4. Tunrida.

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Ira

No sé que hora sería, pero los rayos de sol que entraban por la ventana daban directamente en mi cara. Intenté moverme para que no me diera el sol en los ojos, pero algo, o más bien alguien, me lo impedía. Abrí los ojos y vi un brazo rodeando y apretando mi cintura y unas piernas enredadas con las mías. Recordé en que situación acabamos anoche y solté una risita. En ese momento el agarre de Sat se hizo más fuerte e hizo un ruido extraño.

-Buenos días, Kozlov. -Dijo susurrando en mi cuello, ya que ahí tenía su cabeza. Y tuve un escalofrío.-

-Buenos días, Griffin. -Aflojó su agarre y me senté para estirarme.- Esperaba que reaccionaras distinto, ya sabes, que me echarías a voces pensando que era una de tus zorras. -Solté una carcajada pero no escuché ninguna por parte de él. Me giré y estaba serio.-

-Lo primero, nunca te confundiría con una de esas putas. -Dirigió su mirada a la pared.- Segundo, nunca duermo con mis ligues de una noche. -Me volvió a mirar.- Y tercero, nunca había traído a ninguna chica a mi habitación. -Yo solté una carcajada.- ¿Qué te hace tanta gracia?

-Venga ya Sat, ¿a cuántas le has dicho eso? -Dije levantando una ceja.-

-Solo a ti, idiota. -Masculló enfadado.-

-Está bien, te creeré si me preparas el desayuno. -Dije volviendome a tumbar bajo su mirada.-

-Solo si me das un beso. -Dijo ahora con una sonrisa juguetona y se tumbó sobre mí.-

-Está bien. -El al principio se quedó sorprendido pero luego sonrió coquetamente.- Pero cierra los ojos.- El los cerró y fui acercando mis labios a su cara. Hasta que estos rozaron su mejilla, dónde dejé un beso suave.- Ahora mi desayuno. -Lo empujé fuera de la cama.-

-Pero yo quería uno aquí. -Dijo señalando sus labios y haciendo un puchero.-

-Haber especificado. -Le saqué la lengua y se fue indignado a hacerme el desayuno.-

Así es chicos, Ira Kozlov siempre gana.

~

Tras el rico desayuno que Sat me preparó, me llevó a casa. Y para mi sorpresa se despidió con un beso en la mejilla. Se estaba comportando de manera muy tierna, y más que nada, me asustaba esa actitud.

Pero bueno, esa tarde la pasé entera estudiando, problemas de entrar a mitad de curso, y Sat no apareció en mi cabeza en ningún momento. Todo parecía ir mejor entre los dos. ¡Solo nos conocíamos de una semana y ya me había mostrado a varios Sat distintos! El posesivo, el mujeriego, el artista, el tierno... Pero así era Sat, un pack de sorpresas.

~

Ese lunes no volví a verlo hasta la hora de anatomía, y no nos dio tiempo a hablar ya que el profesor había llegado temprano al aula. Empezó a explicar un proyecto que debía hacerse en grupos de tres personas, que él elegiría. Y sí, adividad con quién me tocó.

-Griffin, Kozlov y Cox, grupo 9. -Efectivamente, con Sat y un o una tal Cox.-

Busqué con la mirada a la persona con ese apellido, la cual supuse que conocería el apellido de Sat y nos estaría mirando. Entonces mi mirada coincidió con la de un chico que hasta ahora no sabía de su existencia. Y no sé como, porque era realmente guapo. Pelirrojo, ojos verdes, blanco y con pecas. Además se le veía que tenía buen cuerpo. Le sonreí y se acercó a dónde estábamos Sat y yo, quién por cierto aún no había abierto la boca.

-¿Ira? ¿Ira Kozlov? -Yo asentí.- Soy Owen Cox, un placer. -Fue a darme dos besos pero Sat me agarró por la cintura y tiró de mí para sentarme en su regazo. El Sat posesivo y celoso ha vuelto.-

-No la toques, Cox. -Por el tono en qué lo dijo, se conocían de antes.-

-Sat, sueltame. -Me removí y me dejó salir de su regazo, volviéndome a sentar en mi sitio.- No sé de que os conocéis, ni me interesa. Solo quiero que hagamos el proyecto lo antes posible. -Dije sacando todo mi carácter.-

-Vaya así que una chica con carácter, me gusta. -Dijo Owen con una sonrisa juguetona.-

-Ni lo intentes. -No, yo no dije eso. Fue Sat.- Tus trucos no funcionarán con ella Cox, ella es diferente. -Dijo convencido de sus palabras.-

-¿Intentar el qué? -Dijo Owen subiendo el tono de su voz.- Dejame Griffin, Ira no es nada tuyo. Y si quiero pedirle una cita, se la voy a pedir. -Dijo apoyándose en la mesa.-

-Ni me preguntes, la respuesta es no. -Owen quedó en shock y Sat soltó una carcajada.- Tenemos que hacer un trabajo, no pelear como niños pequeños. Par de idiotas. -Dije ya cabreada y me levanté ya que iba a sonar el timbre. Al fin podría ir a casa.-

Salí de allí sin dejarles que me siguieran alguno de los dos y me fui directamente a casa. Quería dormir un rato ya que esta noche habría una carrera clandestina en un polígono apartado del centro y quería ir a correr, ya que desde que nos mudamos no lo he hecho. No le había dicho nada a nadie, ni a Katia. Me escaparía esta noche.

~

Y lo logré sin problemas. Llegué al polígono después de dar varias vueltas por los alrededores para ver posibles salidas para escapar si llegaba la policía. Creedme que sé que pueden aparecer en cualquier momento, ya que más de una vez han estado a punto de cogerme.

Para mi sorpresa, había bastante gente. Entre ellas, de mi universidad. Así que decidí no quitarme el casco. Me bajé de la moto bajo varias miradas y me acerqué a un chico para preguntarle quién llevaba las apuestas. Señaló a un hombre de unos 50 años, me acerqué a él.

-Quiero correr. -Dije y el hombre soltó una carcajada.-

-Este no es un mundo para ti, chiquilla. -Dijo mirándome de arriba a abajo.-

-Solo una vez, si gano estoy dentro. Si pierdo no volveré por aquí. -Dije extendiendo mi mano y el la aceptó.-

-Trato hecho, de todos modos Satán corre esta noche, está claro que no vas a ganar. -Iluso.- ¿Nombre?

-Tunrida -Dije y el me apuntó.-

-La carrera empieza en 10 minutos, preparate. -Solo asentí y se fue.-

Me acerqué con la moto a la línea de salida bajo la atenta mirada de todo el mundo. Tunrida era el nombre de mi madre, y en estos sitios siempre es mejor no dar tu nombre. Fui viendo como los demás corredores se acercaban. Una chica con poca ropa se puso en medio y nos fuimos colocando en nuestras posiciones. Eramos un total de ocho. La gente gritaba Satán sin parar, sin duda sería bueno, pero no tanto como para que no le gane. Inició la cuenta atrás y arrancamos a toda velocidad. En la primera curva ya iba tercera, y junto las dos motos que iban delante mía, dejamos un gran espacio entre los demás. En la rotonda, adelanté a uno de ellos y estuve pegada al otro durante toda la primera vuelta. En la segunda íbamos a ratos yo primera y a ratos él. Pero al final, aceleré lo más que pude y gané. Supose que ese chico era el tal Satán, pero cuál fue mi sorpresa que al quitarse el casco, el chico era Sat. Me miró, y se acercó.

-¿Rusa? -Le tapé la boca con una mano.-

-Aquí soy Tunrida. -Quité mi mano.- ¿Y cómo me has reconocido Satán?

-Tus piernas no son fácil de olvidar, nena. -Le di un manotazo de broma y ambos reimos.-

-¡Aquí tenemos a la ganadora! -Dijo el hombre de antes y me tendió un fajo de billetes.- ¡Tunrida! -Todo el mundo gritaba ese nombre y yo sonreí cuando el hombre me abrazó.-

-Jeff, es mía. -Sat me sacó de sus brazos y me abrazó por la cintura.- Ahora te acompañaré a casa, no pienso dejar que te quedes aquí bajo la mirada de tantos tíos. -Celoso.-

Yo asentí y volví a casa con una sonrisa en mi cara y el bolsillo lleno. Echaba de menos esto.

Sat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora