si...
- ¿Sí qué?
- Si soy un monstruo como él.- Mi rabia disminuyó y me dio un poquito de pena. Sigue torturándose por los errores que cometieron otros. Mi pobre niño asustado.-
- ¿Lo prefieres?.- Me mira como si me hubieran salido tres cabezas.- ¿lo prefieres a él antes que a mí?
- No. Por eso estoy aquí,¿no?
- ¿Llegaste a verlo?
- No. Encuanto Daniel me llamó y me dijo que había hablado contigo, supe que lo sabías. Cuando te llamé y no lo cogistes, confirmé lo que ya sabía,estabas enfadada conmigo.
- Por supuesto. ¿Que te hizo venir?.- Sonríe de mala gana.-
- Aunque me cueste reconocerlo, fue Marta la que me abrió los ojos. Me dijo que te preocupaba mi seguridad,tanto como a mi. Y entonces, me acordé de todas las veces que has estado en peligro, de como me he sentido yo. De como he sentido dolor en el pecho solo con pensar que algo malo pudiera ocurrirte...
- Yo te quiero con toda mi alma, ¿como puedes dudar de que no sienta miedo por tu seguridad? ¿De que te pueda ocurrir algo malo?
- Ahora lo se. Lo siento. Es verdad lo que Marta me dijo, a veces soy un poco obtuso.
- MUY obtuso.
- Sí,mucho.- ¿Y ahora? ¿Qué debo hacer? Lo siente, ha reconocido el error. ¿Pero volverá a hacerlo?.-
- Debes prometerme que nunca volverás hacerlo, que nunca me vas a ocultar nada y que no vas a seguir poniéndote en peligro como si quisieras que te mataran.- Él frunció el ceño ligeramente y asintió.-
- Lo se. Lo prometo. No volveré a hacer nada que pueda hacerte sufrir.- Nos miramos a los ojos durante un rato, bastante largo para mi gusto,empezé a sentirme incómoda con mi desnudez y me abrazé el cuerpo tapándome los pechos. Él se levantó y se acercó un poco. Se paró a otro lado de la mesa.- No volverás a gritar si me acerco, ¿oh si?.- Yo niego con la cabeza y él se acerca. Me aparta los brazos con sus manos.- No te tapes,no sientas vergüenza de tu desnudez.- Me acarició la cara con los nudillos,mirándome con sus ojos azules como el hielo y abrasándome a su paso todo el cuerpo. Me besó un poco inseguro al principio, pero yo también deseaba que me besara, que me hiciera enloquecer debajo de él, con él dentro de mi. La pasión se apoderó de mi y subí las manos hasta su cuello, lo apreté junto a mí y le estiré del pelo de la nuca,él gimió y dejó de besarme, apoyando su frente en la mía.- Tenemos que irnos. Hemos quedado para desayunar con tu padre.
- ¿Cuando ha pasado eso?
- Anoche. Fui a casa de tu padre a buscarte. Es un buen hombre. Al principio me miró con cara de odiarme,pero luego le convencí de que soy un buen hombre.
- ¿Y como conseguiste semejante hazaña?
- Bueno,nena,tengo mis encantos...- Estábamos abrazados y dijo eso último muy sugerente,restregando cebolleta,como diría Marta.-
- No creo que te sirviera eso con mi padre.
- No. Eso no.- Me besa la frente.- Ve a darte una ducha. Tenemos que irnos.
- No tengo ropa limpia.- Se soltó de nuestro abrazo y cogió una bolsa que había en el sofá y me la tendió.-
- He comprado ropa para ti. Venga,vete antes de que pierda el poco auto control que me queda.- Sonreí y me metí en el cuarto de baño. Me duché con agua caliente y sentí paz. ¿Era ese el efecto que tenía? Miré dentro de la bolsa y había un conjunto de lencería azul claro,precioso y muy sexi, ¿lo habría escogido por alguna razón en especial? mmm... para,Laura. Me vestí rápidamente con unos vaqueros preciosos,parecidos a los de Héctor, con rotos y descosidos, me estaban muy ajustados y me encantaban. Una camiseta azul marino con rallas blancas y unas converse blancas. Me peiné la maraña que era mi pelo y salí fuera, Héctor estaba de espaldas a mi,mirando pensativo a través de la ventana. Negó con la cabeza y se volvió,sorprendiéndose al verme detrás de él.-
- Me gustan tus vaqueros.
