Emery siempre había soñado con encontrar a su chico ideal (guapo e inteligente), casarse (vestida de novia) y formar una bonita familia como la que nunca tuvo y siempre le hizo falta.
Su padre había fallecido cuando ella tenía tres años, no lo recordaba claramente, pero lo amaba tanto y a la misma vez lo odiaba por haberla dejado sola con Marian, su madre, con la que había pasado los peores años de su vida, llena de humillaciones y malos tratos. Aún así, Emery no la juzgaba, entendía que para su mamá no era fácil haberse quedado sola y encima tener que trabajar y criar a una hija SOLA.Pasaron los años y mientras su príncipe no aparecía, lo que a Emery le quedaba era seguir soñando en una realidad bastante dura y llena de obstáculos. A los veinte años tuvo que abandonar sus estudios y ponerse a trabajar para poder ayudar a su madre con los gastos de la casa. Pero el trabajo se estaba haciendo difícil de encontrar.
Caminaba a su casa una tarde, rendida y sin esperanzas, cuando a unas ocho cuadras antes de llegar, vio que se necesitaba personal en una boutique. Los ojos de Emery se iluminaron y dibujó una enorme sonrisa; entró al local y quedó atónita al ver tanta ropa bonita, se imaginaba cómo se vería con ellas, pero una voz femenina la sacó de sus pensamientos.
-¡Buenas tardes! ¿En qué te puedo ayudar? -Aludió una joven del otro lado del mostrador.
-¡Buenas tardes! Vengo por el puesto vacante. Veo que necesitan personal y yo necesito trabajar. -Respondió Emery con una media sonrisa.
-Yo soy Mila Gianevich, dueña del local. Mucho gusto. -Se presentó Mila con una sonrisa mientras le estrechaba la mano a Emery.
-Emery O' Pry. El gusto es mío. -Respondió Emery tomando la mano de Mila.
-¿Y cuántos años tienes, Emery? -Preguntó Mila.
-Veinte. -Contestó ésta.
-Wau, eres apenas un año menor que yo, deberías estar cursando una carrera ¿por qué quieres trabajar? -Inquirió Mila.
-Necesidad. Solo somos mi madre y yo, creo que es bueno ayudarla con los gastos de la casa. -Alegó Emery.
-¡Admiro actitudes como la tuya! -Insinuó Mila. Tenía un gran corazón y la gente como Emery la conmovían. -Tienes el trabajo, si quieres empiezas mañana a las ocho. Eso sí, te daré una lista de datos tuyos que necesitaré para que tengas un trabajo legal. -Prosiguió.
-¡Muchísimas gracias, señorita! -Agradeció Emery con una gran sonrisa.
-De nada, y no me trates de "señorita" que somos iguales, llámame Mila. -Respondió Mila.
-Está bien, Mila. -Aludió Emery.
-Aquí están los datos que necesito, si puedes traérmelos mañana te agradecería. -Alegó Mila entregándole un papel con los datos a Emery.
-Ok. Hasta mañana y gracias nuevamente. -Se despidió Emery caminando hacia la salida.
-No agradezcas. Hasta mañana Emery. -Respondió Mila con una sonrisa.
Emery salió de allí directo hacia una panadería que quedaba cerca, debía comprar pan para la cena. Había bastante gente, así que tuvo que sacar número, sentarse y esperar. Mirando los cuadros del lugar, encontró apoyado en la pared a un chico bonito que la dejó atónita. Nunca nadie le había gustado tanto y a primera vista. El joven era alto, delgado, de ojos azules intensos y en ese momento llevaba pintada una sonrisas de esas que iluminan la oscuridad más profunda. La casualidad, o quizás algo más fuerte y real que ella, quiso que los ojos de él también encontraran a Emery; el encuentro de sus miradas fue como si provocara una chispa en ella, por lo que cambió rápidamente la mirada hacia otro lado. El corazón le latía a mil por hora y se sonrojó bastante pensando en que de todos modos él se había percatado de que lo estaba mirando. Y si, no se equivocó, él la había mirado porque se dio cuenta que ella también lo miraba; pero lo que no sabía (y cabía la posibilidad de que jamás lo supiera) era que él también quedó fascinado con ella.
Cuando la gente se apocó, Emery se paró cerca del mostrador y él hizo lo mismo. Sus miradas se hallaron de nuevo, y ella sintió arder y volvió a cambiar la vista. Él tenía una mirada felina demasiado intimidante, unos ojazos azules que parecían dos espejos de agua encerrados en cristal.
Emery no dejó de pensar en aquel chico en lo que restó del día. Lo volvió a pensar al día siguiente, toda la semana, y durante todo un mes. Pero no volvió a verlo, debía afrontar la realidad, quizá ya no volvería a hacerlo nunca. Hay personas que por más que te gusten las ves una sola vez en la vida y debes olvidarlas... eso es lo que iba a hacer, olvidarse de él y seguir con su vida, trabajando para ayudar a su madre, conformándose con lo que la vida le daba... estaba convencida que el amor sólo estaba en los cuentos que le leía su padre de pequeña, pero no salía de ellos, y menos para alguien como ella.
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Hola! Aquí os dejo el primer Cap. Arriba una foto de Eric.Lean, voten, comenten! No sean malotes!
Gracias! Bye! 😘
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Celoso Corazón
Teen FictionEmery O' Pry es una joven con un pasado deplorable. A sus veinte años, en un intento de mejorar su vida conoce a Mila Gianevich, quien se convierte en su mejor amiga y la conduce a encontrar al amor de su vida, Eric con quien vive un amor clandestin...