La Historia de un Amor No Correspondido {KageHina}

~ Capítulo 10 ~

Writter's Pov

Dos semana habían pasado desde la cita o quedada que tuvieron Kenma, Kuroo, Kageyama y Hinata, el rumor de que Kageyama ya no tenía novia se había extendido por todo el lugar; el caso de esto era que el armador ya en su primera semana se había convertido en una persona bastante popular por el hecho de que era misterioso y algo frío... ya sabéis el típico chico en el que las chicas ponen sus fantasías de vampiros o algo por el estilo; por este detalle esas dos semanas habían sido completa y totalmente agotadoras para el pequeño y roto sol puesto que aparte de que comenzaban las clases, algo que a cualquiera cansaba, por fin los entrenamientos habían comenzado y por fin había podido ver a todos y cada uno de sus compañeros y amigos, pero aún con los entrenamientos de voleibol y el ver a sus compañeros y amigos a Hinata esas dos semanas le parecieron interminables.

Según los conserjes su cama estaría arreglada para esta semana pero eso lo dijeron la anterior, había desistido en su intento de recuperar su cama podía dormir en ella ya que lo que estaba roto era el soporte no el colchón pero sería muy incómodo y frío. El pequeño pelirrojo lo único que quería era al menos poder dormir tranquilamente o si quería lloraba contra la almohada hasta dejarla completamente empapada pero no podía si tenía al lado al dueño de sus lloros. El único consuelo que tenía era el escuchar a Yamaguchi o a Kenma, que como él muy bien sabía, estaban increíblemente felices por estar con sus respectivos novios y eso era un consuelo porque estaba feliz de que ellos estuvieran felices. Ninguno de sus amigos ni compañeros de equipo sabían la razón por la cual Hinata estaba tan decaído porque aunque actuara bien se le notaba lo triste que estaba.

Era un martes a la hora de comer, las clases de la mañana habían transcurrido como cualquier otro día, para los compañeros de Karasuno lo único que tendrían que hacer el resto de la tarde sería entrenar y ese día sería presentado el nuevo entrenador para el equipo de voleibol que hasta el momento había sido entrenado por Daichi que seguía siendo el capitán, era un papel que había sido hecho para él o con otras palabras Daichi había nacido para ser un gran líder.

Ya que tendrían que verse en la tarde todos los integrantes del equipo decidieron comer juntos y allí se encontraban en la cafetería que solían frecuentar Kageyama y Hinata. Comiendo y hablando y como no Nishinoya haciéndose notar junto con Tanaka, los cuales aún con su edad no habían cambiado en absoluto pero es que ninguno de ellos había cambiado.
En el caso de que Hinata se sintiera como normalmente lo hacía sería el primero en armar un gran barullo junto con sus senpais pero no se sentía del todo bien, la verdad es que se le notaba apagado ya ni siquiera podía actuar como normalmente lo hubiera hecho, pero aún así su sonrisa permanecía en su cara.

"Oye Kageyama, ¿y qué hay de tu novia?", preguntó de pronto el libero que estaba sentado al lado de la estrella pero aún así era el que más llamaba la atención. El pelirrojo al oír su pregunta por poco escupe la comida mientras que la reacción de Kageyama fue totalmente normal como si estuviera hablando de la cosa más normal del mundo.

"Umm", elevó la cabeza pero la volvió hacia su plato de nuevo comiendo. "Me puso los cuernos y corté con ella", respondió con su típico semblante y tono de voz entre bocado y bocado.

Todos y cada uno de los integrantes de esa mesa dejaron sus conversaciones de lado, para a continuación girar su cabeza en dirección hacia Kageyama que seguia comiendo normalmente; Hinata observaba la cara de su increíble armador intentando descifrar su semblante, intentando adivinar en qué estaría pensando pero lo único que le venía a la cabeza era 'que rica esta la comida' y era verdad, Kageyama estaba pensando en eso, había una cosa en la que el pelirrojo había estado pensando y era el hecho de que a Kageyama parecía que no le hubiese dolido el hecho de que su novia, con la que había estado tantos años, le hubiera puesto los cuernos... ¿le había dolido o no? Eso ni siquiera lo sabía Kageyama; el primero en reaccionar fue el peliplateado. "¿Como...? ¿Te ha puesto los cuernos?", preguntó Suga.