- Y a mi los tuyos.- Sonreímos.- ¿Nos vamos?
- Espera. Ven un momento.- Yo me acerco a él y parece nervioso. ¿Qué ocurre ahora?.-
- ¿Qué pasa,estás bien?
- Sí. Necesito hacer algo. Se que ya has dicho que sí,pero necesito hacerlo oficial.
- ¿Como?.- Héctor se lleva la mano al bolsillo de atrás y saca una cajita negra de piel. Oh,no. ¿Va a hacer lo que yo creo que va a hacer?.- Héctor...
- Escúchame, por favor. Deja que acabe.- Se agacha en el suelo y hinca la rodilla derecha en el suelo,madre mía yo creo que me voy a morir de vergüenza.- Laura, has llegado a mi vida para inundarme con tu luz, nunca antes había pensado en dar este paso pero contigo todo es poco. Quiero que seas mi esposa, que pases el resto de tu vida con el... ¿como era? ¿arrogante y pedante jefe? .- Sonríe nervioso y yo me llevo la mano a la boca.- Pues eso, que quiero vivir y morir contigo. ¿Qué me dices?
- Sí,claro. Ya te había dicho que sí.- Él sonríe, aliviado, y tras abrir la cajita de piel, desliza lentamente el anillo en mi dedo. Es un precioso diamante ovalado sobre un aro de platino. Uauh, es grande... Grande, pero simple, deslumbrante en su simplicidad. Me lo pone en el dedo y yo le acaricio el pelo,tirándole suavemente para que se levantara. Sus labios y los mios se fundieron como si fuéramos solo un mismo cuerpo,una misma alma. Yo empezaba a estar excitada,y a juzgar por la erección que se me empezaba a clavar en el vientre, él también.-
- Oh,nena... Gracias.
- ¿Gracias?
- Por aparecer en mi vida. Por venirte a Madrid. Por existir. Simplemente por existir. Te quiero.- Me besa con pasión y sonrío contra su boca.-
- Yo también te quiero, aunque seas arrogante y pedante.- Él también sonríe.-
- Vamos con tu padre,antes de que te desnude y te ate a la cama...- Fuimos en coche con Ignacio, Héctor fue todo el camino besándome la mano en la que lucía el hermoso anillo. Me llevé el anillo a la otra mano y lo hice rodar en el dedo,nerviosa.- ¿Qué te pasa,nena?
- Debería quitármelo. Hasta que hable con mi padre, al menos.
- No. Ni lo pienses.
- Pero Héctor...
- No. Se lo diremos ahora.
- ¿Ahora? ¿así de sopetón?
- No creo que se sorprenda.- Y me sonrió con esa sonrisa ladeada suya, esa de guardo un secreto. Mmm... no me fío mucho.-
- Héctor, he prometido casarme contigo. Pero si vuelves a mentirme, o a...
- No pienso volver a investigar nada sobre mi pasado. Ahora solo pienso en ti,en nosotros. En nada más.- Asentí. Llegamos y estaba muy nerviosa,metí la mano en el bolsillo del vaquero para esconder el anillo. Mi padre nos abrió la puerta muy sonriente.-
- Hombre,muchacho. Pasad,pasad que se enfrían los churros. Hola,hija. Venga, que tu primo come como una lima. Pasamos dentro y Marta y Rober estaban sentados en la mesa, comiendo churros con chocolate.-
- ¡Hombre! La desaparecida en combate... ya te vale,Lauri. Hola jefe, ¿qué,noche movidita?.- Él sonrió y yo miré nerviosa a mi padre, poniéndome roja como un tomate. Nos sentamos y mi padre se fue a traernos un café con leche. Héctor me miró y sonrió mientras me cogía la mano,la del anillo. Yo tragué saliva. Dios, que vergüenza,mi padre se pondría furioso. ¿O no? No tengo ni idea, pero lo vamos a averiguar pronto...-
- ¿Qué te pasa,Lauri? ¿te ha comido la lengua el gato,o la has metido en algún lado?
