El sonido del celular despertó a Em, lo tomó rápido pensando que era su madre, en cambio era Jonás.
-¡Jonás! ¿Cómo estás? -Lo saludó Emery.
-¡Mejor que nunca, Em! ¿Y tú? -Respondió Jonás.
-Bien; en un rato saldré con Eric. Así que imagínate. -Aludió Emery.
-¿Es en serio? ¡Grandioso! Has logrado que Eric salga, que suerte que apareciste; he llegado a pensar que ese tío estudiaba para monje. -Bromeó Jonás provocando que Em riera. -Lo traes loco, Emery. Hace mucho tiempo que no sale. -Prosiguió.
-No lo creo Jonás.. apenas nos conocemos. -Refutó Emery.
-Emery, soy su mejor amigo, prácticamente un hermano, sé lo que te digo, créeme. -Insistió él. Em sonrió sabiendo que algo de cierto había en las palabras de Jonás.
-Ok, si tú lo dices... Pero cuéntame, cómo te ha ido con Milita, ella me ha contado, pero quiero tu versión de los hechos. -Alegó ella cambiando de tema.
-Justamente te llamé para invitarte a jugar a la play station y comer comida chatarra, mientras te contaba todo, pero Eric me ha ganado de mano. -Insinuó Jonás riendo.
-¡Qué lástima! Pero podemos dejarlo para mañana a la tarde, al fin y al cabo es domingo. -Respondió Emery.
-¡Genial! Avísame dónde estás y voy por ti. -Contestó él.
-Ok, está bien. -Aludió ella.
-Por cierto, muchísimas gracias por tu ayuda anoche. -Le agradeció Jonás por haberle ayudado con Mila.
-No agradezcas, a mi me hace feliz que ustedes estén juntos. -Murmuró ella con una sonrisa.
-Bien, no sé a qué hora es tu cita, pero te dejo para que te arregles. Hasta mañana. ¡Suerte! -Se despidió él.
-Hasta mañana, Jonás. -Expresó ella cortando la llamada.
Se fijó el reloj. ¡Cielos! Solo me queda media hora Pensó y fue a su habitación a tomar una ducha. En cuanto salió de bañarse, aún le quedaban quince minutos, ya que iban a ir a la playa buscó ropa corta, y en lugar de bikini prefirió una maya azul con la espalda y parte del abdomen descubierto. Se peinó, y solo se colocó perfume y algo de brillo labial. Ya estaba lista.
Pronto escuchó una bocina afuera, se trataba de Eric, por lo cual sonrió. Tomó su celular, apagó las luces y cerró la casa. Hasta entonces no se había dado cuenta de que no le había avisado nada a su madre, si Marian volvía y no la encontraba en la casa, sería un gran problema, pero ya no podía deshacer su salida con Eric, así que decidió que no volvería tarde.
Respiró profundamente tratando de tranquilizarse y subió al coche de Eric.-Wau... estás bonita. -Musitó él mirándola ascendentemente.
-Gracias. -Respondió ella sonriendo. Mientras él arrancaba el auto ella se dedicó a observarlo, llevaba una musculosa verde agua que dejaba a la vista sus trabajados brazos, pantalones hasta las rodillas y ojotas.
No hubo muchas palabras durante el camino, pero el silencio esta vez no fue incómodo.En cuanto llegaron él aparcó el auto en el estacionamiento, bajaron y se quitó la remera. Emery quedó estupefacta observando sus no tan marcados, pero trabajados abdominales y pectorales. No tenía el cuerpo de un Dios griego, pero para su gusto estaba bien así.
-¿No te quitas la remera? -Preguntó él sacándola de sus pensamientos.
-Sí. -Contestó ella quitándose la remera para dejarla dentro del auto. Solo se dejó el short tiro alto que llevaba.
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Celoso Corazón
Novela JuvenilEmery O' Pry es una joven con un pasado deplorable. A sus veinte años, en un intento de mejorar su vida conoce a Mila Gianevich, quien se convierte en su mejor amiga y la conduce a encontrar al amor de su vida, Eric con quien vive un amor clandestin...