Semanas más tardes...
La vida de la "chica mala suerte" como Emery se autodenominaba, fue mejorando, le iba muy bien en su trabajo y en Mila había encontrado a una mejor amiga, casi una hermana; y ésta consideraba lo mismo.
Era un viernes por la tarde, Mila y Em (como Mila llamaba a Emery) trabajaban en la boutique.
-Em, ¿puedes traer aquellas cuatro bolsas celestes? -Preguntó Mila.
-Claro. -Respondió Em llendo por las bolsas, las tomó y las puso sobre el mostrador, en donde Mila las revisó.
-Estas dos son para ti, espero que te gusten. -Aludió Mila con una sonrisa mientras le entregaba las bolsas a su amiga. Emery sacó un vestido azul corto de una de ellas, quedó boquiabierta, nunca había tenido uno así, tan bonito. Observó la otra bolsa, había un par de zapatos negros con plataformas.
-Mila... esto es hermoso... pero no puedo aceptártelo. Me da pena, además yo nunca te he regalado nada. -Refutó Em.
-Te ruego que lo aceptes, me sentiré mal si no lo haces. -Insinuó Mila.-Es que... -Emery iba a excusarse para no aceptar el regalo, pero su amiga la interrumpió.
-Em, ese vestido y los zapatos son para que los uses esta noche. Tengo una fiesta en mi casa, y todos van a llevar a una persona especial, y tu eres especial para mi, mis padres y yo queremos que vayas. Por favor... mira, si quieres voy y le digo a tu madre que irás conmigo, pero no me falles. -Expresó Mila tomada de las manos de su amiga.
-Ay, Mila... está bien, pero conste que te debo un regalo. -Aludió Emery.
-¡Ay, gracias, Em! -Exclamó Mila abrazando a Emery. -Pasaré por ti a las nueve. Tienes el resto de la tarde libre para arreglarte. -Alegó Mila.
-Gracias por todo, amiga. Eres lo más. -Contestó Em abrazando a Mila con una gran sonrisa.
-De nada. Ahora ve, que las horas pasan rápido. -Rebatió Mila.
Emery tomó sus bolsas y sus pertenencias y después se marchó rumbo a su casa. Estaba feliz de haber encontrado a una amiga como Mila, era de ese gente que teniendo dinero, era sencilla y no hacía diferencias con nadie. Era una mujer con un corazón gigantesco.
Cuando Em llegó a su casa, no había nadie. Dejó las cosas en su habitación y sacó sus ahorros, los contó, había suficiente para el salón de belleza, así que puso el dinero en su billetera, tomó un baño y se fue directo a arreglarse.
Más tarde...
En cuanto el estilista y la maquilladora terminaron su trabajo, Emery se miró al espejo y quedó asombrada de sí misma, estaba muy diferente, pero le gustaba.
De vuelta a su casa, compró un par de dijes de la amistad que vio en una joyería y le habían gustado, uno para ella y otro para Mila. De seguro se le iba a ir gran parte de su mensualidad ahí, pero su amiga valía eso y más.
En cuanto Emery llegó a su casa, Marian preparaba la cena.
-Buenas noches, mamá. -Saludó Em.
-Emery... ¿Qué te has hecho? Estás diferente. -Preguntó Marian asombrada.
-Pasé por el salón de belleza... Mila me invitó a una fiesta en su casa. -Respondió Em un poco temerosa, ya que su madre nunca la dejaba ir a ningún lado.
-Supongo que irás, pero no vuelvas tan tarde, y compórtate como la señorita que eres. -Contestó Marian seriamente, no le agradaba que su hija saliera.
-Mamá, siempre me he sabido comportar. -Refutó Emery.
-No está demás recalcártelo. -Aludió su madre para después marcharse hacia su habitación.
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Celoso Corazón
Teen FictionEmery O' Pry es una joven con un pasado deplorable. A sus veinte años, en un intento de mejorar su vida conoce a Mila Gianevich, quien se convierte en su mejor amiga y la conduce a encontrar al amor de su vida, Eric con quien vive un amor clandestin...