- ¡Marta!
- Vale,vale... ya me cayo.- Mi padre vuelve sonriente y nos pone una taza de café a Héctor y a mi. Él me aprieta la mano,discretamente. Vale. Ahora o nunca.-
- Cuanto me alegro de teneros a todos aquí. La casa parece otra.
- Papá... tengo que contarte algo.
- Dime cariño.
- Verás...Héctor y yo...eh...
- ¿Que le has hecho para que esté así?.- Marta sonríe y Héctor también,mientras coge mi mano,la suelta encima de la mesa y me besa el pelo. Marta mira con los ojos muy abiertos mi mano, y el gran diamante que brilla en mi dedo.-
- Papá, nos vamos a casar.
- Oh, hija...eso es estupendo. Maravilloso, me alegro mucho por ti preciosa.- Se levanta y me abraza y yo confusa le abrazo también.- Héctor estaba nervioso, pero yo sabía que le dirías que si.-
- ¿Como,ya lo sabías?
- Claro,hija. Anoche vino a buscarte, y me pidió tu mano.
- ¿Le pediste mi mano?.- Me arrodeo hacia él y asiente.-
- Quería tener la bendición de tu padre antes.
- Que antiguo... eso ya no se lleva.- Dijo Marta.-
- Pues yo también se lo pediré a tu padre, a si que hazte a la idea.- Marta mira a Rober con horror y los ojos muy abiertos.- Enhorabuena,prima. Y Héctor, bienvenido a la familia. Comimos en el bar de Eugenio y emprendimos el viaje de vuelta a Madrid. Como siempre ocurría,lloré abrazada a mi padre cuando me tocó despedirme de él. No paré de darle vueltas a la cabeza en todo el camino. Me iba a casar, me iba a casar con Héctor. Madre mía, que rápido pasa todo con este hombre.-
- ¿Estás cansada?
- Un poco.
- Había pensado en invitar a mis padres a cenar en casa, para contarles lo de la boda. Pero podemos dejarlo para otro día...
- Eh... no, no. Cuanto antes mejor.
- ¿Quieres quitártelo cuanto antes de encima,eh?
- Bueno, sí. No me malinterpretes,pero...
- Lo se. A mi también me asusta el cambio. Pero vivimos juntos, no será muy radical.- Me besó el pelo y me dormí hechada en su hombro. Aquella noche cenamos con sus padres y le contamos la nueva noticia. Estaban encantados, sobre todo Isabel. Me besó y me abrazó al marcharse y se le humedecieron los ojos.- ¿Cansada señora Ruiz?
- Depende de para que,señor.- Aquella noche hicimos el amor,mientras Héctor me gritaba eso de "señora Ruiz" aquello me ponía a mil, aunque me asustara un poco el cambio que se avecinaba. Pasamos unos días fantásticos, hacíamos el amor, íbamos a trabajar, coqueteávamos en la oficina, algunos días salíamos de cañas con Marta y Rober, y al llegar a casa volvíamos a hacer el amor como si no hubiera un mañana. El viernes llegamos a la oficina y había un tumulto de gente cuchicheando. Pensé que igual era por que ya se habían enterado de nuestra boda, que muy a mi pesar Héctor se empeñó en que solo sería en un mes. En un mes seríamos marido y mujer. Cada vez que lo pensaba me entraban escalofríos. Al vernos aparecer, el corrillo de gente que había se disipó rápidamente. Luego Héctor a la hora de comer me contó por que todo el mundo cotilleaba por los rincones.-
- Al parecer han asesinado a una mujer de la empresa.
- Oh, Dios. ¿A quién?
- No se. Una de la limpieza. No conozco a todos los empleados. Creo que la contrató Gertrudis hace unos meses.
- Vaya... ¿y saben quién ha sido?
- No. Parece que no. El comisario vendrá a visitarme. Quiere hablar conmigo. Aunque no le voy a servir de mucho, no se ni quien es.- Sentí un escalofrío recorrerme la espalda, mi sexto sentido estaba alerta, algo va a pasar, lo se.- ¿Estás bien,nena?
- Eh... sí. ¿Como se llamaba?.- Héctor frunció el ceño.-
- Dolores,creo. Tranquila,no fue en la oficina. La encontraron en la estación de autobuses.- Algo había que me aprisionaba el pecho. No sabría describirlo,pero... sentía miedo. ¿Dolores? Yo hablé con esa mujer frente a la máquina de café. Que horror,ahora está muerta.- ¿Quieres que salgamos a tomar algo esta tarde?
- Eh... voy a probarme vestidos de novia, con Marta. Pero podemos quedar más tarde.
- Bien. Vamos.- No pude concentrarme el resto de la tarde, Héctor me dijo que no hacía falta que fuera a trabajar,pero ni de coña. Estaba un poco agobiada con lo de la boda y el trabajo, pero yo quería algo muy sencillo,solo familia y amigos más allegados,cuanto más discreto,mejor. No paraba de pensar en esa mujer, pobre... tirada en cualquier sitio, desangrándose... Marta vino en mi busca a las seis. Fuimos a una tienda de vestidos de novia, tampoco quería un vestido pomposo y demasiado ostentoso, algo sencillo, como yo.-
- ¿Y este?.- Joder, era realmente horrible. Con vuelo y pedrería por todos lados. Niego con cara de horror.- Lauri, a este paso vas a tener que ir en pelota picada.
- No sería mala idea...
- A Héctor le encantaría.- Dijo Marta divertida.-
- No. No le gustaría nada. ¿Que todos me vieran desnuda? Le daría un infarto.- Reímos y seguimos mirando pero cuando ya nos íbamos, lo vi... Un sencillo vestido blanco,con corpiño de palabra de honor, un poco de pedrería,pero lo justo,liso y con un bordado en color plata.- Marta,ese. Ese es el vestido.
- ¿Este? ¿No es muy...sencillo?
- Exacto, tan sencillo como yo.- Me lo probé y aunque al verlo no le gustó, cuando me lo vio puesto lloró.- Oh, venga Marta. No hagas eso.
- Perdona. Perdona. Estoy muy contenta por ti, te lo prometo. Estás preciosa. Mírate.- Yo me volví y me miré en el gran espejo que tenía delante. Vi mi reflejo y no lo podía creer,no es que sea un bellezón,nunca me he considerado una mujer realmente atractiva, resultona puede... pero estaba realmente guapa. Hasta yo, que siempre pensaba lo peor, que esperaba verme ridícula, pero no. Me vi muy guapa y favorecida.-
- No quiero mirar más. Este es el mio.
- Sí, yo también lo creo.- Nada más que hablar. Le pedí a Marta que lo guardara en su apartamento, el que fue mio también,volvimos a la oficina a por nuestros hombres y estuvimos tomando unas cervezas. Volvimos bastante tarde, íbamos en el coche de camino a casa, cuando vi a alguien en la esquina,dando una calada a un cigarrillo. Intenté ver quien era, pero no fui capaz, estaba en la oscuridad y con el coche en marcha... Mi sentido, mi sexto sentido. Empecé a jadear al respirar.-
- ¿Qué pasa nena? ¿estás bien?
- No. Allí...allí. eh...- Tartamudeaba como una imbécil.-
- ¿Qué? ¿qué ocurre?
- Había alguien allí. Escondido. Entre los coches.
- ¿Seguro? Yo no he visto nada.
- Me he dado cuenta por que estaba fumando. Al darle la calada se ha iluminado. Creo que era un hombre. Héctor...
- Víctor.
- Ignacio aparca en el parking y sube con ellos. Yo hecharé un vistazo.- Víctor se bajó del coche y fue fuera del parking, Ignacio nos acompañó hasta el apartamento y lo registró completamente.-
- Todo bien, señor. Esperaré fuera.
- Gracias,Ignacio.
- Me gusta más Nacho.- Me miró y me guiñó el ojo, yo sonreí levemente. Estaba nerviosa, me temblaban las piernas y las manos. Héctor me cogió de la cintura y me hizo sentarme en la mesa de la cocina.-
- Tranquila,nena. ¿Una copa de vino?.- Asentí y él volvió con dos copas, di un largo trago y me encendí un cigarro. Él se acercó y me abrazó.- No te preocupes, no va a pasar nada. Yo te protegeré cariño.- Sonó el timbre y yo me llevé un susto de muerte. Héctor abrió la puerta,menos mal era Víctor.- ¿Que ha pasado? ¿Quien era?
- No había nadie,señor.
- ¿Como que no? Yo lo he visto.- Él se encogió de hombros.-
- Lo siento,señorita. No he visto nadie.
- ¿Has mirado bien?
- Claro, señorita.
- Gracias,Víctor. Manteneros alerta,por si acaso.- Cerró la puerta y me miró muy serio y preocupado.-
- Lo he visto. Yo lo he visto.
- Nena, estás cansada, es de noche y todos estamos muy nerviosos...
- ¿Crees que me lo he imaginado? ¿crees que estoy loca?
- No...yo...
- Joder,Héctor...
- Nena, espera. No te vayas. Vamos a cenar.
- No tengo hambre.- Me fui enfadada al dormitorio,me duché y me acosté. Lo había visto, estaba segura. Me sentí realmente mal cuando Héctor no me creyó. A la mañana siguiente fuimos a la oficina, yo estaba enfadada con él, a pesar de que me pidió perdón y se mostró cariñoso. ¿Me lo habría imaginado? No, no yo estoy segura. Se me hizo el día eterno. Todo me salía mal,no daba pie con bola. ¿Qué coño me pasa? Voy a la máquina y me saco un café,pero sin duda,no es mi día. Me quemo y si me cae el vaso de las manos,derramándose en el suelo.-
- ¡Mierda,joder!.- Lo recogo y lo tiro a la papelera. Voy al cuarto de la limpieza y lo limpio. Miro debajo de mi mesa, y veo una tarjeta de memoria pegada con celofán. La despego y la cojo. ¿Y esto? ¿qué hace aquí? No me da buena espina, me la meto en el bolsillo y termino de limpiar el estropicio que he liado. ¿Que hago, meto la tarjeta en el ordenador? No sin antes decírselo a Héctor. Voy a su despacho llamo y entro.-
- Hola,nena.
- Hola. Necesito contarte algo.
- Dime.
- Verás... acabo de encontrarme una tarjeta de memoria pegada con celofán, debajo de mi mesa.- Frunce el ceño.-
- ¿Como?
- Lo que oyes.
- ¿Pero y que tiene?
- No lo se, no la he metido en el ordenador. ¿Lo miramos?.- La saco de mi bolsillo y se la tiendo. Me siento en su regazo y la mete en su portátil.-
- Que raro, solo hay un vídeo. Veamos a ver, que es.- Pulsa el play y aparece una mujer,morena gordeta...-
- Es Dolores, la mujer que asesinaron. Héctor, es ella.- La mujer está sentada en una silla, en un cuarto y empezaba hablar, asustada.-
- Laura se que fuiste a la cita, pero ellos supieron que habíamos quedado. Las fotos,el sello...todo te lo mandé yo. La chica de la foto era mi hermana, Marian. Es la madre de Héctor.- Lo miro y me mira.- Ella no lo abandonó, David Heat iba a matarla, se vio obligada a dejarlo en el convento. Era muy joven, tenía dieciséis años cuando él la enamoró. Ella tenía la esperanza de que cambiaría y se enamoraría de ella. Le hacía cosas horribles,Laura. Y ella aunque sufría lo aguantaba, porque lo quería. Yo no supe nada hasta que la encontraron en un callejón,estaba muy mal, varios hombres la habían violado y golpeado. Fue cuando supimos que estaba embarazada de David. Milagrosamente el bebé estaba bien, cuando se enteró de que no había muerto, de que estaba viva y tenía un hijo de él, la mandó matar. Finalmente por desgracia a los dos días de dejar al pequeño Héctor en el convento, la encontró y la mató. Yo llevo toda mi vida escondiéndome, vine aquí buscando a Héctor. Para hacer justicia. Por eso te pedí ayuda, pero lo único que he conseguido es ponernos en peligro. Están siguiéndome,mañana voy a coger un autobús y volveré a huir. Perdóname, por haberte puesto en peligro, dile a Héctor que lo quiero. Y que siento no haber podido encontrarlo antes. Suerte.- Dios mío... miro a Héctor y está serio y parece enfadado.-
- Héctor,cariño...
- Estoy bien. ¿Es... mi tía? ¿Han matado a mi tía?
- Te quería. Tu madre te quería. No te abandonó por que fuera drogadicta, lo hizo para ponerte a salvo. Oh, cariño...- Lo abrazo y él me abraza, fuerte muy fuerte. Odio que sea tan hermético, que no me cuente lo que siente.- Hay que hacer justicia, por tu madre, por su hermana. Incluso por ti, cariño.
- No.
- ¿No? ¿Porqué?
- Ya sabemos la verdad, era lo que quería. Se acabó. Con esto se cierra el ciclo.
- Pero...
- No, Laura. Olvidemos lo que acabamos de ver. No haremos nada. Prométeme que no harás nada. Prométemelo.- No estoy de acuerdo, pero es su vida.-
- Está bien. Haremos lo que tu digas.
- Bien...
- Bueno, me voy. Tengo que ir a por las invitaciones. Volveré en cuanto pueda.
- Muy bien, señora Ruiz. La esperaré ansioso.- Sonrío lo beso y me levanto de su regazo. Me fui a recoger las invitaciones, a una tienda cercana. Andaba tranquila por la calle, junto con Víctor, cuando me sentí observada. Miré varias veces a mi alrededor,pero no vi a nadie.-
- ¿Se encuentra bien,señorita?
- Eh...sí. Sí.
- Está pálida y está temblando. ¿Está enferma?
- No, Víctor. Estoy bien. No pasa nada.- ¿Me estaría volviendo loca? ¿serían nervios? Un grupo de niños que estaban cerca de la tienda, cuando justo iba a entrar tiraron un petardo. Yo instintivamente al oír el petardeo, me agaché y me tapé la cara con las manos.-
- ¡Señorita! Levántese, son solo unos niños jugando con petardos.- Me cogió de los hombros y me levantó, el susto no fue nada comparado con la vergüenza que me dio. Empecé a llorar como una niña pequeña.-
- Víctor llévame a casa, por favor.
- Claro, venga señorita. Tranquila. Yo volveré después a por las invitaciones. Debería avisar al señor de que se irá a casa,para que no se preocupe.
- Sí. Gracias.- Ya en el coche, de camino a casa,llamé a Héctor. Le dije que no se preocupara,que solo estaba cansada. En cuanto llegué me puse una camisola y me heché en la cama. Me desperté tarde, eran las ocho y media,me levanté y fui al baño, me refresqué la cara y salí fuera. El salón estaba a oscuras, cuando entré ni siquiera lo vi.-
- ¿Como estás?.- Dí un respingo al sentir su voz.-
- Joder, que susto. ¿Qué haces ahí, a oscuras?.- Fuí hasta el interruptor y lo encendí, me miraba duro y enfadado, estaba sentado en el sofá,con la pierna cruzada y un vaso de whisky.- ¿Qué pasa?
- Eso me pregunto yo. ¿Qué pasa?
- A mi nada.
- ¿Estás segura? Yo no lo creo. No puedes estar bien, si un simple niño con un petardo es capaz de asustarte, en plena calle.
- Joder, con Víctor...
- Laura, ¿qué te pasa? ¿son nervios por la boda? ¿es por el vídeo?
- No lo se. Pero me siento observada. Como si alguien me siguiera continuamente, se lo que parece, pero no estoy loca. Ni me lo estoy inventando.- Él se levanta y se acerca a mi, me acaricia la cara con los nudillos.-
- Yo no creo que te lo inventes, ni que estés loca. Pero creo que todo lo que ha pasado estos últimos meses, te ha pasado factura. No estás bien, deberías buscar ayuda. Yo te ayudaré.
- ¿Un psicólogo?
- Conozco a una mujer...
- No.
- Laura,por favor.
- Ya tengo uno. Hace mucho que no lo veo. Pero... pediré cita e iré a verle.
- Es lo mejor,nena.- Y así lo hice, volví llamar al doctor Ribera y le conté todo lo que había pasado. Me sentí mejor después de una par de visitas. Ya no sentía miedo,ni creía que me observaran... Supongo que todo se reduce al miedo. Aunque me costara reconocerlo, aquel encuentro en el parking con Sebas, fue realmente traumático. Los fantasmas del pasado, una vez más acechaban mi presente. Y el vídeo de la tía de Héctor... Cada vez que lo recuerdo me dan escalofríos. Decido olvidarlo y hacer caso a Héctor, dejo el trabajo hasta que volvamos de luna de miel, así podré tener más tiempo para preparar la boda. Un mes es muy poco tiempo,suerte que Marta y Isabel me ayudan en todo. El recuerdo de mi madre me perturba, sobre todo cuando me pruebo el vestido y me veo con él puesto. La de veces que ella me hablaba de este momento, y ahora que por fin va a pasar, ella no está para verme. Para ayudarme. Para disfrutar conmigo, mis sentimientos están a flor de piel, y yo misma me doy cuenta. A la más mínima discuto con Héctor, la paciencia que me tiene,no tiene limites. Acordamos que yo saldría del apartamento de Marta. Así que esa noche dormiría allí. Me trae tan buenos recuerdos...y malos también. Un poco de todo. Me acuesto con la cabeza llena de rulos y aquella noche, como si de un presagio se tratara sueño con Sebas. En mi sueño corro deprisa en un laberinto de pinos, él me persigue y va detrás de mi. Héctor grita mi nombre una y otra vez y yo sigo corriendo hasta su voz. Parece que no lo voy a alcanzar nunca, corro y corro cada vez más deprisa, hasta que logro salir de ese laberinto. Héctor está de pie, mirándome con una sonrisa extraña. Voy hacia él hasta que veo que a su lado está Sebas. Se miran y ríen, se acercan despacio a mi, yo retrocedo unos pasos hacia atrás, pero tropiezo con una rama y caigo de culo.-
- Héctor,no. Por favor. Detente. Está a tu lado, ¿es que no lo ves?.- Él no contesta, sigue riéndose de esa forma tan extraña, tan cínica. Veo que lleva en la mano un cuchillo ensangrentado.- Dios mio, ¿que has hecho,Héctor?.- Alza su mano y sigue acercándose a mi. Va a matarme.- ¡No,Héctor,no!
- Lauri, despierta... venga,Lauri.- Marta me despierta con una sonrisa. Yo estoy temblando,llorando y empapada en sudor.- ¿Qué te pasa?
- Una pesadilla...
- Es normal, estás nerviosa. Venga, levanta. Hoy es el gran día...

Secretos Del Pasado 2   CómplacemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora