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Tiempo después...

Desde el viaje a México las cosas habían cambiado bastante. De regreso a casa, Eric tuvo que enfrentar un duro proceso de divorcio con Aixa, si, duro, porque costó mucho convencerla de que firmara, aunque terminó haciéndolo; pero no se convenció de que debía dejar que él y Em fueran felices, Aixa ya tenía un nuevo y macabro plan que podía arruinar completamente la felicidad de Emery y todos los Gianevich juntos.

Por su parte, Eric y Em ya estaban comprometidos, a pesar de que él alguna vez se prometió que después de haber cometido el error de casarse con Aixa, no lo volvería a hacer... pero siempre hay alguien en la vida de todos, que rompe nuestros esquemas y con solo una mirada, una sonrisa o con las más mínimas tonterías, hace que nos olvidemos de nuestras promesas; y ella era una de esas personas en la vida de él.

La propuesta fue una sorpresa algo sencilla, ya que a ella no le gustaban las excentricidades. Apenas bajó del avión, vio un sujeto que sostenía un cartel con su nombre, le pareció bastante extraño ya que nadie debía esperarla, venía con los suyos, volteó hacia el avión y todos estaban detrás de ella actuando como si nada pasara. Cuando volvió a mirar hacia el frente, ya no había un sujeto, sino dos, uno seguía sosteniendo su nombre y el otro un cartel que decía "¿Quieres ser mi esposa?". Em sintió que se le aflojaban las piernas y pensó que iba a caerse, pero Eric la abrazó por la cintura y le dio un besote en la mejilla. Sacó una pequeña cajita de su bolsillo, la abrió, contenía un anillo.

-Emery, esto va en serio ¿Quieres ser mi esposa? -Le susurró él al oído. Y para qué contarles la respuesta.

Luego de tal propuesta, quedaron en que en dos meses se casarían, él no quería esperar mucho. Muy en el fondo de su corazón tenía un extraño temor a perderla.

Con el pasar de los días, Aixa supo que Em y Eric se casarían en menos de dos meses, para ella no había tiempo que perder y ya puso en marcha su maléfico plan: para no levantar sospechas iba a mantenerse alejada de todo, pero sin dejar de seguirle los pasos a la feliz pareja. Dejaría que se casen, pero antes de su posible luna de miel, haría lo que tanto anhela, separarlos y quizá para siempre. La sola idea de imaginar realizado su plan, la llenaba de una felicidad oscura.

Emery:

Dos meses para uno de los días más felices de mi vida... bueno, menos de dos meses... era tanta la felicidad que llevaba que ya me asustaba!

Almorzaba con Jonás cuando me quedé pensando ¿Desde cuándo todo me salía bien sin que nada malo pase?

-¡Hey! ¿Pasa algo? -Preguntó Jonás.

-No... sólo pensaba que... ¿Desde cuándo todo me sale bien? Sin que algo malo lo arruine. Tanta felicidad me asusta... -Respondí.

-No pienses así. Eres una buena chica que tuvo un pasado bastante duro, no sé por qué, y hay cosas que no han sido como esperabas... pero mejor pregúntate esto ¿No será que realmente merezco esta felicidad? Vamos, quítate esa idea de que algo malo pasará. Todo saldrá bien. -Expresó con una sonrisa mientras me tomaba de las manos. Él siempre trataba de hacerme sentir bien, y lo lograba, pero lo cierto es que muy en el fondo de mí, tenía un sentimiento extraño que no podía describir.

Algunas semanas después...

El tiempo pasó demasiado rápido, o al menos eso parecía. Sólo faltaba una semana para que Eric y yo nos casemos. Todo estaba listo, solo quedaba esperar.

Un lunes por la noche, salí de trabajar y fui directamente a mi apartamento, en mi puerta estaba Eric esperándome.

-¿Qué haces aquí afuera? -Pregunté sorprendida, ya que tenía una copia de mis llaves y podría haberme esperado adentro.

-Olvidé las llaves en la oficina y ya venía a mitad de camino cuando lo recordé. Sabía que vendrías enseguida así que decidí seguir hasta aquí y esperarte. -Respondió sonriendo.

-Me sorprende que estés tan despistado últimamente. -Le dije dándole un pequeño beso en los labios.

Abrí la puerta y pasamos. Tiré mis cosas sobre el sofá y me dirigí al baño.

-Eric... ¿Pides comida? Por favor. -Grité mientras me quitaba la ropa para ducharme.

-Enseguida. -Respondió.

Terminé de desvestirme y me metí bajo el chorro de agua tibia. ¡Dios! ¡Qué relajante! Quise tomar el shampoo cuando sentí el cuerpo de Eric desde atrás. ¡Maldita sea! Me derretía.

Sin decir nada giré quedando frente a él. Comenzó a besarme suavemente, fue por mi cuello, mis pechos y mis caderas. ¡Rayos! Volvió a mi boca y me cargó, quedando mis piernas a cada costado de su cintura.

-Lo siento, pero hoy no me sale hacer el amor contigo. Te quiero follar duro. -Murmuró en mi oído penetrándome despacito. Dejé escapar un gran gemido mientras cerraba mis ojos.

Me apoyó contra su pecho y empezó a moverse despacito mientras besaba y mordía mi cuello y mis orejas. Juro que aquello junto con el agua tibia eran la gloria. El ritmo fue aumentando hasta que me giró y me puso contra la pared para embestirme duramente. No pude contener ningún gemido, a ninguno de los dos nos importó lo que estuviesen escuchando y especulando los vecinos en ese momento en cuanto a mis gritos. Estaba a punto de correrme y se detuvo, ¡Maldita sea! En cuanto sacó su miembro de mí, lo hice.

-Dudo que todo lo que corre ahora en el suelo sea solamente el agua que cae de la ducha. -Dijo sonriendo muy pervertidamente. Me ruboricé muchísimo en ese momento.

Me tomó en sus brazos y me llevó a la habitación, en donde me posó sobre la cama y comenzó  bearme desde mi boca hasta la punta de mis pies. Miles de escalos fríos recorrían mi cuerpo.

En cuanto quiso volver a penetrarme, lo detuve y peleé cual leguleya por ir encima suyo, a lo cual terminó accediendo. Me movía lentamente, hasta que en un momento él me jaló de un brazo haciéndome quedar acostada sobre su pecho, abrazó mi cintura y me lo hizo duro de nuevo. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que me corrí, hasta que él también lo hizo. Entonces me tiré a un lado suyo. Me miró, lo miré y sonreímos.

-Ni en el paraíso algo sería tan bueno como follar contigo. -Murmuró agitadamente.

-Exageras. -Respondí riendo.

-Ni un poquito. -Aludió.

-Te amo. -Le dije.

-Te amo. -Alegó.

Después de tan buen momento, los pensamientos de que algo podía arruinarlo todo, se esfumaron de mi mente. Si Eric me amaba, y yo correspondía a sus sentimientos... ¿Qué podía salir mal?



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⏰ Última actualización: Mar 15, 2019 ⏰

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