Capítulo XII

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Los Recuerdos

Después de que Ameni mostrara su marca en el antebrazo izquierdo y Hikari hiciera una demostración de en qué arma se convertía, Kofuku se abalanzó a abrazar a la peliblanca una vez que volvió a su forma humana.

—¡Ameni-chan eres increíble! —comentó Kofuku restregando su mejilla conta la de Ameni.

—¿Eh? ¿Q-q-q-qué haces? —tartamudeó la shinki.

Se había creado un ambiente alegre, todos reían, menos Hikari quien tenía la cabeza agachada, estaba seria, como si estuviera muy concentrada pensando en algo...

—Ahora tengo con qué derrotarla —interrumpió la escena Hikari, haciendo que toda esa aura de alegría se convirtiera en un silencio incómodo.

—¿Uh? —hizo Ameni confundida.

—¡Hikari! —exclamó Hiyori molesta, levantándose ganando las miradas de los demás.

—Hiyori... —susurró Kofuku.

—Me enfrentaré a Hiiro y no podrás impedirlo, madre —retó Hikari, decidida a hacerlo le importara o no a Hiyori.

Hiyori respiró hondo inflando su pecho y frunció el ceño. Jaló a Hikari del brazo haciendo que ella se quejara y la levantó del suelo.

—Hay que irnos, Ameni-chan —dijo Hiyori intentando ser menos brusca con ella —Llegando a la casa nos bañaremos y te daremos ropa. Hasta luego, chicos.

—B-bien —tartamudeó de nuevo con delicadeza y se levantó sacudiéndose el ahora seco yukata que aún llevaba puesto junto al abrigo de Hikari —Hasta luego Kofuku-san, Daikoku-san.

—Hasta luego. —respondió Daikoku un poco sorprendido.

—Sí... bye, bye —fue lo único que alcanzó a decir Kofuku desconcertada.

[...]

Al llegar a la casa de Hiyori y Hikari, las tres se sentaron alrededor de la mesa de centro. La mayor y su hija se sentaron en ambos extremos y Ameni en uno de los lados que sobraban. La peliblanca aún no sabía lo que estaba sucediendo y en cierta manera la intrigaba.

—¡¿Como se te ocurre enfrentarte a Nora?! —exclamó Hiyori a la ojiazul.

—Tiene los recuerdos de mis amigas ¿Tú no harías lo mismo? —preguntó Hikari.

—Para empezar, no deberías hablarme de esa forma arrogante, Ameni-chan no es solo una herramienta para que la uses a tu gusto, ella también tiene sentimientos —afirmó la mayor.

—No cambies el tema —le contestó Hikari con voz gélida.

—Para que sepas, ya crecí, no soy una niña de secundaria o preparatoria, no tenía con quien apoyarme sobre esto de mi mitad ayakashi, ni siquiera con mis padres, pero ahora sé lo que te digo, no te enfrentes a Nora —respondió Hiyori colocando las manos sobre sus caderas.

Ameni comenzó a sentir enojo y frustración de la nada, como si esta pelea le afectara a nivel personal y si siquiera sabía cómo. Su temple, timidez e inseguridad fueron reemplazados por impulsos violentos. Con las manos hechas puño golpeó la mesa y sus iris azules se volvieron rojo brillante.

—¡Ya basta, yo también estoy aquí ¿lo sabían?! —bramó Ameni de inmediato apenas se le cruzó la idea por la cabeza.

—Ameni-chan... —dijo Hiyori sorprendida. Olvidando su enfado relajando los hombros y bajando los brazos.

—¡Agh! —exclamó Hikari con un ojo cerrado agarrándose el pecho con las manos en un intento de calmar el agudo dolor que sintió por un momento —Ameni, tus ojos...

La Hija de Yato [Noragami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora