¿Yo? ¿Diseñadora?

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Domingo 20:30 de la noche...

Emery:

Preparé café e iba a leer algún libro de literatura romántica, esa clase de libros me hacían sentir cerca de mi padre, solía leerme este tipo de historias cuando era pequeña, pues nunca me gustó la literatura infantil.

Me iba a acomodar en el sofá cuando alguien tocó el timbre de mi puerta. Abrí sin ver ni preguntar; ahí estaba Cibele sonriéndome tiernamente. También sonreí, era la primera vez que me visitaba, su presencia siempre me inspiraba paz y tranquilidad, era un ser lleno de luz. La abracé sin pensarlo, la adoraba.

-¿Cómo estás, Em? -Preguntó.

-Bien... -Le respondí. -Adelante. -Proseguí. Ella pasó y cerré la puerta.

-Traje pizza, sé que es una de tus comidas favoritas. -Aludió dejando una bolsa encima de la mesa.

-Gracias, no se hubiese molestado. -Murmuré. -Siéntese. -Indiqué el sofá. Ambas nos sentamos. -¿Qué la trae por aquí? -Le pregunté.

-Tenía ganas de verte, hace rato que no vas por casa, todos te echamos de menos... -Me respondió tomando mis manos. Dijo "Todos"... ¿eso incluía a Eric?...

-Es que... no quiero ver a Eric... usted sabe. -Musité cabizbaja. Ella sabía todo, en poco tiempo me conocía mejor que mi propia madre.

-Lo sé... pero no quiero mortificarte hablando de él. Otra razón por la que vine es porque quiero pedirte un favor muy grande. -Insinuó seriamente.

-Dígame, sabe que estoy para lo que necesite. -Sonreí.

-Bien... Mauro, mis hijos y yo iremos a Acapulco en una semana por cuestiones de trabajo, eso los incluye a Jonás y a tí. Obviamente también tendremos tiempo para ir a las playas y lugares turísticos. -Expresó.

-Cuestiones de trabajo... pero apenas soy secretaria. -Contesté confundida.

-Lo sé... pero ahora que Mila y tú estudian administración y diseño, Mauro y yo queremos que trabajen para "Espíritu Indomable", nuestro nuevo emprendimiento. -Alegó.

-¿De qué se trata? -Pregunté.

-Será una marca de ropa femenina, queremos que ustedes sean las diseñadoras; Mila ya aceptó, solo falta que tú lo hagas. Luego veremos los detalles de eso, por el momento necesito un sí o un nó. -Explicó.

Wau... yo ¿diseñadora? Tuve miles de pensamientos en un segundo, de pronto se me subieron los ánimos y dibujé una sonrisa gigantesca.

-¡Sí! ¡Obvio que acepto! Esto es un sueño hecho realidad. ¡Mil gracias, Cibele! Juro que no me alcanza la vida para agradecerle a ustedes todo lo que hacen por mí. -Exclamé abrazándola fuertemente. La amaba por ser tan buena conmigo, me trataba como una hija más.

-¡No sabes cuánto me alegra que aceptes! Respecto al viaje, no hace falta que pongas nada, Mauro ya pagó el viaje y la estadía para todos así que no tienes de qué preocuparte. -Refutó sonriente.

-¿Qué? No, por lo menos déjeme pagar mi boleto... -Rebatí, ya era mucho lo que hacían por mi.

-¡De ninguna manera! -Exclamó.

-Por fav... -Iba a insistir pero ella me interrumpió.

-¡Shhh...! No y punto. -Aludió y las dos reímos.

-Ok, está bien... ¿Cuándo salimos? -Inquirí.

-Mañana en la noche... -Me respondió tranquila.

-¡Qué! -Exclamé.

-No te preocupes, ya arreglé todo. Organiza tus pertenencias y ya. -Sonrió.

-...¿Y si yo no aceptaba? -Aludí.

-Sabía que ibas a aceptar. -Refutó.

-Cómo... -Alegué.

-Sexto sentido de mujer... -Insinuó y volvimos a reír.

Esa noche comimos pizza, bebimos vino y hablamos sobre nuestras vidas. Era increíble como nos llevábamos de maravilla... pero el tanto estar con ella me recordó a mi madre... hace mucho no la veía...

La mañana siguiente fui a buscarla con la intención de intentar arreglar las cosas... pero por más que golpeé y golpeé no me atendió. Sabía perfectamente que ella estaba en casa, pero no quiso recibirme. Me alejé de allí, volví hecha un mar de lágrimas a mi apartamento. Se notaba muchísimo su desprecio, esa era una nueva herida para mi.

Intentaba abrir la puerta del apartamento cuando llegó Jonás. Me preguntó qué me sucedía, tiré mi bolso y las llaves en el suelo para perdernos en un profundo abrazo, de esos que te reinician.

Después de contarle lo que pasó, entramos a mi departamento e hicimos lo que siempre hacíamos cuando uno de los dos estábamos tristes: jugar videojuegos violentos y comer toda la comida chatarra posible. Jonás era como un hermano, o mi ángel de la guarda; siempre aparecía en el momento que más lo necesitaba y no se iba hasta estar seguro de que yo estaba bien.

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Hola! Un cap más, hay caps para bastante rato todavía...😏

Juro que amo a Jonás😍 Quiero un amigo como él...😣

Arriba: Cibele Hudsson (Michelle Pfeiffer)

Gracias por leer!

Bye!😘

Celoso CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora