Una Apuesta. Un Ganador©

Extra

Extra 1

Logan.

Un año antes

No puedo sacarla de mis pensamientos, la elegí como a cualquier chica para hacer la estupidez de la llave, pero después de probar sus labios no logro olvidarme de ella.

Ha pasado un mes desde aquel incidente, y por más que trato de acercarme a ella siempre rechaza mis invitaciones. Y la entiendo, si estuviera en su lugar no volvería hablar con un idiota que se presta para juegos infantiles.

No le he mencionado nada al equipo, no quiero que sepan que por fin una chica está transformándome en alguien diferente, no quiero dormir, ni comer, no presto atención en clase, lo único que hago (aunque suene muy cursi) es pensar en cómo acerarme a ella.

— ¿Qué harás después de clases? —le pregunto a Valeria, normalmente la encuentro todos los días, su casillero está al lado del mío.

Y como siempre me ignora.

—Por favor, quítate del camino —dice con la mirada perdida en sus libros.

— ¿Cuándo dejaras de fingir que no te intereso? –le doy una sonrisa coqueta, ella levanta la mirada y me enfrenta.

—Pues las veces que sean necesarias. No me interesas.

Y como es su costumbre me deja parado sin terminar de hablar. No puedo seguir así, tengo un plan que seguro me constara un par de golpes.

La veo salir, su cabello cae por sus hombros, su caminar es distinto al de las demás, y la forma en que mueve los labios cuando tararea la canción que escucha en sus audífonos es única.

—Valeria —al escuchar mi voz comienza a caminar más rápido.

Lo siento, pero no dejare que escapes esta vez.

Me abro paso entre los alumnos que salen por la puerta principal y la tomo del brazo. Ella se voltea muy molesta. Y me da un leve empujón.

— ¿Qué pasa contigo? —dice casi gritando.

—Por favor no llames a la policía.

La tomo de la cintura, impulso su cuerpo sobre el mío y la coloco sobre mi hombro, como un costal de papas. Comienza a dar pequeños golpes en mi espalda y sus piernas se mueven tanto que temo perder el equilibrio y caer con ella

—Logan ¡Suéltame!

Dejo que grite, de todas maneras nadie va a atreverse a enfrentarme y llevársela. Los pocos alumnos que quedan nos ven con algo de diversión. Llego a mi auto y abro la puerta del copiloto. Deposito a Valeria en el asiento, ella me da unos cuantos golpes en el pecho, pero me concentro más en ponerle el cinturón de seguridad.

—Esto puede considerarse un secuestro —dice mientras enciendo el auto —Voy a denunciarte.

—Denúnciame si quieres —me pongo en marcha— pero para mí, esta es nuestra primera cita.

***

No sabía a donde llevar a una chica, nunca he tenido una cita, y quiero que todo salga perfecto. Conduzco sin rumbo por unos minutos hasta que se me ocurre una idea.

—No se patinar—dice Valeria, mientras recorre su vista por todo el lugar.

—Yo tampoco.

— ¿Entonces porque me has traído aquí? —se cruza de brazos y se muerde el labio.

—No seas una amargada, será divertido.

—Es todo, me voy —la tomo de la muñeca para impedir su camino a la salida.