Solté mi mano de su agarre y lo miré un poco molesta. Su mirada fue llena de confusión.
-Ross ¿qué es todo esto?
-se comenzó a reír- Ana, todo esta bien.-me sonrió.
¿Estaba loco? ¿Qué demonios?
Me dirigí a la entrada y salí de la cabaña, no entendía nada. Ross no quería decirme que le había dicho mi padre y yo me sentía mal, culpable y no quería estar ahí.
-¡Ana! ¿A dónde vas?- me siguió.
No le contesté, seguí mi camino a quien sabe donde.
Me tomó del codo y me volteó a verlo; me acercó a él y me tomó de la barbilla.
-No te vallas- me abrazó- perdón si te hice enojar.- me susurró en mi oído.
-Ross dime que pasa.- escondí mi rostro en la curva de su cuello.
-Te lo diré, pero hay que entrar.
Me separó un poco y me tomó de la mano. Regresamos a la cabaña y me sentó en el sillón.
-Tu padre, me dijo que estaba bien. Que podía salir contigo.- me tomó de las manos mientras me sonreía de una manera tierna.
-¿Qué? ¿Así de fácil?- asintió- pero...
-Lo se, cuando me dijo " esta bien" yo ya no supe que decir.
-Lo entiendo, entonces ¿qué hacemos aquí?- lo miré intrigada.
-Ah pues, cuando hablábamos le dije a tu padre que saldríamos hoy.
-Pero si no organizamos nada.
-Lo se, creo que lo valiente me hizo decir cosas que no estaban en el diálogo que tenía planeado decir.- sonrió- Así que estuve pensando a donde podríamos ir y pensé aquí.
-¿De dónde conoces este lugar?- miré a mi alrededor.
-Cuando mi padre nos dejaba con mi abuelo, él nos traía aquí. Solíamos pescar y nadar.- su sonrisa desapareció- pero cuando murió, dejamos de venir.
-Lo siento- apreté un poco sus manos, en señal de apoyo- es hermoso este lugar.
-Lo se, por eso quise enseñártelo. Podríamos comer aquí y ver el atardecer, ¿qué dices?- alzó una ceja y me sonrió de una manera coqueta.
-Digo que es la cosa más cursi que me hayas dicho- reí.
-Será la única cosa cursi que te diga.- se hizo el enojado, y se cruzó de brazos.
-Ross...- lo tomé de su codo- Fue una broma.
No me respondió y no quería verme.
Era pesado y yo muy débil así que no podía hacer que se volteará a verme.
Sin poder moverlo, me acerqué hasta su rostro.
-Ross, háblame, no te enojes.- le di un beso en la mejilla.- Ross...
Volteo a verme y le hice la mirada de perrito que tanto odiaba pero accedía rápido.
-No te enojes, ¿si?- besé su mejilla- Anda, anda- le di un pequeño beso en los labios.
-¡Hay! Esta bien, te perdono...- salté a abrazarlo ahogando un pequeño chillido de alegría, el hizo cara de susto- Que empalagosa eres.
-¿Empalagosa?- levanté mis cejas y me alejé de él- ya veo.- entristecí mi mirada y senté de forma correcta.
Ahora yo me hice la sentida. Me giré y le di la espalda. Tomé uno de los cojines y lo abracé, lancé un gran suspiró.
-Ana, también era broma- me jalaba del brazo para voltear pero me hacía la pesada- Anaaaaa.
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Una corta historia de amor (Sin Editar)
Short StoryAna, relata la historia de dos jóvenes que luchan por estar juntos y ser felices. Es la típica historia de amor... ¿Pero que tan típica pudo ser?