¿Qué está pasando?

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Han pasado ya dos años; he avanzado bastante en mis hechizos, Atem se integró hace un año al grupo de magia, pero como estaba atrasado, ahora toma clases conmigo. Bakura viene a visitarme de vez en cuando, pero por alguna razón, más de la mitad de las veces es a escondidas. En cuanto a los ataques... al principio eran muy frecuentes, pero después de un mes han disminuido, parece ser que ya no buscan mas que hacer acto de presencia... aunque ayer fue la excepción.

Por estos últimos años, mi rutina no cambió mucho, sólo dos cosas: mi convivencia con Atem y mis nuevas clases.

Ya era hora de una nueva sesión, recién había comido y una vez más en la semana, se me hacía tarde para llegar.

−¡Mana! −oí la exclamación de mi maestro con enfado− ¡Otra vez llegas tarde!

−Lo siento −me disculpé mostrando algo de travesura sacando la lengua y cerrando los ojos− Pero repetí postre.

−Mana, ya hemos hablado de la responsabilidad más de una vez y parece que no entiendes −seguía regañando.

−Si lo entiendo –contesté− Es sólo que no me gusta seguirlo.

−Sabes que seguir las reglas son importantes para...

−"Tener un orden como personas civilizadas que somos" −dije al mismo tiempo que mi instructor.

−Bien –dijo tras suspirar– El día de hoy, la clase se las dará Isis, ella será una mejor instructora para las curaciones.

−Hola Isis –la saludé al notarla sentada en una silla viendo nuestra escena– Oye. –llamé a Mahad empezando a murmurar– Pensé que tú también habías sido de los mejores en esa área.

Mi maestro se arregló la voz con algo de nerviosismo.

−Bueno es que... −estuvo a punto de contestarme.

−Por fin llegué –oímos la voz del alguien entrar al lugar.

−¡Atem! –exclamé contenta olvidándome de la respuesta de mi maestro.

−Alteza –hizo reverencia al igual que Isis.

Después de un par de años, ya nadie me dice nada si le digo a Atem por su nombre, tengo todo el permiso y nadie me dice nada.

−Espero no haber llegado muy tarde –decía mi amigo de ojos violetas.

−Usted tiene el permiso, sé que tiene otras cosas que hacer –comentaba Mahad.

−Aunque cada vez llega más temprano –agregó Isis en modo de cumplido.

−Es verdad –apoyé la idea mirándolo con una sonrisa.

−Será mejor empezar –siguió mi maestro– Como le decía a Mana, hoy Isis será la instructora, pues es una de las más habilidosas en cuestión de curaciones y recuperación.

−Pero tú...

−Será mejor comenzar. –interrumpió mi maestro a Atem antes que pudiera decir más– Isis ¿Nos haces el favor?

Ella asintió con la cabeza dando un paso al frente.

−Empecemos con lo siguiente –anunció la ojiazul.

Un estruendo interrumpió la clase llamando nuestra atención, las sombras a las que tanto temía aparecieron, pero después de tanto tiempo atacando el palacio, eso no duraría.

−Pero esta mañana ya habían venido –se oyó decir a Mahad.

Efectivamente, en la mañana ya había habido un ataque, usualmente los ataques eran uno por semana y a veces hasta tres, pero hacía tiempo que no era más de uno en un sólo día. Era algo inusual, pero realmente yo no le di importancia, ahora esos seres los veo como una forma de entrenamiento.

El diario de ManaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora