~Capítulo 21~

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Anteriormente en La Historia de un Amor no Correspondido:

Él dejó de pensar. Ni siquiera en lo que estaría pensando Hinata, o sintiendo... Por eso en otro movimiento más enérgico volvió a besarle, cerrando los ojos y abriendo la boca para sentir hasta el más ápice de los placeres de ese momento. Sólo sentía como Hinata le correspondía de forma lenta y las manos de Shõyõ se agarraban a su abrigo. Entonces se dio cuenta del frío que hacía en comparación con Hinata. Pero poco más percibió del entorno, de ese momento, sólo los labios del pelirrojo y como así se comparaba su pequeña boca con la suya y su diminuto todo, porque sólo allí se dio cuenta realmente de lo pequeño que era el cuerpo de Hinata pero lo grande que era en su interior, ya que nunca había tenido tantas ganas de besar a alguien y que ese sentimiento no acabara nunca.

Y todos estos sentimientos transcurrieron en un instante.


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El kouhai, Kasuga Yoshimoto, hacia rato que se había marchado, no tenía ganas de ver como se besaban ni si quiera sabía la razón por la cual había dicho aquello pero aun así creía que jamas lo haría ¿En serio estaban saliendo?, pensaba mientras se alejaba de ellos caminando de forma cada vez mas lenta. ¿En serio merecía ésto solo por haberme enamorado de Hinata? ¡Como si no tuviera suficiente con haberse enamorado de un chico! De nuevo caminaba enervado, cada paso era mas matador, pareciera que iba a romper el suelo en cada pisada y la furia que le recorría encendiera cada parte de su ser consiguiendo derretir la suela de sus zapatos pero aun con toda esa agresividad, en su expresión solo se mostraba el dolor deslizarse por sus mejillas. Con sus puños apretados al igual que su mandíbula consiguió aguantarse las ganas de gritar. ¿Cuantas veces se había imaginado el poder estar así a su lado? Y todos esos sueños habían sido arrebatados en un instante. "Yo mismo me lo he buscado", susurró para si mismo con el viento arremolinando su melena negra.

Volviendo a los dos sujetos protagonistas del dolor de Yoshimoto, Kageyama y Hinata. Ninguno de los dos estaba parando, de vez en cuando para tomar aire pero aun así seguían con esa sucesión de besos que no tenía fin. El hormigueo y pasión que se deslizaba por sus labios, entre la mente de Tobio no tenía explicación, esa necesidad de tenerle cerca para que asi no se marchara nunca... Abrió los ojos exaltado. ¡No, no le podía ocurrir eso! ¡Aquel miedo siempre estuvo allí! Ni si quiera podía pensar en ello, le aterraba el hecho de que si lo decía o de que si se le pasaba por la cabeza se haría realidad... Su mayor miedo...

Por otro lado, Hinata, no sabía exactamente que es lo que estaba ocurriendo por una parte quería parar de besarle, le estaba haciendo daño el hecho de poder probar esos labios, saber como se siente el hecho de unirse a él, de saber como besaba... pero aun así no le apartaba y ¿por qué no le paraba? Esos pensamientos le molestaban, cada pequeño movimiento de manos, la forma en la que respiraba, suspiraba, jadeaba... todo aquello provocaba que dentro de el surgieran una serie de emociones incontrolables... le emergía la necesidad de no parar por mucho que eso le autodestruyera.

Para ambos ésto era como una carrera por ver quien de los dos sobrevive, lo que conllevaba que no se tratara de una competición porque en temas de emociones y de sentimientos para nada se ha de rivalizar, aunque pareciera que éstos estúpidos del voleibol se morían por ganar en ésta disputa, lucha, combate... por ver quien de los dos salía mas herido.

¿Estaban hechos el uno para el otro si lo único que conseguían era malentendidos, celos escondidos y dolor? 

Por esa angustia Hinata ya había pasado, pero ¿realmente estaba dispuesto a volver a sufrir otra vez lo mismo... a tener las agallas como para atreverse a decir, soltar... todo lo que pensaba lo mucho que le amaba?

Por desgracia Hinata era muchas cosas y una de ellas era cabezota. Asi que si, estaba dispuesto, aunque no se le dieran bien las matemáticas, a resolver esta ecuación pero solo con una condición que esta vez dos mas dos no sumaran cuatro porque si, las cosas normales estaban muy bien pero el amor no era algo racional ni mucho menos normal y en éste concreto caso, todo era mucho mas complicado, no solo porque fueran chicos sino porque se trataba de Kageyama, alguien muy difícil de comprender puesto que ni él mismo se entendía.


Mientras que todo esto ocurría Kageyama sentía que estaba fuera de lugar, como si no tuviera los pies pegados a la tierra. Estaba cansado de padecer éste miedo pero no podía hacer nada contra ello... estaba asustado de sus pensamientos. Solo podía desear que la gravedad desapareciera y el espacio le engullera. Asi sería difícil, por no decir imposible, que le encontraran.

Se miraron a los ojos por primera vez tras darse cuenta de que estaban solos sintiéndose avergonzados muy de repente. Éste era el punto de no retorno. 

"Parece que éstos dos van a tardar, ¿vamos a coger sitio?", preguntó Hinata con una media sonrisa, mientras por alguna razón no podía apartar la mirada por muy avergonzado que estuviera y por parte de Kageyama mas de lo mismo.

Hinata tenía ganas de preguntarle la razón por la cual se había puesto tan a la defensiva tanto que pareciera que estaba de nuevo ante sus ojos el rey, pero un rey mucho mas déspota que el anterior. Y Kageyama se moría de ganas por saber porqué el mismo había hecho eso. Asi como de la nada, el azabache, se percató de algo. Hinata nunca había besado a nadie. 'Oh mierda', se pegó internamente. 'Mejor no decir nada hasta que él lo  haga', pensaba al mismo tiempo que sujetaba la puerta para que el pelirrojo entrara.


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La Historia de un Amor No Correspondido {KageHina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora