Por Evelyn:
Tenía que ser una broma, no podía ser cierto. ¿Había sido todo un sueño? Pero...pero se había sentido tan real...tan intenso. ¿Cómo es posible que aquello no hubiese sucedido en realidad? Me incorporé al instante y me pasé una mano por el pelo. Bruce tenía razón, estaba sudando. Pero, ¿cómo no iba a hacerlo? Aún podía sentir los labios del Sargento por mi cuello y mis piernas temblar. Me sentía frustrada, impotente e incluso enfadada, porque a estas alturas era innegable que yo deseaba que aquello ocurriese, pero también me sentía estúpida pues, quizás me estaba ilusionando demasiado solo por un beso. Me giré y vi a Abby mirándome preocupada, abrazada a su mantita mientras que Bruce seguía frente a mí, esperando una respuesta por mi parte.
– Sí. – mentí. ¿Qué iba a decirle sino? No podía decirle, "No, Bruce, estaba teniendo un encuentro muy íntimo con el Sargento Fletcher y tú lo has estropeado".
– Lo siento, querida. Es difícil no ser atormentados por nuestros recuerdos. –Bruce apretó mi hombro y me dedicó una amable sonrisa. Me sentía mal por mentirle, pero no había otra opción.
– Siento haberte despertado.
– Tranquila, ya estaba despierto. En cuanto sale el sol me es difícil seguir durmiendo.
– ¿Qué hora es? – pregunté mirando a nuestro alrededor sin estar muy segura de cuanto tiempo había estado durmiendo.
– Temprano. Deben ser casi las siete. Duerme un poco más si quieres.
– Me he desvelado. – sonreí de forma amable y es que aunque me sentía bastante cansada, ya no podía volver a dormir, me sentía inquieta y nerviosa. – Además, seguro que Abby tiene ganas de desayunar un vaso de leche calentita. – volví a mirarla y la pequeña ahora me miraba con más atención, incluso sus ojos se veían brillantes. Yo estaba en lo cierto, tenía hambre.
Con Abby tuve que aprender a interpretar sus miradas y gestos para saber qué quería. Ella seguía sin hablar y empezaba a creer que Abby quizás era muda. Aparté las mantas de encima de mí y cuando me puse en pie pude notar el frío envolver mi cuerpo, haciéndome suspirar. Sin duda este iba a ser el peor invierno de mi vida. Tomé a Abby de la mano y la envolví en la manta para luego echar a caminar hacia los servicios. No es que yo necesitase ir, pero tal vez ella sí. Inmediatamente en cuanto llegué, decenas de recuerdos me vinieron a la mente y mis mejillas se tiñeron de rojo. Desde lo real, a lo soñado, desde el beso, hasta los gemidos por parte de los dos. Me estremecí y cerré los ojos recreando una vez más esas imágenes, disfrutando de esa fantasía unos segundos más. Realmente lamentaba que yo solo estuviese en mi imaginación. Volví a la realidad y suspiré mientras me adentraba en los servicios con Abby.
El desayuno aún no estaba listo, por lo que ambas recogimos con la ayuda de Bruce nuestros sacos y devolvimos la manta a excepción de la que llevaba Abby, la cuál pedí a un soldado que se la dejase para que no pasara frío. Bruce me contaba anécdotas divertidas de su juventud para amenizar la espera hasta que pudiésemos desayunar. Me costaba imaginar que aquel anciano había sido todo un bribón en sus años como adolescente. Por lo que me contaba, nada bueno se le ocurría y siempre andaba metiéndose en líos, pero con las hazañas que me contaba, era imposible no reírse. Sin duda había disfrutado de su vida en aquellos tiempos tan distintos de los nuestros, y en especial, de los que corrían a día de hoy.
– Y así fue como conocí a Edna. ¿Quién me iba a decir a mí que después de robarle a un tipo su moto, me cogiese y me diese una buena tunda, iba a conocer a la mujer de mi vida? Si hubieses visto su cara cuándo me vio en el suelo sangrando. – no pudo esconder una sonrisa nostálgica y me hizo sonreír a mí también. – Juro que nunca he visto una chica tan guapa en mi vida. Ella no dudó en socorrerme y como era enfermera, me llevó hasta su casa para curarme. No es que estuviese loca por meter a un desconocido ensangrentado en su casa, es que yo estaba tumbado en su jardín. Aún puedo recordar las enormes y preciosas amapolas que formaban el caminito hasta su entrada. – por su expresión, parecía como si casi pudiese estar allí de nuevo, como si volviese a revivirlo. Se veía feliz y esa sonrisa de ilusión no desaparecía de su rostro. – Tan solo dos meses después se había quedado embarazada de mi hijo Travis. Con Edna siempre fue todo una locura, pero, ¿qué es la vida sin un poco de aventura? No me arrepiento de nada de lo que hice, porque cada uno de esos pasos me hizo ser el hombre más feliz del mundo.
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RECOVER || 5SOS Fanfiction.
FanficDos hermanas. Cuatro chicos. Un apocalípsis. Un destino. Un propósito: seguir con vida.