14- Rosas de felicitaciones

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James

¿Sabéis lo difícil que era un examen de aparición? James no, y por eso, cuando le dijeron que tendría que hacerlo aquel fin de semana, no se preocupó mucho. No era muy malo en eso de desaparecer de un lugar y aparecer en otro, pero no era el mejor.

El había cumplido los diecisiete años el cinco de febrero de aquel año, justo una semana antes de la ruptura de Danielle con Dylan hacía ya casi un mes, lo que le daba el derecho de presentarse al examen, y tener su oportunidad de pasar sus primeras vacaciones chinchando a su hermano haciendo magia y desapareciéndose por toda la casa.

Se desperezó el día del examen, un precioso dos de marzo. Hoy iba a ser un gran día, no sólo porque tenía aquel importante examen, si no porque era el cumpleaños de su pelirroja favorita –que compartía el puesto con su madre, su hermana, todas sus primas...– Danielle Lancaster.

James se había convertido en la persona más feliz del mundo tras haberla abierto los ojos en cuanto al indeseable de Dylan –gracias a Merlin antes de que la cosa fuera a más– y haber conseguido que Danielle se enterara de que le estaban poniendo los cuernos. Danielle había montado un escándalo en el gran comedor gritando con un hechizo amplificador de voz que Dylan y Amelia habían estado besándose por los pasillos, engañándola, haciéndola quedar como una tonta... No habían faltado los insultos sobre la facilidad que tenía Amelia de aceptar besarse con alguien, ni lo mucho que engañaba Dylan en cuanto a su personalidad. Había terminado su discurso insultandoles juntos, según palabras textuales de la pelirroja «no esperéis que nadie vuelva a salir con vosotros, pareja de...» y luego dijo una palabra malsonante por la que estuvo una semana castigada por McGonagall. Venganza modo pelirroja.

Ahora Danielle solía conversar con James de manera animada, amable y riéndose, como si nada hubiera pasado entre ellos antes. Se habían vuelto amigos, y por mucho que a James le gustara molestar a Danielle, aquella situación le gustaba mucho más. Sin embargo era muy consciente de que no pasaría mucho tiempo hasta que él la molestara y ella se enfadara con el.

—¡James Sirius!—exclamó Lala

James se dio la vuelta y vio a Lala bajando las escaleras apresuradamente para poder alcanzarle. La azabache se paró en medio de la escalera y apoyando las manos en sus rodillas respiró profundamente como si llevara un buen rato persiguiendo al merodeador.

—¿Qué quieres? Llego tarde a encantamientos...—murmuró James. A él no le importaba llegar tarde o no, simplemente tenía ganas de pasar una hora con el profesor Flitwick debido a que estaban haciendo un trabajo en grupos, y él iba nada más y nada menos que con Danielle.

—Vamos James, quedan dos semanas para Pascua, y aún no te has declarado

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—Vamos James, quedan dos semanas para Pascua, y aún no te has declarado.—dijo Lala cruzándose de brazos desaprobatoriamente.

James resopló y recordó aquella estupida promesa. Si no tenía cuidado, Lala sería capaz de soltarle antes de tiempo a Danielle que él estaba enamorado de ella. Había prometido en Navidad –justo antes de que Danielle y Lala se fueran de su casa– que en Pascua confesaría todo a Danielle, pero James no se sentía listo. Quería que las cosas fueran de forma natural con Danielle, ya había intentado pedirla salir millones de veces –no muy enserio– y ella se había negado, y no quería volver a estropearlo todo entre ellos. Definitivamente le iba a decir a Lala que olvidará todo aquello y que dejará que las cosas surgieran naturalmente, si es que algún día llegaban a surgir. Además, ¿porque estaba tan interesada ella en su relación amorosa con Danielle?

¿Quieres salir conmigo pelirroja? | 3º GeneracionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora