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Había pensado hacer un grupo de whatsapp por si a alguien le interesa! Si queréis avisad por privado :)

Estaba abrazado a la almohada mientras Harry daba vueltas por el cuarto. Estaba con el ceño fruncido y una expresión enfadada.

Habían pasado tres meses desde que descubrimos que no era todo una verdadera locura, sin embargo, cuando traduje la información del archivo, era una especie de lista de pedido.

No había nada que sacar de ahí.

El hombre que decía ser el profesor venía todos los días a clase y la daba. Pero hasta Niall dijo que había algo extraño en él.

Respiré hondo, sintiendo los calambres.

Ahora, os preguntaréis. ¿Está Harry enfadado por lo del profesor? ¿Por sus notas? (Que fueron increíblemente buenas) ¿Porque Niall se comió todo los pasteleros que hice?

No, claro que no.

Acabábamos de llegar de la revisión para ver el sexo del bebé. Y bueno, digamos que Harry casi entra en pánico al recibir la noticia.

No era un bebé.

No eran dos bebés.

Eran tres bebés. Dos niños y una niña.

"¡Hemos ido a tres revisiones! ¡Tres! ¡Y ahora nos dicen que son trillizos!" Gritó indignado. Asentí con la cabeza, alcanzando los Cheetos sin que se diera cuenta y comiendo uno. "Maldita sea, ¡son unos inútiles! ¿Cómo no ven tres bultos en vez de uno?"

"No hay derecho..." Dije, dándole la razón como a los locos. No me atreví a masticar mucho porque hacía demasiado ruido.

"¡¿Y qué hago yo ahora?! Sólo tenem..." Crack, crack. "...os una cuna y..." Crack, crack. "En el cuarto no entran... ¡Deja de comer Cheetos!"

Me quitó el paquete de la mano. Nos miramos el uno al otro e hice un puchero.

"Mis Cheetos..." Susurré, empezando a hipar.

"No, Lou. No..." Empecé a llorar y Harry entró el pánico. Me dio el paquete y se puso detrás mío, llevándome a su regazo y pasando las manos por mi enorme tripa. Parecía un balón de playa de esos enormes que se lanzaban en los conciertos. Estaba enorme y de ahí que finalmente se dieran cuenta de todos los bebés. Una "linda camada" lo llamaron. Yo solo vi mi vida pasar a cámara lenta.

Pero al final había acabado aceptándolo. Harry solo estaba enfadado porque han sido unos ineptos. Ahora teníamos que cambiar la casa por completo, por no decir de buscar una nueva, porque solo tenía dos habitaciones.

Harry pasó sus manos por mi vientre, acariciándolo y besando mi cuello.

"No llores, amor. Soy un idiota"

"Deja de gritar" dije, frotando las lágrimas de mis mejillas. Me eché hacia atrás y me acuñó, haciéndome sonreír y reír cuando metió la mano en el paquete y la acercó a mi rostro. Llevó los labios a mi sien y la besó suavemente.

"Siento ser un idiota. Puedes comer tus cheetos siempre que quieras, mi vida"

Comí el resto del paquete desde sus brazos, comiendo lo que me daba. Esto era algo que el médico me había dicho que no comiera, pero también me había dicho que sólo tenía un bebé en mi vientre, ¿Ugh? Yo ya me entiendo.

Harry alcanzó con el pie el portátil porque era como un mono y lo acercó a mi regazo. Sentí sus labios deslizarse desde mi oreja hasta mi cuello, que estaba al descubierto porque llevaba una camiseta suya y me quedaba gigante.

Código binario (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora