Cap. 12 "Vainilla"

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-¿Tienes hambre Hime? – Me preguntó mi rubio al llegar a casa.

- Uuummm... - estaba algo dubitativa – No mucha, solo quiero un poco de leche – Le respondí.

- ¿Estas segura? – Insistía – Porque puedo cocinar algo – Me dijo sonriente.

- ¿Cocinar? – No podía ocultar el horror en mi rostro, ya que si yo era la encargada de la comida en casa no era porque yo era la esposa, sino porque la cocina no estaba dentro de sus habilidades.

- Que cruel eres Hina-chan – dijo fingiendo llorar.

- No era mi intención ofenderte, es solo que... - Comenzaba a explicarme.

- Si lo sé, soy un desastre – Aceptó – Pero ya no tanto Hina-chan, he aprendido a preparar algunas cosas y te juro que son comestibles dattebayo! – Aseguró.

- Pero no tengo hambre – Comencé a decirle pero observé como en su rostro se colocaba un gesto triste, como si le dijeran a un niño que se ha cancelado la navidad – Uuummm... ¿Qué te parece si me cocinas algo para desayunar? – Le sugerí.

- ¡Sí! Ya lo verás mi Hime, no te arrepentirás dattebayo! – Declaró emocionado y obviamente yo reflejé su sonrisa – Entonces... ¿solo quieres leche? – Me preguntó.

- Sí, por favor – Le respondí, e inmediatamente él se dirigió a la cocina.

- ¿No se te antojan unas galletas amor? – Me preguntó en voz alta para hacerse escuchar.

- No, gracias - Le respondí

- ¿Segura? – En cuanto me dijo eso me acerqué a la cocina para verlo – Tenemos de chispas de chocolate, de avena y... agghh ¿Tu compraste las integrales? – Dijo haciendo una mueca al encontrar estas últimas. Definitivamente sus expresiones y su insistencia eran muy divertidas.

- No, son tuyas, las compraste para uno de tus antojos – Le recordé.

- Oh, es cierto – Recordó al mismo tiempo que las hacia a un lado – Entonces... ¿Galletas? – volvió a insistir.

- No, Naruto, solo leche – Le dije tras un suspiro – Espera... ¿No será que es a ti a quien se le antojan las galletas? – Le pregunté.

- No, no lo creo, es solo que no quiero que duerman con el estómago vacío ttebayo! –

- Está bien... una galleta de chispas – Accedí.

- Muy bien - Me dijo mientras tomaba el paquete de galletas de una de las repisas. Procedió a servir la leche en un vaso de cristal – Toma Hina-chan, ten cuidado con el vaso – Me decía en tono paternal.

- Naruto, no tengo 5 años – Le recordé con una sonrisa.

- Lo siento Hina-chan – Se disculpó.

- No te preocupes cariño, sé que solo intentas cuidarnos – Coloqué mi mano al lado de su rostro – Pero recuerda lo que dijo Tsunade-sama, debes relajarte, todo está bien – Le dije antes de regalarle un beso en la mejilla.

- Tienes razón mi Hime –

- Bueno, ¿Qué te parece si te tomas un vaso de leche conmigo? – Le sonreí – No quiero que digan que Hinata Namikaze no procura a su marido – Le dije mientras le servía yo un vaso.

- Claro – Lo aceptó cuando se lo entregué – Aunque yo diría que en lugar de procurarme, más bien me tienes muy consentido – Agregó haciéndome sonreír.

En cuanto terminamos nuestra pequeña cena nos dirigimos a nuestra recamara para terminar con el día.

A la mañana siguiente, un aroma peculiar me hizo levantarme de la cama, aun un poco somnolienta comencé a palpar a otro lado de la cama para sentir a mi esposo pero él no encontrarlo me resultó extraño. Froté mis ojos para aclarar mi visión y comprobar que él no estaba ahí. Salí de nuestra recamara y seguí aquel aroma.

Creo que estoy embarazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora