¡Cállate y bésame!

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Un mes... para muchos puede ser mucho tiempo, para otros, poco. Lo cierto es que para Emery, un mes había sido suficiente para cambiar y mejorar.
Mauro les consiguió a Em y a Mila un lugar en la empresa, a cambio, debían estudiar; así que ahora ella y su amiga estudiaban ciencias económicas.

Por otra parte, Eric comenzaba a formar parte importante en su vida, cada vez se sentía más atraída por él, pero tenía mucho miedo a enamorarse, al fin y al cabo Eric aún era un hombre casado y comenzar una relación solo generaría grandes problemas; y ella lo único que quería era dejar de tenerlos.

Eric:

Mis sospechas resultaron ser ciertas, comenzaba a enamorarme de Emery... era realmente maravillosa como persona, hermosa, sexy y a la vez tan dulce e inocente... lo cual me fascinaba.

Sé que tenía miedo a enamorarse, pero de algún modo iba a ganármela. Y no iba a ser tan difícil, sus labios decían una cosa, pero sus ojos no podían mentirme, el brillo que había en su mirada cada vez que estábamos juntos era el mismo que el mío. Solo hacía falta un poco más de tiempo.

Todo en mi vida comenzaba a ser maravilloso. Lo único que me preocupaba era que Aixa no quería firmar el divorcio, aunque mi abogado buscó miles de formas de negociar, ella no quiso, su última condición fue que si le entregaba la tenencia de Ethan, firmaría, y eso yo no lo iba a hacer JAMÁS. Si no fuese por eso, ya me hubiese acercado más a Em hace rato, pero la quería de verdad, y no iba a arrastrarla con mis problemas.

Emery:

Era un viernes por la noche, los mellizos, Jonás, Eric y yo salimos a bailar, aunque nos costó mucho convencer a éste último. Era bastante vergonzoso, y prefirió quedarse en la barra con Jonás, mientras que Mila y yo bailábamos en la pista. No habíamos bebido mucho, pero sí estábamos muy "simpáticas".

Me movía al ritmo de "Te robaré" de Prince Royce cuando sentí a alguien tocar mi hombro. Giré, era un hombre trigueño de cabello castaño claro y ojos café; me sonrió.

-¿Bailamos? -Me preguntó al oído. Asentí sonriendo. Ambos nos perdimos bailando bachata, me estaba divirtiendo, él bailaba muy bien. -¿Cómo te llamas? -Inquirió.

-Emery O' Pry... ¿Tú? -Respondí.

-Emery... bonito nombre. Yo soy Thomas Marty. -Me sonrió.

-¿Eres de aquí? -Le pregunté para no cortar la conversación.

-Sí. He estado viviendo en Forth Worth los últimos años pero ya estoy de vuelta y esta vez definitivamente. -Aludió. -¿Y tú? ¿De dónde eres? -Inquirió.

-También de aquí... -Contesté. En eso sentí a alguien rodear mi cintura por detrás, se trataba de Eric.

-Mi amor ¿No me presentas a tu amigo? -Insinuó dándome un beso en la mejilla. De seguro nos vio bailando y estaba... ¿acaso estaba celoso?

-¿Qué haces, Eric? -Le pregunté al oído.

-Como no nos vas a presentar, lo haré yo. Soy Eric Gianevich, novio de esta hermosa señorita. Mucho gusto. -Alegó estrechándole la mano a Thomas.

-¡Igualmente! Soy Thomas Marty. -Lo saludó de muy buena manera.

-Ha sido un placer conocerte Thomas, pero ya debo irme. -Expresé despidiéndome de él con un beso en la mejilla.

-Igualmente, Emery. Hasta pronto. -Respondió Thomas con una sonrisa. Palmeó la espalda de Eric y se marchó.

Fulminé a Eric con la mirada y caminé hacia la salida sabiendo que me seguiría. Me siguió hasta un callejón muy cercano al antro, en donde me detuve.

-¡Estás loco, Eric! Cómo puedes decir que soy tu novia. -Le reclamé. De verdad me había molestado que haga eso.

-Lo siento, Em... es que, no quiero que nadie se te acerque.-Aludió. -Lo cierto es que ya no puedo más, quizá puedo lamentar esto después, pero es hora que lo sepas... Emery... yo... ¡rayos me siento cursi! Estoy enamorado de ti. -Confesó quedando cabizbajo. Estaba muy sonrojado.

-Lo siento, no oí bien. -Alegué solamente para escucharlo de nuevo.

-Que estoy enamorado de ti. Te amo, Emery... -Prosiguió. Juro que había una murga dentro de mi y mi corazón ya no bombeaba sangre, sino felicidad. No me salía ninguna palabra, no sabía si quedarme seria, sonreír, besarlo, abrazarlo o salir corriendo. -¿No vas a decirme nada? -Inquirió. Simplemente no podía formular una sola palabra. -Soy un estúpido por haberte dicho esto. Mejor olvídalo, que aquí no pasó nada. -Musitó marchándose.

-¿No harás nada? Vamos, quédate ahí y pierde al hombre que amas -Me reprochó mi voz interior.

-¡Eric! -Exclamé y corrí hasta él. Ni siquiera pensé en lo que iba a hacer y lo besé, lo besé como nunca antes. Me volvía loca la fusión de sus labios y los míos, el sabor de la cerveza que bebimos y su fresco sabor mentolado, marca registrada de sus besos. Sonreíamos y volvíamos a besarnos.

-Yo también te amo, Eric... yo también te amo. -Murmuré y volvimos a perdernos en un beso pasionalmente desesperado.

-No te mereces mis besos. -Se quejó sonriendo.

-¿Por qué? -Musité.

-Me has hecho esperar mucho y casi me dejas ir. -Refutó.

-¡Cállate y bésame! -Alegué en voz baja. Volvimos a besarnos un par de veces hasta que Mila y Jonás nos interrumpieron para ir a casa.

Esa noche antes de dormir recordé todo lo sucedido. Cada vez estaba más enamorada de Eric; siempre que rememoraba el pasado pensaba en esas veces que mis ojos recorrían las calles desando volver a encontrarlo. ¡Qué irónico todo! Ahora estaba viviendo en su casa, probé sus besos y había tenido el privilegio de escuchar de su boca que me amaba... ahora que lo tenía, no lo iba a dejar ir...

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Hi...! Espero que les guste! ☺

Gracias por leer!

Bye!😘

Celoso CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora