La amabilidad del Prícinpe

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¿Alguien reconoce este fic? Bueno, pues quizá lo hayan visto en Cemzoo (creo desapareció o se convirtió en Fanficslandia) y quizá lo vieron en fanfiction.net. En el primero estuve como MANA_DMG y ahora en casi todas mis cuentas me encuentran como ManaKarin :D

Decidí retomar éste fic que abandoné >.< Hace como 8 o 9 años lo inicié (si, fue uno de mis primeros fics T_T) y no lo he concluido, así que ahora lo revivo y lo retomo :D

Advierto que los primeros 20 capítulos (donde lo dejé), los dejaré tales cuales sin corregir nada de la historia, lo único que corregiré será la ortografía o errores de dedo, de ahí en fuera lo encontrarán igual hasta que en el capítulo 21 empiece a escribirlo :D Sin más, los dejo con el fic ^0^

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Hoy he decidido comenzar un diario porque el Príncipe me lo ha regalado, así que creo debo empezar con eso.

Mi nombre es Mana, tengo 8 años y vivo en el palacio del Faraón.

Esta mañana me levanté más temprano de lo acostumbrado, así que me dirigí a la habitación del Príncipe para ver si ya había despertado, pero como era de esperarse, aún dormía. Luego fui a la habitación de Mahad, pero al igual que el Príncipe, aun no despertaba. Decidí salir al jardín a pasear un rato.

Después de un rato de caminar, mi estómago comenzó a gruñirme de hambre, pero el desayuno no lo servirían hasta que el Faraón y el Príncipe se levantaran. Decidí regresar al palacio, y en el camino vi un árbol de manzanas. Me acerqué al árbol para tomar una, pero me quedaban demasiado altas, así que comencé a saltar lo más alto que pude, pero una mano agarró mi objetivo, al voltear, vi al Príncipe con una sonrisa.

−Toma Mana −me dijo y me dio la fruta.

−Gracias Príncipe −agradecí devolviéndole una sonrisa.

Él, es el príncipe Atem, hemos sido amigos desde que recuerdo, él tiene un año más que yo.

Comencé a comer la fruta cuando llegó Mahad y enseguida empujó al Príncipe para tomar su lugar en la mordida de una serpiente que estuvo a punto de lastimar al Príncipe. En su lugar, Mahad fue herido.

El Príncipe actuó de inmediato y succionó el veneno del brazo de Mahad, lo único que pude hacer fue llorar, porque pensé que perdería a un amigo.

Cuando el Príncipe salvó a Mahad, no pude dejar de llorar; el Príncipe y Mahad se acercaron a mí para consolarme.

−Ya no llores Mana −me dijo el Príncipe mientras ponía una mano sobre mi hombro.

−Estoy bien −me dijo Mahad enseñándome su brazo con dos marcas de los dientes de la serpiente− Esto cerrará pronto.

Ambos se preocupan por mí, siempre me cuidan, aunque la prioridad de Mahad es proteger al futuro Faraón de Egipto, como él lo diría. Mahad tiene cuatro años más que yo, es muy serio y siempre sigue las reglas, yo creo que debería divertirse de vez en cuando.

Simón, el consejero del Faraón, llegó para llamarnos a desayunar.

−¿Qué sucedió? −nos preguntó al ver mis ojos llorosos.

Simón vio el brazo de Mahad y enseguida se lo llevó para curarlo.

−Ya no llores Mana −volvió a decirme el Príncipe− ¿No tenías hambre? Vamos a desayunar, Mahad estará bien.

Finalmente nos dirigimos al comedor. Cuando llegamos, el Faraón ya estaba en la mesa.

−Buenos días Alteza −saludé aun un poco triste.

El diario de ManaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora