Capítulo veintiocho

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Se puede esperar mucho de un viaje 


La ventana de mi habitación parece más interesante que cualquier cosa que he visto antes, no me encuentro bien, la verdad es que siento que ya nada es lo mismo, no tengo hambre, no tengo frio, no siento emoción alguna por algo. Según mi madre estoy en un estado depresivo. La verdad me da igual, solo quiero dormir, estoy la mayor parte del tiempo cansada.

De pronto mi familia entra a mi habitación.

— ¡Ya no puedes seguir así Ana! —Esa en mi madre, le da una mirada a mi papá antes de soltar la bomba — Tu padre y yo hemos decidido que iras a América a estudiar con tu tía.

Me doy la vuelta y trato de dormir para que salgan de mi habitación.

— ¿Estas escuchando a tu madre jovencita?

—Ana por favor, escucha a nuestros padres.

Me duele tanto que hasta mi hermano este de su lado. Me siento traicionada por todos. No entienden que estoy asi porque los padres de Nathan decidieron darle solo un mes mas, si no despierta ellos...

No...

—No pueden hacer esto, tengo que estar aquí para cuando él despierte.

Me cruzó de brazos y siento como las lágrimas empiezan a juntarse en mis ojos. Nadie parece entenderme.

— ¡Ya basta Ana! ¡Él no volverá! Tienes que entenderlo cariño.

Mi madre me abraza y yo solo quiero que me suelte, ¿Cómo pueden decir eso tan fácil?

—Los odio ¡Odio a todo el mundo!

Estoy consciente que han pasado meses desde que Nathan se fue, pero no pierdo las esperanzas, existen casos en donde los pacientes han estado en coma por años y un día despiertan.

Y Nathan no será la excepción.

—Por favor puede salir y dejarme sola, voy a pensarlo.

Mis padres parecen darme espacio. Mathieu se sienta a mi lado y me da un abrazo.

—Responde tu celular, Valeria ha estado muy preocupada por ti.

Sale de la habitación, busco mi celular y veo que tengo cientos de mensajes y notificaciones. Marco el número de mi amiga y espero.

—Ana, he estado preocupada; no hemos hablando en una semana.

—Estoy bien.

Soy cortante, lo reconozco, pero no tengo ganas de hablar con nadie. Le cuento brevemente lo que está pasando en mi casa, ella sabe lo de Nathan porque Logan se lo ha contado, al parecer el chico necesitaba con quien hablar. Al cabo de media hora finalizo la llamada. Necesito hablar con alguien que entienda lo que siento.

Marco el número de Logan.

— ¿Podemos hablar?

—Claro, estaré en tu casa en media hora.

***

El auto de Logan es un silencio total cuando le digo que mis padres me están mandando a otro continente.

— ¿Y vas a irte?

—No lo sé, quiero quedarme hasta que... —un nudo se forma en mi garganta —hasta que termine el mes.

Logan toma mi mano, en este tiempo nos hemos hecho muy buenos amigos. Creo que la perdida de Nathan nos ha unido, además él siempre me cuenta sobre Valeria. Trato de escuchar sin juzgar y dar opinión, después de todo mi amiga ya tiene una relación estable.

Una Apuesta. Un Ganador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora