~Capítulo 28

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Se acercaba Halloween y todo seguía igual. Nada había cambiado salvo el comportamiento de Kageyama. Lo cierto era que en su interior estaba completamente demacrado, no podía parar de pensar en lo que escuchó en la cafetería. Y lo peor era que como se acercaba Halloween los senpais de todos los clubes habían decidido hacer una fiesta para celebrarlo, juntando así a todos los miembros de los clubes de: Rugby, Fútbol, Tenis y por supuesto Vollei. Sin embargo, este no era el problema. Bueno, para el antisocial de Kageyama si que lo era pero no era el esencial. Al tener a los senpais organizando la fiesta los entrenamientos se acortaban, por lo que Kageyama no se cansaba y al no cansarse pensaba mucho. Y ¿En que pensaba? En lo que oyó, en Hinata.

Además compartir cuarto con él no ayudaba. Es decir, quizá necesitaba un momento de paz en el que estar solo, pensar y asumir aquello que había oído. Sin embargo, todo eso era imposible si el pequeño pelirrojo entraba y salía continuamente o se quedaba en el cuarto y no paraba de hablar, literalmente... Siempre hablaba. Le decía aur mirara el manga que estaba leyendo que era muy gracioso o muy triste, depende del manga. Pero daba igual, solamente hacía ruido. No obstante, ese no era el problema principal. El gran problema era que si se reía, Kageyama solo podía observar esa cara, con esa sonrisa tan bella, tan serena... con esas mejillas coloradas y redondeadas. Por el lado contrario si el manga era triste se le saltaban las lágrimas y le entraban unas ganas enormes de abrazar a Hinata y acariciarle el pelo.

Pero Kageyama no hacía nada de eso, todo lo contrario. Le agarraba fuertemente de la cabeza hasta que éste no aguantaba el dolor y salía corriendo de la habitación quejándose e insultando a Kageyama mientras éste cogía el manga que él dejaba haciéndose el desinteresado.

Estando solo en la habitación, tumbado en su cama y con el manga en las manos, pensaba. Al cerrar la puerta de golpe Kageyama tiró el manga al suelo, eso no le ayudaba a concentrarse. Estiró sus largos brazos para coger la pelota que estaba apoyada en la mesilla y se dispuso a golpearla levemente, elevándolo como si fuera un péndulo que le hipnotizaba. Dejo de pensar. Pasaban los minutos y una hora se hizo realidad mientras la pelota botaba entre sus largos dedos. Quedando en trance.

Hinata abrió la puerta algo asustado por molestar a Kageyama y fue entrando poco a poco. Sin embargo se quedó en la entrada observando como Kageyama miraba aquella pelota como si todo lo que hubiera en el mundo fuera esa pelota. En cierto modo le comprendia... mas bien le comprendía por completo. El Vollei, ese amor que sentía por ese deporte. Esa pasión hacia que pasaran las horas y ni se dieran cuenta. No pudo evitar sonreir y una idea se le pasó por la cabeza.

Con el sigilo de un lince fue abanzando hasta llegar a dos metros de la cama y de un salto se sentó sobre ella. Solo con el fin de asustar a Kageyama y lo consiguió.  El salto que dio hizo que cayera justo en el lado derecho de Kageyama sin embargo la pierna derecha de Hinata abrazaba la cadera del moreno y lo mismo con su brazo derecho. Todo esto para no caerse, que conste, no era para abrazarle indirectamente ni nada. "¿¡Pero que haces?! ¡Idiota!", gritó Kageyama asustado elevando las manos lo que provocó que la pelota cayera en su cara y rebotara en la cabeza de Hinata.

"Auch", Hinata se quejó con un risa cómplice al recibir el rebote aunque no le dolió. Esperaba el grito de Kageyama pero lo que llegó fue un golpe en la cabeza que hizo que ambos cayeran al suelo debido a que Hinata estaba abrazado a Kageyama.

Estaban en el suelo y mientras Hinata estaba riéndose desmesuradamente, Kageyama se encontraba con ambos brazos a cada lado de su cabeza , atolondrado por el golpe. "Sabía que eras imbécil pero no sabía que estabas loco", se quejaba frotándose el puente de la nariz.

El pelirrojo paró de reírse en cuanto sintió algo líquido caerle en la mejilla, elevó la mirada hasta que chocó con la azulada de Kageyama. Tenía toda la nariz roja y parecía que un río de sangre saliera de ella. Su pelo se balanceaba lentamente al ritmo de su respiración. Realmente era bello, podría ser un cascarrabias pero era un cascarrabias hermoso.

La Historia de un Amor No Correspondido {KageHina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora