22-¿Enserio aun le odias?

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Danielle

—Y no quieres volver a verle en tu vida—repitió Lala—pues siento destrozar tus sueños e ilusiones, pero aún te queda un año de colegio a su lado.

Danielle rodó los ojos, mientras saco otra grajea del paquete, y se volvió a balancear en la hamaca. Se la metió en la boca, comprobando antes que no fuese de un color muy sospechoso. El verde que pensó que sería manzana acabó siendo moco, por lo que la escupió en las hortensias de su madre.

—Me mudo a Bulgaria, a Drumstrang... Todo con tal de no tener que volver a verle la cara.

Lala se rió mientras masticaba su chicle de calabaza de manera sonora, haciendo pompas que luego se explotaban en sus labios y alrededor de estos.

—No puedes evitarle toda tu vida. Te recuerdo que este verano vamos a tener que entrenar con el equipo, James ha insistido, además ¡qué haría yo sin mi querida amiga!—dijo Lala abrazándola con fuerza.

Danielle volvió a balancearse en la hamaca de su jardín, donde Lala y ella estaban tumbadas, tomando tranquilamente el sol de Julio. Las clases habían acabado hace dos dias y Danielle no podía estar más feliz  por no tener que volver a ver a James en dos meses.

—No pienso ir, le voy a decir que estoy de vacaciones todos los días.

Lala tomó un sorbo de su limonada mientras se incorporaba. Llevaba una trenza que empezaba en la parte de atrás de la cabeza y acababa un poco más abajo de los hombros. Lala se había vuelto a dejar el pelo corto, porque decía que si no, no aguantaba el calor del verano.

—Haz lo que te parezca bien, pero espero verte el uno de septiembre esperando impacientemente a tus amigas. Además, no me puedes abandonar todo el verano como Nico.

Su amigo se había ido a pasar todo el verano a la casa de sus abuelos en Mallorca, y Danielle no le había visto quejarse de pasar todo el verano montando en moto acuática y conduciendo la lancha de sus abuelos.

Aunque Danielle solo podía pensar en cómo James le había arruinado todo el curso, haciendo que se sintiera confusa por lo guapo y adorable que era. Y eso era la razón por la que lo odiaba.

¡Además, que se creía este chico! ¿Qué iba a usarla para engañar a su novia? No señor, Danielle Lancaster no era el entretenimiento de una noche de James, ni mucho menos. No iba a dejarse engañar por sus estupidas apuestas sobre el Quidditch, ni por sus perfectos abdominales ni su adorable sonrisa. ¡Este curso iba a ser distinto! Nada de perder la cabeza por idiotas mujeriegos a los que no le importas.

—Es idiota... Le odio, le odio, le odio...—se puso a murmurar mientras Lala jugueteaba con una vieja snitch de juguete que tenía Danielle tirada por el jardín.

—Danielle, llevo dos dias contigo y solo hemos hablado de James y tú odio hacia el... ¡Así no se olvida una de un chico!

No podía dejar de pensar en todos los hechos ocurridos durante aquel año, que la llevaban a cuestionarse su salud mental. Primero, el estar castigada y destrozar el baño de prefectos con espuma le pareció divertido, luego, aceptó ir a su casa en vacaciones, ¡y se peleó con una chica por el! Tercero, le beso, ¡ella beso a James Potter! ¡Acepto unas rosas suyas! ¡Salió con Dylan solo para olvidarse de el! Y para colmo acepto las ideas estupidas de su hermana, y le invito a su casa, ¡donde lo volvió a besar!

¿Quieres salir conmigo pelirroja? | 3º GeneracionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora