Capítulo 3: 'Una insensatez'.

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Capitulo 3.

No sé en qué momento de la noche me quedé dormido y no me habría dado cuenta de que habían pasado varias horas de no ser porque la alarma del trabajo comenzó a sonar. Cuando desperté lloraba tanto como cuando me había quedado dormido, por eso no me percaté del tiempo pasado. Sentía el cuerpo demolido y los ojos ni siquiera se me abrían más de dos milímetros. Me golpeé el dedo chiquito del pie cuando iba al baño y maldije a Donghae por ello.

Tuve que ir con gafas oscuras al trabajo a causa de mis hinchados ojos y Kyuhyun no perdió oportunidad de molestarme.

-¿Y esos anteojos mono feo? ¿Piensas que te hacen ver más apuesto? Oh... no ya sé, seguramente estuviste de putas anoche –se irguió mirando a todo el mundo a nuestro alrededor -¿Pueden creer que Lee ya ha comenzado a festejar sus navidades? Hasta se ha colgado las bolas rojas del árbol de navidad en los ojos y bueno... no sé si las otras también estarán rojas pero me juego a que vacías seguro. Un momento ¿eran putas o maricones?

Toda la oficina se rió de mí. En otras circunstancias me las habría cobrado soltando algo igual de ingenioso y vergonzoso en su contra, pero en estas circunstancias descargué mi puño en su mandíbula y grité:

-¡Al menos yo tengo las 'bolas' de aceptar que he amado a un hombre, no como tú que te las cortarías antes de admitir que bebes los vientos por Minie! –vi cómo se ponía rojo, ya sea por vergüenza o por ira, mientras se sobaba donde lo había golpeado. En el momento exacto en el que vi la rabia de sus ojos supe que iba a arrepentirme de mi arranque.

Kyu inmediatamente se me echó encima y me devolvió el golpe.

-¿Y de qué mie**a te ha servido a ti tener 'esas bolas'? Al final Donghae ha sido inteligente y te ha dejado porque sabe que eso está mal.

Cuando Kyu mencionó aquel nombre la rabia se desinfló en mi pecho y eché los brazos a los costados dándome por vencido, me resultaba más imperioso, en ese momento, contener las lágrimas que amenazaban con brotar de nuevo.

La directora del departamento nos vio, nos hizo un llamado de atención y nos suspendió por dos semanas no pagas. La verdad no me importaba, aunque mi sueldo se iba a ver reducido a la mitad; últimamente gastaba tan poco que en realidad, más allá de latas interminables de ramen instantáneo, cerveza, impuestos y lo mínimo en gasto de servicios, me había ahorrado más de la mitad del sueldo durante casi ocho meses.

-Lo siento, Kyu –me disculpé sinceramente cuando salimos al aparcamiento. Él se volteó enojado y dispuesto a seguir la discusión pero algo en mi cara lo hizo cambiar de opinión.

-Tampoco hacía falta que te pusieras a llorar –dijo en broma y, sorprendiéndome, me abrazó -¿Qué sucede Hyuk?

Yo no sabía que lloraba, me enteré que estaba haciéndolo cuando me toqué las mejillas mojadas. No sabía qué responderle a Kyu, estaba seguro de que si abría la boca para decir algo lloraría como bebé. Sin embargo, una palabra salió como un suspiro amenazador.

-Hae...

-Hyuk, ya olvídalo. No vale la pena, no sabe apreciarte –trató de consolarme.

-No es eso, es que... él... -no pude seguir.

-¿Le sucedió algo? ¿Supiste algo de él? –me resultó imposible responder con palabras así que solo asentí –Vamos, te invito a tomar unas cervezas en mi casa y me cuentas.

Ni asentí ni negué. No sabía si podría contarle lo que había sucedido pero, de seguro, no quería volver a mi casa; allí estaba ese cuaderno que era el equivalente a tener la presencia constante de Hae en el lugar.

No me odies, yo te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora