Epílogo

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— ¿Limonada? Esta es tu grandiosa idea para obtener mil euros.

—Deja de llorar como niña y ayúdame con la mesa.

Nathan y yo nos encontramos al lado del campo de futbol del colegio, hoy es la final entre colegios de toda la cuidad, el partido empieza en dos horas y las personas empiezan a llegar para ocupar un lugar. Tengo claro que es una tontería reunir todo el dinero vendiendo limonada, pero ese no es mi plan.

— ¿Y a cuanto venderemos un vaso? —pregunta Nathan observando con desdén los vasos.

—A cinco euros —informo.

— ¿Es una broma?, tendremos que vender doscientos vasos –se queja.

—Ya sé que es un precio elevado, pero el vaso es grande y traje sombrillas pequeñitas para adornarlo —le aclaro —Ya para de llorar, vamos a lograrlo.

—No estoy llorando —dice serio.

Recibo un mensaje de texto. Es de Valeria.

<Ya está todo listo, espero que tengas mucha limonada>

Sonrió y espero que todo salga bien, veo llegar a mis padres acompañados de un par de sillas y hieleras. Al principio se rehusaron a mi relación con Nathan; sin embargo poco a poco entendieron que lo mío no era sólo un capricho. Somos muy jóvenes, pero nos amamos.

—Ya está todo listo.

Nathan parece desesperado y lo entiendo; hace demasiado calor y casi no tenemos clientes. Hemos ganado poco dinero, nos hace competencia un puesto de salchichas.

—Llegamos —gritan al unísono todos los miembros del equipo acompañados de las porristas.

Todos lucen su uniforme nuevo, parecen confiados. Nathan ya no está en el equipo, después del accidente se dedicó a recuperarse y elegir una universidad. Ahora Logan es el capitán.

— ¿Qué hacen aquí? —Pregunta Nathan — deberían estar en los vestidores.

—Hemos venido a ayudar, ya que todos queremos nuestro dinero.

— ¡Chicas, manos a la obra! —Grita la capitana de porritas.

Todo está preparado, los chicos del equipo llevan consigo bocinas que rápidamente quedan instaladas al lado de nuestra larga mesa con limonada, las chicas comienzan su rutina atrayendo a varios espectadores.

No pasa ni media hora para que las personas y en especial los chicos se reúnan para ver a las porristas y como era de esperarse todos compran limonada para seguir disfrutando del espectáculo. Las personas no paran de ingresar, tomar fotos, videos, hablar con los chicos, hasta los fans del equipo contrario se nos unen.

— ¡Tuviste una gran idea! —Dice Valeria mientras despacha un vaso de limonada.

—Un vaso de limonada por favor —reconozco la voz y al levantar la mirada veo a Adrien .

Hace mucho tiempo que no hemos cruzado palabra y me sorprende su presencia. Estuve alejada de muchas personas después de lo que paso con Nathan y su estado de coma, las pocas veces que hablamos después de eso era por un saludo a mitad del pasillo. Creo que él se dio cuenta que mis sentimientos estaban con mi chico apostador.

—Que gusto verte —digo, salgo de la mesa con el vaso de limonada. Se lo entrego y caminamos alejándonos un poco de todo el alboroto. —Creo que nunca hablamos de que paso con nosotros

—No te preocupes, lo por fin lo entendí, me alegra ver que eres feliz. Perdón por comportarme como un idiota—Dice.

—Creo que los dos fuimos un desastre, por mi parte, todo queda olvidado.

Una Apuesta. Un Ganador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora