Lavandería parte 2
Chico Bestia realmente no estaba muy orgulloso de este hábito suyo. De hecho, él francamente estaba bastante avergonzado de ello. Era algo realmente vergonzoso y si alguien se enteraba de su pequeño secreto, probablemente sufriría burlas y humillaciones por toda la eternidad. Además, si era sincero consigo mismo...lo que hacía era algo espeluznante.
Sus ojos revisaron los alrededores de la sala y tras asegurarse completamente de que no había nadie alrededor, abrió la puerta lo más silenciosamente posible, se deslizo sigilosamente como un ratón hacia la lavandería y como si fuera un experto ladrón comenzó su búsqueda en el cesto de ropa de Raven hasta que sus dedos encontraron lo que estaba buscando.
Incapaz de ocultar la sonrisa de su rostro, saco su característica capa, la acerco a su nariz y respiro profundamente, inhalando y oliendo el dulce aroma de su champo de jazmín mezclado con el olor de su té de la mañana. Olio con todas sus fuerzas aquel aroma único, había algo en ese aroma que parecía calmarlo, incluso en sus peores momentos. Era como un niño y su frazada.
—Sabes, si tanto querías una de mis capas simplemente pudiste habérmela pedido.
¡Oh dios...no!
Al escuchar su voz se quedó inmóvil, negándose a darse la vuelta para mirarla a la cara. Si lo hiciera, tendría que admitir su espeluznante pasatiempo. Si se quedaba completamente quieto, tal vez existía la posibilidad de que olvidara lo sucedido y lo dejara en paz.
—Chico Bestia...— dijo ella algo molesta de que el mutante la estuviera ignorando y dio otro paso dentro de la habitación, caminando silenciosamente hacia él—Mira, si tanto la quieres puedes quedártela. No es como si fuera la única capa que tuviera.
—Um... ¿Lo dices en serio?— pregunto Chico Bestia algo sonrojado y dándose la vuelta.
—Si— respondió Raven regalándole una pequeña sonrisa—Quiero decir, yo he estado robando tus camisas así que...
Y Raven se quedó en silencio al darse cuenta de lo que había dicho, ahora era ella la que estaba sonrojada al revelar uno de sus secretos más sucios.
Bueno...al menos no le había dicho que le gustaba oler su cabello mientras dormía.
Porque eso realmente sí que era algo espeluznante.
Fin
