-Ana, ven vamos a comer.-La voz de Daniel sonó desde la puerta del salón.
Ya había pasado varios meses y las clases llegaron.
Daniel, era un chico de mi edad que había venido de intercambio desde Noruega.
Como parte del comité, tenía que apoyar lo para que se sintiera parte de la escuela.
La amistad entre Ray y yo se unifico mucho, al igual que con Andrew.
Se hicieron mis mejores amigos y me apoyaban en todo, incluso cuando estuve en depresión por mi rompimiento definitivo con Ross.
De él no sabía nada.
Le había hecho prometer a Ray que no me daría noticias de Ross.
Mi padre conoció a Daniel.
Cuando le pedía permiso para poder salir con Daniel, a mostrarle la ciudad, siempre me decía que si. Nunca dijo no ni lo pensó dos veces.
Lo apreciaba más que a Ross u otro hombre en mi vida.
<<Como si hubieran sido muchos.>>
Caminamos a la cafetería y nos formamos para pedir nuestra comida.
Nos sentamos junto con Andrew y Ray, que estaban muy acaramelados.
-Díez metros.- dije en un tono de autoridad.
-Hay Ana...- me reprocho Ray.
-Hola Andrew.
-¿Qué hay?- nos dio un saludo con su cabeza.
-¿Ya pensaron a donde vamos a ir el fin de semana?- Andrew nos miro a Daniel y a mi.
-Daniel quiere ir a un parque acuático- dije mientras comía.
-Bueno, pues vamos a uno.
•
-Karen, ¿cuando nace Luis?- le pregunte a la ya muy embarazada Karen.
-El doctor dice que para septiembre, a inicios o a mitad de mes.
-Que bien. Espero ya ver pronto a ese niño latoso.
•
Pasaron dos tres semanas y una mañana de agosto, un grito me despertó.
Mire el reloj, eran las tres de la mañana.
Salí de mi cuarto y en el pasillo vi a mi padre muy apresurado. Se ponía las botas y una chamarra.
-Ya viene- me dijo mientras entraba al cuarto.
Corrí a mi cuarto, me puse mis zapatos y una sudadera.
Fui al cuarto de mis padres y ayude a Karen, que gritaba del dolor.
La baje casi a rastras por las escaleras y mi padre la metió a la camioneta.
Llagamos al hospital y unos enfermeros la llevaron en una silla de ruedas a quien sabe donde.
Después de siete horas o no recuerdo cuantas. El doctor salió con una bata azul.
-Familiares de la señora Karen Rose...
Mi padre y yo saltamos al escuchar el nombre de nuestra Karen.
-Aquí- mi padre se paró enfrente del doctor.
-La señora esta muy bien, al igual que su bebé.
-¿Podemos pasar a verla?- pregunté.
-Claro, habitación 220.
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Una corta historia de amor (Sin Editar)
Short StoryAna, relata la historia de dos jóvenes que luchan por estar juntos y ser felices. Es la típica historia de amor... ¿Pero que tan típica pudo ser?