Richard Castle, hombre de unos treinta años, viudo y con una hija de cuatro años, vive en Nueva York. Su mujer se suicidó por culpa de la depresión postparto; trabaja como redactor en el New York Times.
Katherine Beckett, mujer joven, madre soltera...
Una mujer de unos veintipoco años, tez morena y una bata blanca toca la puerta antes de entrar.
- Lanie, ¿qué haces aquí? Se me hace raro verte fuera del depósito.- Kate no se ha levantado de su silla, tiene mucho trabajo que hacer antes de recoger a su hijo de casa de sus padres.
- Beckett, siento ser yo la que lo diga pero me tienes abandonada, hace semanas que no hablamos y sé por ahí que un hombre ha robado tu corazoncito "blindado", tu "fortaleza a prueba de hombres", tu.- Vale Lanie, lo he pillado.- interrumpe Kate algo molesta.
- Eh, no te pongas así, no soy yo la que ha difundido esa noticia, ¿vas a negarla?
- ¡Pues claro que voy a hacerlo!- exclama la capitana quizás demasiado alto, algunos policías le miran a través de la persiana.
- Bueno, me has demostrado que no es cierto pero sí que sé que hay un hombre, ¿por qué no me hablas de él? Jamás nos hemos ocultado nada, así que...esperaré.
Kate conoce a su amiga y sabe que no se moverá hasta que no le cuente todo con pelos y señales y nada de mentiras.
- Está bien, será mejor que te sientes.- ambas se colocan en el sofá que hay en el despacho, regalo por cortesía del abogado Jim Beckett.
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La capitana comienza a relatar la historia, lo que ocurrió el día en el que Luca se quedó unos pocos minutos con Richard Castle y su hija Sophie. Le cuenta el día del cine, la cena improvisada por sus hijos sin que ellos supiesen absolutamente nada.
- Veo que los pequeños montaron una cita a ciegas, ¿no os distéis cuenta en ningún momento?- pregunta la forense muy intrigada por esa gran historia.
- No nos dimos cuenta porque nunca lo vimos como tal, simplemente cenamos los cuatro en mi casa.
- ¿Y nada más? Me esperaba algo más interesante, no sé, algo más...¿romántico?
- Bueno...sí que ocurrió algo. Sophie y Luca se pusieron a ver una película y nosotros decidimos tomar una copa.
- ¡¿En serio?! ¿Y qué pasó? Cuenta, cuenta.
- Relájate Lanie, ya iba a ello. Pues resulta que hablando y hablando, él me habló sobre su mujer, ésta se suicidó por la depresión postparto y yo...pues...
- ¿Le hablaste de Stephan? Nunca quieres mencionarle, ya debe ser alguien de confianza.
- Supongo que fue por el alcohol.- pero Beckett sabe que en el fondo no fue así, Rick le inspiró una confianza que daba por perdida respecto a los hombres.