Cap. 19 "Tutifruti"

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Un rayo de sol se asomaba por la habitación, tardé varios minutos en volver a la realidad, ¿Lo que creí que había vivido fue un sueño? Probablemente, ya que era muy hermoso, pero entonces... si ya desperté ¿Qué hago para regresar a ese sueño? ¿Qué hago para nunca salir de él? Me pregunté y con pesar me vi obligada a abrir mis ojos.

Y sonreí. Porque o bien mi sueño se había vuelto realidad, o bien aún no despertaba de él. Ahí frente a mi estaba el amor de mi vida, durmiendo plácidamente, su cabello alborotado y respiración profunda. Estaba segura que el cansancio haría que no despertara en al menos otro par de horas.

Pero tardé en recapacitar que la distancia entre nosotros era mayor a la que solía haber y eso se debía a que entre los dos había dos pequeños bultitos idénticos y a la vez tan distintos. Y volví a sonreír, y con sumo cuidado acerqué mi dedo índice para tocarlos, entonces lo supe, supe que no estaba soñando, estaba en una hermosa realidad que se llama "maternidad"

Eran incluso mejor de lo que recordaba, ya que la primera vez que los vi, el cansancio no me permitió apreciar su verdadera belleza. Los dos eran como muñecos de porcelana, tan frágiles; como dos ángeles, tan hermosos; como el sol, tan brillantes; como un abrazo, tan cálidos; y como Naruto, tan míos.

De repente escuché un pequeño quejido y me alarmé pensando que podrían ser mis pequeños, pero no era así, ellos seguían durmiendo tranquilamente como su padre. Levanté mi vista y me percaté de varios hechos.

En primera, Naruto no estaba bien acostado, solo estaba arrodillado al borde de la cama con la mitad superior de su cuerpo descansando en la cama. Un poco más debajo de él estaba su padre en la misma posición. Debajo de mis bebés, apretadamente estaban acostadas mi madre a mi lado y Kushina-san al lado de Naruto y Minato-san, ambas tenían las piernas colgando a la orilla de la cama y finalmente en la esquina de la cama que se encontraba debajo de mí, estaba mi padre, en la misma posición que mi esposo y mi suegro.

¿Enserio podían dormir bien en esas posiciones? Pero al ver sus rostros me di cuenta de que si era posible, ya que todos estaban con una sonrisa, incluso mi padre y yo los imité.

Estuve ahí algunos minutos, gozando la compañía de toda mi familia, hasta que se me ocurrió que era momento de retribuirles todas las atenciones que han tenido conmigo durante estos nueve meses. Me levanté con mucho cuidado de no despertar a nadie y lo logré. Coloqué algunas almohadas donde yo había estado como forma de precaución para mis pequeños, aunque en el fondo sabía que no era necesario, aunque no lo pareciera, todos los ahí presentes estaban completamente al pendiente de ellos.

Me dirigí a la cocina percatándome de que aún tenía el hábito de moverme con cuidado como si aún llevara a mis bebés conmigo. También me di cuenta de que mi cuerpo estaba y se sentía exactamente igual a como estaba antes del embarazo, eso es algo que debía agradecerle a Tsunade-sama.

¡Tenía tanto tiempo que no cocinaba algo elaborado por mí misma! Creo que nunca había disfrutado de hacer el desayuno tanto como hoy, y también creo que por esa razón no me había dado cuenta de que había hecho una cantidad suficiente como para alimentar a diez personas, aunque conociéndolos, seguramente todos se fueron a dormir con el estómago vacío y cuando despierten estarán más que hambrientos.

Regresé a la habitación y encontré a todos exactamente como los había dejado ¡¿Quién tendría el corazón de romper la paz en la que dormían?! Yo no, por eso, me senté en el lugar en el que había dormido a esperar a que despertaran, pero claro, en momentos como estos es cuando a mi coordinación se le ocurre fallar haciéndome patear ligeramente la cómoda que estaba junto. Tapé rápidamente mi boca para no emitir sonido alguno pero fue inútil, en cuanto escucharon aquel ruido todos despertaron en modo alerta.

Creo que estoy embarazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora