17-Clases de cooperacion magica

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Danielle

Lala se hizo una coleta y volvió a recostarse en la mesa de su pupitre. Cerró los ojos, y cuando Danielle pensó que por fin la iba a dejar en paz, volvió a susurrar con una sonrisilla maliciosa:

—No me puedo creer que le besaras.

Danielle rodó los ojos y volvió a pasarse las manos por la cara con desesperación. Siguió tomando apuntes sobre lo que el profesor Slughorn decía, mientras ignoraba a su amiga.

—Mi OTP es canon. Soy tan feliz—dijo otra vez la castaña, y sonrío. Danielle siguió ignorándola.

Primer día de clases después de pascua, Lala llevaba toda la mañana acosándola sobre el beso con James, y eso que solo eran las once de la mañana, pero Danielle ya estaba harta de ella. Aunque Danielle no entendía su alegría, aquel beso no significaba nada. Nada de nada. Ni para ella ni para James. Fue un hecho aislado, algo que nunca se repetiría. James no sentía nada por Danielle, cosa que había sido demostrada por el hecho de que el merodeador no le había mandado ni una mísera carta, y no habían cruzado ni una sola palabra desde que habían vuelto al colegio. Definitivamente James la estaba ignorando. Y aunque Danielle no quisiera admitirlo, eso no la hacía sentir para nada bien. Era como una profunda necesidad de escuchar su voz, o simplemente tener algún tipo de contacto con el. Definitivamente la pelirroja estaba perdiendo la cabeza.

—Sigo sin saber qué hace coqueteando con la estupida zo...

—Lala, no sabes ni quién es. ¿Puedes ni insultarla así tal cual?—la interrumpió Danielle con impaciencia.

Lala y Danielle se dieron la vuelta. mirando al fondo de la clase. James estaba sentado al lado de una rubia de Ravenclaw. El merodeador la susurraba cosas en el oído, y ella soltaba de vez en cuando una risita tonta y aguda.

—No me cae bien. Tiene cara de caerme mal.

Danielle volvió a mirar a la chica. Era rubia, con los ojos azules brillantes y un pintalabios rojo que se veía a kilómetros de distancia. Danielle no sabia ni su nombre, pero tampoco le caía bien, y sabía perfectamente cuál era la razón: estaba sentada coqueteando con James. Sin embargo nunca le admitiría eso a Lala, a sí que optó por mentir.

—Tiene pinta de ser amable. No se, no puedes juzgar a la gente sin conocerla.

—¿Por qué no? Si la chica parece una pu...

—Lala, simplemente tienes que intentar conocer mejor a la gente. Tal vez te estés perdiendo a alguien increíble.

Lala la miró con su típica mirada de "¿vas en serio?" Y señaló a la chica.

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¿Quieres salir conmigo pelirroja? | 3º GeneracionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora