Capítulo XIX

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La familia crecerá

Después de conocerlas y hablar con ellas, Hiyori accedió a hospedar a las dos chicas que ahora eran amigas de Hikari y Ameni a cambio de que ayudaran en algunas cosas del hogar.

A Hyakuya Hikari comenzaron a llamarle ''Hya-chan'' para no confundirse con el nombre de la ojiazul, además, aunque ambas tuviesen dieciséis años, ella y Tomoyo comenzaron a trabajar en la misma cafetería que Hiyori para ayudarle en los gastos de la casa mientras que Hikari volvió a asistir a la escuela con regularidad.

Kofuku les había comentado a Hya y a Tomoyo la fecha del nacimiento de Hikari, el veinticinco de abril del año 2020, se les hizo curioso que justo ese día era el cumpleaños de Hya, solo que ella y Tomoyo habían nacido dos años antes.

Ahora que era catorce de abril de 2035, un día después de celebrar con algo simple el cumpleaños número diecisiete de Tomoyo, estaban reunidos en la casa de Kofuku de nuevo, Hyakuya era la única que se encontraba cerca de la entrada sentada recibiendo los cálidos rayos del sol.

—¡Chicos! —llamó Hiyori entrando por la puerta.

—¿Qué sucede? Solo nos encontramos Tomoyo, Kofuku-san, Daikoku-san y yo —aclaró a rubia mirando a la mayor —Los demás fueron a comprar algunas cosas.

—Ya veo... —dijo la oji-morada algo nerviosa mientras tocaba su estómago, un gesto del que Hya no se percató —Es que necesito contarles algo muy importante...

—Ah, no te preocupes, iré por ellos, espera —avisó la de ojos verdes y salió en su búsqueda.

[...]

Sugita Yamato estaba frustrada, no podía creer que aquello tuviese que suceder justo antes de que estuviesen listos, siendo la primogénita de la segunda generación más poderosa de demonios, esto era muy indignante.

Algo que la reconfortaba de cierta manera, es que ella junto con sus hermanos menores, Yuuta, Saya y Yui respectivamente, tenían algo que los hacía diferentes a los demás demonios, algo que si utilizaban correctamente los convertiría en la generación más poderosa de todas.

Genes de los Aishi.

Ellos eran demonios con sangre yandere, y a Yamato le hacía gracia que su abuelo pensara con anterioridad que ella y sus hermanos eran bastardos de su deshonrado hijo y "una simple humana" sin saber que su madre tenía genes directamente de los Aishi.

Pero ahora tenían algo que los ponía en desventaja, alguien que está a punto de llegar de parte la hija del Doctor Iki y eso no podía significar nada bueno para ellos.

[...]

—Yato, estoy cansada, ya vámonos. —dijo la peliblanca recargándose en el hombro de Hikari mientras iban caminando detrás del dios y del rubio.

—Oye, ¿sabes que reprobé en el examen de recargadera? —preguntó Hikari a su regalía igualmente con algo de cansancio.

—Yato, estoy de acuerdo con las ellas, regresemos a casa —habló Yukine recargando su cabeza a el hombro de Yato de la misma manera que la peliblanca y ambas chicas dejaron de caminar.

—¿Estás viendo lo mismo yo? —preguntó con gracia la ojiazul a su shinki.

—Ja, ja, lo estoy haciendo —afirmó Ameni mientras que Hikari sacaba el celular y les tomaba una foto a ambos de espaldas sin que se dieran cuenta, y aunque desactivó el flash se escuchó el click de la cámara.

—¿Qué hacen? —cuestionó el dios parando de caminar volteando a mirarlas haciendo que Yukine levantara su cabeza para verlas igualmente.

—No es nada —respondió Hikari apretando los labios para que no se le escapara una risa.

—Sí, sí, no es nada de qué preocuparse —habló Ameni sonrosada.

Antes de que Yato pudiese decir alguna otra palabra, Hyakuya se acercó corriendo hacia ellos y cuando los alcanzó se agachó para tomar aire respirando agitadamente, tragó la poca saliva que le quedaba en su boca y los encaró.

—Creo que no es grave, pero Hiyori-san quiere decirles algo importante...

(...)

—¡Estamos de regreso! —avisó Yato entrando a la casa, siendo seguido por su shinki y las tres chicas.

Se percataron de que los demás estaban reunidos alrededor de la mesa, mirando sorprendidos a Hiyori.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Ameni adentrándose más a la casa.

En ese momento Hiyori volteó con lágrimas en los ojos, pero una enorme sonrisa.

Daikoku sonreía ligeramente de lado, habitualmente tendría un cigarrillo encendido en la boca, pero la situación no lo permitía, Tomoyo sonreía con sinceridad y Kofuku corrió a recibirlos.

—¡Felicidades Yato-chan~! —canturreó con felicidad la diosa.

—¿Q-qué sucedió? —preguntó Hikari acercándose algo preocupada.

—Yato... —llamó la oji-morada y se levantó para ponerse frente a él.

—¿Qué sucede, Hiyori? —cuestionó casi temiendo algo malo aun viendo la sonrisa de la mujer.

—Vas a volver a ser papá...

La Hija de Yato [Noragami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora