~Capítulo 13~

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Hinata se encontraba cansado. ¿Cuándo fue la última vez que durmió tan poco? Ah... Si, la vez que se le confesaron a Kageyama. Si... de nuevo Kageyama, ¿por qué siempre se tenía que tratar de él? Ya estaba cansado, cansado de todo... de que le hubieran partido el corazón mil y una vez, de que fuese tan jodidamente idiota que no se diera cuenta de que estaba enamorado de él. Al final se convertiría en una persona insensible de tanto dolor que estaba soportando, pero eso era imposible para Hinata... tratándose de él cualquier cosa se convertía en positividad.

 Y ya se había decidido... por desgracia se había decidido a rendirse. Esta vez de verdad, sin pensamientos sobre Kageyama aparte de ser compañeros de equipo... nakamas para resumir. Aunque le viera diariamente, aunque compartieran cuarto, aunque compartieran... hasta la cama. Bueno... nada es fácil, pero esta vez sí, definitivamente le olvidaría. Lo conseguiría definitivamente porque se trataba de Hinata Shōyō y si en algo sobresalía se trataba de su persistencia, lo conseguiría... y no se rendiría, esta vez sí, le olvidaría.


Ya que se trataba de esa época otoñal, las calles ya estaban cubiertas por una espesa niebla que poco te dejaba ver debajo de ese cielo negruzco cubierto por nubes las cuales envolvían el cielo pareciendo que fuera de noche, pero no, era solo por la tarde y esa tarde era especial porque hacía un frio que no era normal y... ¿Por qué era especial? Porque Hinata odiaba esas tardes tan frías que te helaban hasta los huesos... Y de nuevo... ¿Qué tenía de especial? Pues... lo cierto era que nada bueno, solo que el mundo pareciera que odiara a cierto pelirrojo.

Shōyō tenía la sensación de que ese no sería su día, pero por raro que parezca... no tenía razón. Este día el mundo recompensaría todo su dolor, porque se lo merecía más que nadie. Por muy nublado que estuviera el día, tanto que ni un rayo de sol pudiera tocar el suelo, y muy triste que se sintiera Hinata, aquel por retorico que fuera... era su día. Y después de este... todos.

Hinata Shōyō se encontraba saliendo de clase mientras escuchaba música, se había pasado las dos horas escuchando música. Lo suyo no era atender en clase él era mas de deportes, de... cosas divertidas. Tenía las manos en los bolsillos de un abrigo y escondía su cara en la bufanda que Kageyama le había dado pero... no pensaba en aquello solo pensaba en ir a la practica y en contra quienes se batirían en duelo en esa llamada pista. Ah! Estaba desando con todo su corazón que llegara un partido de práctica contra cualquiera. De repente su reproductor cambió a una canción que no había escuchado desde hacía mucho tiempo haciendo que sonara como la primera vez que la escuchó. "This world will never be... What I expected..", se sabía aquella canción de memoria.

Si se sentía triste esta canción de ayudaba a hundirse mas en la mierda pero si estaba feliz por alguna razón le hacía más feliz aun, un sin sentido que nadie podría comprender. Pero lo mejor era que cuando no estaba ni feliz ni triste, simplemente... normal, esta canción le ayudaba a saber cómo se encontraba y hoy era feliz puesto que la cantaba y tarareaba de forma baja para que nadie le oyera, aunque tuviera ganas de gritar con todas sus fuerzas cada palabra de esa letra pero no podía porque estaba en público. Pero si hubiera estado en su casa ya se habría marcado un concierto con su guitarra invisible.

Hinata se encontraba tan sumergido en la letra de la canción que poco se enteraba de lo que sucedía a su alrededor. Como el cielo no era el que le gustaba. Como las calles se cubrían cada vez más de aquello que detestaba. Como la gente caminaba por los pasillos como si hubiera habido un incendio, pero no, solo llegaban tarde mientras que otros hasta se paraban a hablar con sus amigos porque les sobraba el tiempo o eso era lo que ellos pensaban. Como él caminaba despreocupado sin darse cuenta de que le llamaba, esa voz que la noche anterior tanto le atormentaba, esa voz que... sin pensarlo siempre prestaba atención porque se trataba de él... y por alguna razón aunque le doliera necesitaba oírle. Pero ahora, estaba escuchando música dándose cuenta de nuevo de que aquella era la mejor canción del mundo, pero claro... eso siempre lo decía de las canciones que le ayudaban a saber cómo se sentía y esta no fallaba nunca.

La Historia de un Amor No Correspondido {KageHina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora