Capítulo V

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Una nota.

Al llegar a la casa, Hiyori, sin quererlo, abrió la puerta y de esta se escuchó un chillido un poco fuerte.

—¡Bienvenida! —escuchó desde la parte de arriba

Tomó su típico abrigo lo más rápido que pudo, dejó sobre una mesa la nota y una bolsa con bebidas, comida y alimentos.

Salió de la casa tropezando con todo y cerró la puerta con llave. Hikari aún no tenía la copia del llavero de la casa y desde dentro tampoco se podía abrir sin llaves.

—¿Mamá? —preguntó la menor bajando las escaleras.

Vio el perchero, no estaba el abrigo favorito de su madre. No creyó que fuera un robo, nadie más tenía las llaves de la casa, y escuchó el sonido del llavero claramente. Y ella no pensaba que hubieran entrado a la casa sólo para tomar un viejo saco.

Vio en la mesa de centro una bolsa grande llena. No cabía duda de que definitivamente no habían entrado a robar. Hikari se fijó por la ventana y vio que su madre estaba de espaldas, caminando hacia delante calmadamente.

—¡¿Mamá?! —la ojiazul comenzó a desesperarse intentando en vano abrir la puerta.

Ella había soñado varias veces que su madre y personas que valoraba se iban dejándola atrás. Y ella que por más corría no las alcanzaba.

Esa sensación que no le gustaba la sentía en ese momento, era como adrenalina, nostalgia, tristeza y emoción a la vez.

Hiyori se sentía bastante frustrada y triste, se sentía culpable por dejar sola a su hija en la casa sabiendo que la pueden matar o incluso torturar si la encuentran. Pero igualmente pasaría eso si no acordaba algo con Kofuku.

«...»

—¡Hiyorin~! —canturreó la pelirrosa al ver llegar a su amiga.

—Hola de nuevo, Kofuku —dijo la semi-ayakashi, tratando de parecer feliz.

—Sé que es difícil, pero es parte de todo. Esto que ves y haces va a dar frutos pronto, ya verás.

La puerta se escuchó nuevamente.

—Eh, Kofuku, ya llegamos.

—¿Yato? —tartamudeó Hiyori

«...»

La chica se había rendido.

Se encontraba en el sofá reflexionando en si abrir ese papel doblado o limpiar su casa.

De cualquier manera, iba a haberlo, y en ese momento no hacía nada. Optó por leer ese misterioso papel, y si era blanco se iría a dormir ya que eso despeja sus ideas y si tenía algo importante pondría todos sus ánimos en limpiar.

No pudo contenerse y rápidamente tomó el pequeño trozo de papel blanco. Estaba doblado de una forma simple, donde solo doblaban por la mitad hasta que no se pudiese más.

Hikari-chan, soy Kofuku. No te asustes, ya me conocías y tu madre también. Necesito que no salgas de tu casa hasta que tu madre vuelva dentro de unas semanas. Te veré pronto.

Iki Hiyori y Ebisu Kofuku

Hikari comenzó a asustarse. ¿Y si habían secuestrado así madre y la obligaron a hacer eso?

No, no es posible eso. Es una idiotez.

Ebisu Kofuku era un nombre que le sonaba muchísimo y viendo como un fantasma de una niña le decía que la seguían querían matarla, eso era de alarmarse.

Pero luego se sintió extraña...

La Hija de Yato [Noragami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora