¿Quieres salir conmigo pelirroja? | 3º Generacion

19-La maldicion Potter

Danielle

Lala cogio el vestido de la cama y se lo puso delante, viendo cómo le quedaba.

—Parece incomodo—comentó, y volvió a dejarlo donde estaba.

—Pues no lo es—respondió Danielle mientras llenaba su mochila de libros—tiene un color precioso, me encanta.

Lala resopló y rodó los ojos, mientras volvía a sentarse en su cama. Empezó a canturrear el himno de su equipo de fútbol muggle favorito, del que era una fanática perdida. Acabo cantando en voz alta, mientras saltaba en su cama, cosa que Danielle ignoró por completo.

—¡Madrid! ¡Madrid! ¡Hala Madrid! ¡Y nada más! ¡Y nada más! ¡Hala Madrid!

—Cada día te vuelves más rara—dijo Andy levantando la vista del libro que estaba leyendo tumbada en su cama.

Andy y Julia también estaban con ellas en la habitación. Acaban de acabar las clases, y aquella noche era el baile, así que estaban todas allí para prepararse. Danielle había escogido un vestido azul oscuro, con detalles en pedrería, que tenía un corte princesa hasta las rodillas precioso.

—Es que me aburro. Odio prepararme para los bailes.

—¿Vas a ir? Menuda sorpresa...—dijo Julia.

Lala nunca iba a ningún baile de ningún tipo. Decía que le aburría. Muchos chicos le habían pedido ser su pareja, pero ella le había dicho que no a todos, lo que les había echo pensar a Danielle y las demás que Lala no iría al baile de aquella noche.

—He decidido ir a reírme de Danielle.

La aludida le fulminó con la mirada, mientras que Lala le lanzaba un beso.

Danielle iba a ir con Nico al baile, para sorpresa de todos, incluso para ella misma. La verdad es que había sido todo un poco improvisado, es más, Danielle había dicho que iría con el Ravenclaw solo para que James no supiera que iba sola. Patético, Danielle se avergonzaba mucho de sí misma, y Lala no perdía un segundo para recordarla lo pringada que era. Su amiga era todo un amor...

—Pensaba que irías con James... Ya sabes, como por fin has admitido tu amor incondicional—dijo Andy.

—¿James? ¡Ya no me gusta!—dijo Danielle rápidamente. Andy la miró con cara de confusión y Julia también. Solo Lala se dio cuenta de que mentía.

—¿Enserio?—pregunto Julia.

—Totalmente enserio—respondió la pelirroja con seguridad, agradeciendo interiormente el que Lala se hubiera quedado callada. Julia y Andy se miraron sonrientes.

¿El porque había hecho eso? Ni ella misma lo sabía. Supongo que sentía que cuanta menos gente lo supiera, mejor. Con Hope, Lala y ella misma era suficiente. Confiaba plenamente en Andy y en Julia, solo que sentía que amistad con ellas no era tan fuerte como la de Lala, y no quería que gente de más supiera un secreto con tan poca importancia.

Y es que, cada vez se daba cuenta de que lo de James no era ni un capricho ni un amor pasajero. Estaba perdidamente enamorada del merodeador, aunque su forma de expresarlo fuera un pelin extraña. Era un amor-odio, que Danielle no podía evitar de ninguna manera. Aunque cada día su relación con james mejoraba, no llegaban a caerse bien del todo.

—Debería entrar ya en la ducha—dijo Andy levantándose de la cama. La rubia cogio su neceser y pasó al baño. Lala siguió saltando en la cama mientras se reia de la revista Corazón de Bruja.

Danielle se puso a preparar su neceser, pues era la siguiente en la ducha. Andy había pasado la primera porque solía tirarse años ahí dentro, además de que la rubia era una maniática: el agua con el que se duchaba tenía que estar ardiendo, literalmente.