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Harry simplemente me miraba a los ojos. Las yemas de sus dedos acariciaban la marca y, para mi absoluto asombro, estaba planteándome seriamente ronronear.

Estábamos tirados en la cama, yo con una de sus camisetas y él con solo unos pantalones de deporte puestos. Su mano bajó por mi cuerpo, acariciando la tripa que estaba sorprendentemente grande para estar de dos meses. Se acercó por fin a mí y besó mi nariz, mis mejillas y mis labios sin profundizar demasiado. Eran ligeras caricias.

"Feliz cumpleaños" susurró sobre mi piel, haciendo que me estremeciera. Las yemas de sus dedos se pasaron lentamente por mis brazos en una delicada caricia, pasando su boca por mi cuello hacia la marca y lamiéndola, curándola un poco con ello.

"Gra-gracias" susurré.

"Tengo algo para ti" dijo entonces, levantando la cabeza de mi cuello. Le miré con curiosidad.

"¿Me has comprado un regalo?" Me senté en la cama cuando vi que se levantaba e iba a su mochila. Se acercó de nuevo, con las manos detrás de la espalda y una enorme sonrisa. Se sentó de nuevo en la esquina, sacando una de las manos de su lugar y agarrando las mías.

"Pensé... Pensé en comprarte un anillo. Realmente lo hice. Estaba frente al escaparate, mirando cientos de anillos diferentes y de todos los tamaños. Y, entonces, miré por el reflejo y vi una tienda de electrónica. Y me dije... ¿Por qué gastarme el dinero en algo que le puede gustar cuando me lo puedo gastar en algo que le va a encantar?"

"Harry..." Sólo esperaba que no fuera lo que yo creía que fuera porque me moriría. Literalmente lo haría.

"Así que, Louis Tomlinson" se arrodilló frente a mí y sacó una caja grande detrás de la espalda. "¿Quieres casarte conmigo para ser el cargador de mi maltrecho corazón y la red wifi de mi alma sin datos?"

Abrí la caja para encontrarme un MSI GT80 Titán, el ordenador portátil más maravilloso del mundo. Era una enorme máquina genial que valía para todo. Sólo necesitaría un par de arreglillos para que fuera como mi antiguo ordenador, ya que nunca había podido costearme uno nuevo, yo mismo lo había montado.

"Dios, Harry" dejé a un lado el portatil y me lancé a sus brazos para abrazarle. "¡Sí! ¡Me casaré contigo!"

Harry agarró mi cara con las manos y me besó.

"Te quiero tanto"

"Va a ser la boda del siglo"

"La boda geek del siglo"

"No deberías haberte molestado, yo podría..."

"El ordenador está a mi nombre, así que es legal tenerlo y hacerle mejoras para que no te rastreen, puedes hackear con él, no te preocupes" me puso de nuevo el ordenador en las piernas. "¡Pruébalo!"

"Creo que antes necesitamos alimento" puse la boca como un pato y los ojos bizcos. "Tenemos hambre"

"¡Marchando una ración de tortitas!"

Me reí por lo bajo, pero lo saqué de la de la caja. Necesitaba primero que se descargara antes de empezar a cargarlo, así que rellené toda toda la información necesaria, la que no me tomó más de unos segundos, e inicié sesión en mi correo. Llevaba sin meterme varios días, ya que sólo podía hacerlo en la universidad y estábamos de vacaciones de Navidad. Tenía varios nuevos correos, pero uno de ellos fue el que llamó mi atención.

Código binario (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora