-Ana, el desayuno se va a enfriar...
Me despertó la voz de mi madre tocando la puerta de mi nueva habitación.
Era sábado por la mañana en Montana y el sol ya estaba a todo lo que daba.
Froté mis ojos y me estiré.
Bajé al comedor para desayunar.
Mi madre, Alice, Caro y yo triamos puesta la pijama.
-Buenos días- dije mientras tomaba un plato de cereal.
-Buenos días - me contestó Caro con el dedo de siempre en su boca.
-¿Qué tal dormiste?- me pregunto Alice.
-Bien, ahora si dormí- sonreí.
Llevaba dos semanas con mi madre y Alice. Pues después de dejar la casa de mi padre, Ross nunca me contestó. Creo que algo le paso con su teléfono, pero no supe ya que nunca me llamo.
La relación con mi madre se estaba construyendo de nuevo. Pues yo estaba sentida con ella por no haber ido a mi graduación y ella estaba sentida conmigo por... Nunca supe por que cosa.
Pero íbamos bien, pedimos disculpas y después me pidió que le contará mi historia con Ross; me dio su apoyo y me sentí mejor.
En las tardes salía a buscar empleo, pues de las prisas no había llevado mis papeles que demostraran que tenía experiencia en el área laboral.
Esa tarde no fue la excepción.
Salí como todos los días, a las tres de la tarde, camine por el centro, habían varios locales de ropa donde necesitaban ayudantes, otros eran en un café. Opté por el café.
Al entrar al pequeño local, un olor delicioso a cocoa y chocolate con azúcar me revoloteo en la nariz, haciendo que mi estómago rugiera.
Me acerque a una muchacha que estaba detrás de un mostrador apilando sobres de azúcar.
-Buenas tardes- dije con el tono más alegre que pude.
-Hola, ¿en qué te puedo ayudar?- me miro si dejar de apilar sobres.
-Vengo por el letrero de ayudante...- señalé a la ventana donde se encontraba el letrero.
-Ah ya veo, ¿tienes experiencia?
-Bueno, te seré sincera. Nunca he trabajado en un café, pero trabaje como administradora de ventas en una empresa muy grande, así que no creo que tenga mucho de diferencia.- me encogí de hombros.
-Mira sin expe...
-Aprendo rápido y si quieres puedo hacer lo que estas haciendo, puedo comenzar desde ahí- me miro sin entender- Comenzaré a limpiar, acomodar para después hacer otras cosas... Pero por favor.
-asintió- Me caíste bien, así que estas aprueba. Ayúdame con los sobres y ya veremos que más tienes que hacer.
Sonreí. Había conseguido un trabajo por mi cuenta.
Que orgullo.
El resto de la tarde me la pasé apilando sobres y paquetes del café que estaban revueltos en la bodega.
Para las seis, varias de las meseras se habían ido, sólo quedaba una chica que hacia los cafés, Marleny; la chica que me había contratado y yo.
-Ana, mañana te esperamos a la una. Harás el turno de la tarde, ¿de acuerdo?- Marleny me miró.
-Claro.- le sonreí aliviada, pues estaba muy cansada y quería ir me a mi casa- Sólo acabo de ver que todo este en orden y me voy, ¿esta bien?
-Claro Ana- y se fue a el cuarto que comparten los empleados.
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Una corta historia de amor (Sin Editar)
Kısa HikayeAna, relata la historia de dos jóvenes que luchan por estar juntos y ser felices. Es la típica historia de amor... ¿Pero que tan típica pudo ser?