Estudiando magia

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Al siguiente día desperté a la hora que acostumbro, no me emocionaba mucho la idea de estudiar por mi propia cuenta, pero al menos podría aprender algo de utilidad.

Me dirigí al comedor para el desayuno y aunque Atem y Mahad intentaban animarme, no pude evitar seguir sintiéndome mal. Finalmente, al acabar con el desayuno, nos dirigimos al salón, así recibiría el libro que el Maestro Kazuke me tenía preparado.

Aún recuerdo a Atem tratándome de animar, al momento talvez no lo sentí de la misma forma, pero cuando lo pienso, me hace sentir tan bien... no sé por qué, pero es algo muy lindo lo que siento al pensar en eso.

Al llegar frente a la puerta del salón, Mahad tocó como de costumbre y educación.

−¿Podemos pasar? −preguntó.

−Si −se oyó una voz− Adelante.

Mahad abrió la puerta y entramos enseguida.

−Buenos días −saludaron Atem y Mahad.

−Buenos días −saludó el profesor de magia haciendo una reverencia a Atem.

−Buenos días −saludé un poco más animada.

−Buenos días pequeña −me dijo el profesor y enseguida de un movimiento apareció un libro grueso de color verde y me lo entregó− Toma −me dijo con una sonrisa− Aquí encontraras lo básico.

−Gracias −agradecí alegremente, ya que debo admitir que a pesar de mi descontento al no ser oficial, sé que puedo aprender algo− Muchas gracias.

Atem y Mahad sonreron al ver que mi entusiasmo regresaba.

−Por ahora sólo puedo darte eso, pero creo que te será útil −dijo el Maestro Kazuke.

−Si −dije con una sonrisa natural− Me iré a estudiar.

−Adelante −me dijo con una sonrisa.

−Hasta luego chicos −me despedía con la mano corriendo hacia la puerta− Prometo aprender algo para cuando salgan −lo último que vi, fueron sus caras sonrientes.

Después de esto, salí del salón y me dirigí directamente a la biblioteca, donde al llegar me senté de inmediato en el lugar vacío más cercano, abrí el libro y antes de empezar mi lectura me paralicé por un momento. Un escalofrío recorrió mi espalda en tan sólo unos segundos, pero a la misma velocidad a la que llegó, se fue y continué con mi tarea.

−¿Qué habrá sido eso? −me pregunté, pero ignorándolo enseguida− Será mejor que me apresure con esto −dije sonriendo− Debo aprender por lo menos un hechizo antes de que Atem y Mahad salgan de sus clases, se los prometí y lo voy a cumplir.

Durante los primeros minutos me mantuve entusiasmada, pero lo mío no es la lectura y comencé a aburrirme dejando el libro sobre la mesa de lectura y dando un enorme suspiro.

−¡Esto no es como lo imaginaba! −exclamé con voz fuerte.

El encargado de la biblioteca se puso enfrente de mí con cara de reproche y antes de que pudiera decirme algo, me escondí en la silla.

−Si deseas estar aquí será mejor que no hagas escándalo −me dijo mientras bajaba más de mi asiento− Hay personas que puedes distraer.

Cuando acabó, salté de la silla −Pero soy la única en el lugar −reproché haciendo que la persona mirara a su alrededor vacío.

−Pero aun así no debes hacer escándalo −me dijo para finalmente marcharse.

¿Quién entiende a los adultos? Te dan una razón para que no hagas ciertas cosas, pero si esa razón está ausente te siguen regañando.

El diario de ManaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora