Ira
Cualquier persona normal hubiese reaccionado de una forma muy distinta a la mía en esta situación. ¿A quién le gustaría tener que mudarse de continente por el trabajo de su padre? Dejar atrás a la familia, los amigos, el novio... Pero como yo no tengo nada de eso, prefiero mudarme. ¿Familia? Solo tengo a mi padre. ¿Amigos? Katia, y se viene conmigo a California. ¿Novio? Nunca he tenido una relación seria. Y por eso, soy de las pocas personas a las que les agrada la idea de mudarse. Bueno, por eso y porque quiero dejar el lugar dónde mi madre falleció. Este sitio solo me trae recuerdos de hace 4 años, cuando todo cambió y me convertí en la persona que soy ahora. Fría, distante, rebelde y gruñona. Todo lo contrario a Katia. Es la chica más simpática que te puedas encontrar. Cuando la conocí yo era mucho más amigable, pero con la muerte de mi madre todo cambió y es la única que se quedó a mi lado. Sus padres realmente la quieren, pero van a dejar que se venga conmigo porque estudiar en Standford es su sueño desde pequeña. Así que ambas estábamos ansiosas por irnos. Este sería un gran comienzo.
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-Chicas, despertad. Acabamos de aterrizar. -Yo abrí los ojos al escuchar la voz de mi padre.- Bienvenidas a California. -Dijo con una gran sonrisa y Katia y yo gritamos ilusionadas.-
Salimos del aeropuerto directos a nuestra nueva casa. Era más grande que la que teníamos en Moscú, ya que mi padre tendría un mejor sueldo aquí en su nuevo trabajo. Estaba situada en un barrio bastante tranquilo. Lo que necesitaba ahora mismo. Empezaríamos la universidad mañana, aunque estaban ya las clases empezadas pero ni Katia ni yo teníamos problemas para aprobar. Yo estaba estudiando Medicina y Katia Derecho, ambas en Standford. Así que ya tocaba dormir, que mañana deberíamos estar allí a las 8 de la mañana.
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I was made for lovin' you baby
You were made for lovin' me
And I can't get enough of you baby
Can you get enough of meMaldito despertador, incluso si me despertaba con Kiss de fondo. Hoy empezaba mi nueva vida. Me arreglé y Katia y yo salimos de casa dirección a Standford. Yo iría en mi moto, y ella en su Mini.
Al llegar no había nadie ya que las clases empezaban a las 8:30am y eran sólo las 8, pero teníamos que estar a esta hora para recoger lo horarios y que nos explicaran algunas reglas. Aparqué mi moto en el parking de la facultad de Medicina, y entré a ver a la secretaria. Era una mujer de unos 50 años, simpática a decir verdad. Me entregó mi horario y me dio paso con el director. El señor Wilde me explicó las reglas y los distintos días que se celebraría algún evento. Salí y ya había una gran cantidad de estudiantes en el campus. Me dirige a mi moto para guardar algunos papeles y cuál fue mi sorpresa al ver a un grupo de lo que parecían ser los 'rudos' de la universidad rodeando mi moto. Me encendí un cigarro mientras escuchaba lo que hablaban.
-Joder tío, es una Harley Davidson Iron 883. -Dijo un chico flipando con la moto.- Es mejor que cualquiera de las nuestras, incluso que la de Sat.
-El tío que la conduzca es un tipo con suerte. -Dijo otro de los 3 que estaban. Ya estamos, ¿por qué tiene que ser un tío quién la conduzca?.-
-Disculpad, pero necesito pasar. -Hice acto de presencia y los 3 me miraron de arriba a abajo.-
-Vaya muñeca, apusto que eres nueva. -Dijo el de ojos celestes.- Nunca olvidaría ese cuerpo.
-Lo primero, no me llames muñeca en tu puta vida. -Dije enumerando.- Y lo segundo, quitaros de en medio ya. -Dije ya cabreada.- Gracias. -Dije irónicamente cuando el moreno me dejó paso. Me acerqué a la moto y levanté el asiento para guardar los papeles.-
-¿Es tuya? -Preguntó ahora el rubio asombrado. Yo asentí.- Dios, te follaba aquí mismo. -Me volví a darle un bofetada pero el de ojos celestes ya le había dado un buen golpe.-
-Ahorrate esos comentarios si pretendes conseguir un polvo. -Dije de mala leche y me fui al interior del edificio, pero un brazo me paró.-
-Rusa, tu nombre -Era el de ojos celestes. ¿Tanto se me nota el acento?-
-No te importa. -Dije soltando su agarre y seguí andando.-
-Lo averiguaré rusa. -Dijo amenazante.- Porque todo lo que Sat Griffin quiere, lo consigue. -Lo miré mal y me guiñó un ojo.-
Genial, primer día y ya hay un idiota que no me deja en paz. Pero con Ira Kozlov no puede nadie.
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Sat.
Любовные романыIra Kozlov es una joven de 19 años originaria de Moscú que debe mudarse a California con su padre por motivos de trabajo. Su única condición para irse es que Katia, su mejor amiga, vaya con ellos y entren a la misma universidad. Ira piensa que cambi...