Capítulo 13: Blancanieves.

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Seguí al doctor Choi hasta el ala este, según me explicó, lo habían regresado a su habitación y lo monitoreaban desde allí.

Lo primero que noté, incluso antes de entrar, fue el sonido de la música clásica proveniente de la habitación. Siwon abrió la puerta y me encontré con Leeteuk, Heechul y dos miniaturas sentadas al lado de una cama. Reconocí la rubia cabellera de una de esas miniaturas a pesar del tiempo que llevaba sin verle: era Henry. Apenas el niño me vio, saltó del asiento y corrió a abrazarme.

-¡¡¡¡Hyuuuuuk!!!! –hasta ese momento, no me percaté de lo mucho que lo había extrañado. Para Donghae y para mí Henry era como nuestro hijo postizo. Cuando él llegó al orfanato nosotros teníamos 17 años y una relación bastante estable. Henry apenas tenía un añito y era la cosita más mona que habíamos visto en el mundo, era inteligente, dormilón y mañero; se pasaba todo el día durmiendo y por la noche sólo lo hacía si Hae le cantaba y yo lo mecía mientras dábamos una vuelta por el jardín, de otra forma tenía energías para jugar incansablemente. Sobra decir que le tomamos mucho cariño y que lo consentíamos más que nadie, incluso, averiguamos las maneras en las que podíamos adoptarlo, pero todas incluían una nueva nacionalidad para todos. Sin embargo, lo habíamos pensado seriamente y no dejaba de ser una posibilidad.

Alcé al niño en mis brazos y lo apreté fuerte. El hecho de que me hubiese alejado de él era porque representaba el futuro que Hae y yo habíamos planeado y que yo había desechado en los últimos meses. Tenerlo así me hacía reflexionar sobre todas las maneras en las que me había autoflagelado emocionalmente en este tiempo.

-¿Cómo has estado sleepy? –ese apodo le había puesto mi pez alegando que el niño dormía tanto como el enanito dormilón del cuento de Blancanieves.

-Muy aburrido y triste sin mis appas ¿ya no me quieres Hyukee?

Esa pregunta me hizo sentir miserable. Había sido tan egoísta en mi dolor que había acabado arrastrándolo inconscientemente a él también.

-¿Cómo no voy a quererte pequeño? Yo te adoro.

-¿De verdad?

-Claro que sí. Tú eres mi niño consentido y te quiero mucho.

Los ojitos se le pusieron brillantes de lágrimas y rodeó mi cuello con sus bracitos apretando tanto que casi me asfixiaba.

-Yo también te quiero appa – apreté más mi abrazo y luego le di un beso en la frente.

-¿Quién es tu amiguito Sleepy? –le pregunté refiriéndome al otro niño que se nos había quedado mirando. Era extraño, tenía los ojos de un oscuro color gris, el cabello negro como la noche y unas facciones afiladas enmarcando su rostro. Era guapo pero no podía decir que fuera lindo porque su mirada era penetrante y me inquietaba, además no sonreía.

-Es Gruñón.

-¿Gruñón?

-Sí, appa Hae le puso así porque es como el enano gruñón. Pero su verdadero nombre es Haru.

Así que ese era el niño al que Donghae le había tomado tanto aprecio...

-Ven, te lo presentaré –dijo Henry y me llevó hasta donde estaba el niño, justo al lado de la cama, pero no me atrevía a mirar hacia allí, no todavía.

-¿Quién es él Sleepy? –preguntó el niño cuando nos acercamos e hizo un movimiento como queriendo proteger a quien se encontraba tras él -¿Por qué lo traes donde está Blancanieves?

¿Blancanieves? ¿Los niños jugaban a que Hae era Blancanieves luego de morder la manzana envenenada?

-Él –dijo Henry señalándome –es el príncipe.

No me odies, yo te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora