Chapter XVIII: NaruNae: Una Promesa

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No era fácil la vida... preferiría una y mil veces estar matando a alguien, robando, o secuestrando personas, que estar teniendo un trabajo normal y decente. Obedecer la ley ya no era parte suya, tantos años viviendo fuera de la misma, rompiéndola y haciendo cuanta cosa quisiera sin miedo, eran un hábito muy bien arraigado. Pero viendo el lado positivo, ahora sabía que ya no se retiraría de su trabajo... no hasta estar muerto.

Tras haber llegado hasta Kumogakuren , lugar donde vivía el buen amigo de Naruto. Llamado Killer Bee. Les dio alojo en su humilde mansión.

Bee al igual que Naruto también llego a pertenecer a ese pútrido mundo, pero a diferencia suya, Bee encontró a una mujer que fue capaz de sacarlo de ese mundo justo a tiempo. Mujer que ahora orgullosamente era su esposa.

No negaría que fue difícil alejarse de todo ese mundo, pero Bee no era dueño de una reputación como Kakashi, no al menos una tan peligrosa que iniciaba a cualquiera a matarte si se enteraban de que ya estabas jubilado. Pudo salir del abismo justo a tiempo. Y usando el dinero que le quedaba abrió su propio Gimnasio, y complació a su esposa con abrir justo al lado un centro de SPA. Todo unido a su humilde mansión por un pasillo que lo conectaba.

Eran inversionistas, y dueños, trabajando orgullosamente dentro de la ley, con un empleo honesto y digno. Y en caso de Bee, una forma de poder redimirse del daño que ocasiono en antaño.

Al haber llegado, Naruto explico que escapaban de Konoha, con la noble intención de retirarse y poder casarse con Naemi. La esposa de Bee, Samui, creyó firmemente en esa idea, ayudándolos. Ella sabía que no era fácil dejar esa vida, incluso ella y Bee huyeron un tiempo. Sabía lo difícil que debía ser, y sin duda alguna apoyaba incondicionalmente a Naemi.

Cuando Samui y Naemi se marcharon a darse un baño a las aguas termales de la amplia mansión, los dos hombres hablaron con la verdad. Naruto le confeso lo que ocurrió en Konoha, contando detalle tras detalle a su amigo.

El mayor no permitiría dejar a Naruto solo en esas condiciones y menos con su futura esposa... o eso creía hasta que el Uzumaki le conto lo ocurrido con ella.

Bee podría ser alguien cruel si así se lo proponía, pero jamás en su vida se atrevería a dañar a una mujer. Y eso era algo que odiaba de Naruto, ese rasgo suyo que fue implantado en él antes de conocerlo. Estaba decepcionado de su amigo, pero ya no había nada más que hacer.

Esa chica parecía quererlo aun a pesar de todo, llevándolo a una conclusión. O era muy estúpida o realmente sentía algo por el rubio de cabellos necios.

Sea cual sea... esperaba que esa chica no se arrepintiera de lo que hacía. Pero, para castigar al Uzumaki, le había prohibido dormir junto a Naemi un mes. Nada de sexo, nada de manita sudada, nada de nada que fuera solamente hablar. Ni besos, ni abrazos, ni caricias... ¡Nada! Y si le llegaba una necesidad, tenía dos manos útiles.

Claramente el rubio puso resistencia, pero Bee era la única persona que conocía y en quien confiaba, de que podría ayudarlo a protegerse a él y a Naemi, en caso de que Obito supiera donde estarían y tratara de ir por su hija.

Entre gritos y protestas, acepto de muy mala gana.

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A medida que el mes se hacía paso, Naemi notaba al rubio distante con ella. Llevándola a pensar que ya no la quería o que estaba muy enfadado con ella. Porque aunque doliera para ambos, Bee también ordeno al rubio que no debía decirle nada a Naemi.

No era por ser mala persona, ni mucho menos para lastimarlos, sino... que Bee quería comprobar una pequeña teoría. Esperado acertar y no lastimar gravemente a ninguno, emocionalmente claro.

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