El enemigo se revela

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Una larga semana sin mis amigos y ¡por fin regresaron! Así es, regresaron hoy por la tarde.

Me desperté por la mañana no muy animada, hace dos días que no sé nada de Bakura, pero decidí no darme por vencida con el entrenamiento. Como todas las mañanas, me dirigí a desayunar para ir a practicar. En el jardín, me encontraba a punto de finalizar mi entrenamiento diario cuando escuché mucho alboroto en el gran salón y me dirigí de prisa al lugar.

Al llegar, vi a mucha gente dentro, no podía distinguir a los presentes por la multitud ahí.

−¡Mana! −oí un grito que me hizo voltear en dirección de la voz.

−¡Atem! ¡Mahad! −exclamé al ver a los chicos y corrí donde ellos abrazando a Atem con fuerza− Los extrañé tanto... −decía casi llorando y abrazando a Mahad.

−Nosotros también te extrañamos −contestó Atem sonrientemente− ¿Qué has hecho en nuestra ausencia?

−Supongo que has estado practicando y estudiando −dijo Mahad con una leve sonrisa.

−¡Si! −exclamé emocionada− Ya puedo desaparecer las sombras como ustedes.

−¿Cómo? −preguntaron con extrema sorpresa al unísono.

−Esas sombras estuvieron aquí hace unos días y pude detenerlas, no como ustedes porque... −contaba.

−¿Estas bien? ¿No te pasó nada? ¿No te hirieron? −me preguntó Atem apresuradamente mientras me veía de pies a cabeza.

−No, Bak... ¡Pude hacer el hechizo! −me corregí− No puedo dejar que sepan que Bakura se me te a escondidas al palacio-pensé.

−Creo que has avanzado bastante −dijo Mahad− Felicidades, pero debes tener cuidado.

−Si −siguió Atem− Pero me alegra que estés bien. Era lo que me preocupaba cuando nos fuimos.

−¿Le preocupaba? −pensé prácticamente ignorando a Mahad− Pero...

−Con que hubo otro ataque −me interrumpió Seth, quien se acercaba mirándome fríamente.

−Si −contesté intimidada por su mirada. Seth volvió a mirarme y se fue.

−Muéstranos tus nuevas habilidades −pidió Mahad mirando a Seth vigilante.

−Si −contesté con emoción olvidándome del aprendiz.

−¿Y saliste del palacio en nuestra ausencia? −preguntó Atem con mirada acusadora... en ese momento se me figuró a Mahad que parece que no tiene otra mirada para mí.

−¡No! –exclamé− ¿Por qué?

−¿No viste a tu "amigo"? −volvió a cuestionarme con extrema curiosidad.

−No –mentí− Es verdad, ellos no saben que me viene a visitar− No lo he visto, todo ha estado muy aburrido.

−Parece ser que ya empiezas a seguir las reglas −comentó Mahad.

Atem me miró un poco desconfiado de mi palabra −Creo que se dio cuenta −pensé.

−Probemos tus habilidades −insistió Mahad.

Quería sacarle la idea a Atem de que mentía, así que después de la petición de Mahad formulé el hechizo nerviosamente sin darme cuenta que lo esparcí por todo el salón lleno de personas. Mi hechizo, afecto a todos los presentes con excepción de mí.

−¿Ven? −pregunté enseguida y dándome cuenta de lo que había hecho− ¡Ah! ¿Qué hago? −pregunté en voz alta alarmada− ¿Qué hago?

Estaba completamente nerviosa por lo sucedido que no supe cómo actuar. Pasó un rato y ya me estaba tranquilizando, pero un estruendo me asustó. Un enorme dragón entró por su propia puerta al salón destruyendo una de las paredes del palacio.

El diario de ManaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora