Richard Castle, hombre de unos treinta años, viudo y con una hija de cuatro años, vive en Nueva York. Su mujer se suicidó por culpa de la depresión postparto; trabaja como redactor en el New York Times.
Katherine Beckett, mujer joven, madre soltera...
El olor a café recién hecho inunda las fosas nasales de la capitana que parpadea varias veces al sentir los rayos de sol iluminando su rostro. Una sonrisa se le escapa al recordar la noche que ha pasado y lo más importante, con el hombre que tararea una canción desde la cocina.
Kate se levanta para entrar al baño, lo primero que hace es lavarse la cara, a pesar de no haber dormido demasiado, no se encuentra nada cansada. Llevaba tanto tiempo deseando eso que ahora tiene energía acumulada para lo menos un par de días más.
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- ¡Buenos días!- exclama Rick al verla con una camiseta suya de béisbol.- ¿has dormido bien?- unas tortitas acompañadas con fruta del tiempo se encuentran ya en la mesa, dispuestas a ser devoradas por la pareja.
- Digamos que he descansado, si es lo que preguntas, a ti no hace falta que te pregunta, ¡menuda fiesta no llevas encima!- comenta ella al escuchar la música de la radio para no escuchar el tráfico.
- Pero todas las mañanas, a Sophie la llevo loca, vete acostumbrando.- Rick le coge de la cintura y le planta un buen beso, el sonido de la puerta les alerta.
- ¡Mami, papi!- los pequeños entran corriendo para abrazar a sus padres, Martha y Johanna les siguen unos pasos por detrás, charlando y riendo.
- ¡Madre! ¿Qué hacéis aquí tan temprano?- llegan a ir un poco antes y los pillan desnudos y durmiendo juntos, ¿cómo le explicas eso a los niños de cuatro años?
- Hoy es día de compras, Johanna y yo queremos ir a las tiendas y almorzar juntas, ayer ya tuvisteis tiempo para estar solos, ¿verdad?- Johanna le echa un vistazo a las pintas de su hija, la camisa ancha le delata.
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- Papi.- Sophie estira la camisa de Rick, éste la coge en brazos.- ¿cuándo podremos ir a la playa? Yo quiero hacer castillos de arena con Luca.- sus ojitos azules enternecen a Castle que comparte una rápida mirada con Kate.
- Todo dependerá del trabajo de Beckett, ya sabes que ella tiene que encerrar a los malos, no puede irse así como así.
Luca también intenta convencer a su madre, al parecer los pequeños tuvieron una noche llena de tratos y conversaciones hasta las nueve de la noche.
- Cielo, ya lo veremos, no puedo dejar la comisaria e irme de vacaciones. Primero tengo que hablar con mis jefes, yo solo dirijo a los demás.- su hijo asiente decepcionado, ambos se van a jugar mientras los adultos hablan.
- Por lo que podemos ver, la cita fue un éxito, ¿verdad?- Martha no se corta un pelo cuando tiene que decir las cosas, Johanna se alegra de que su hija al fin tenga un hombre que le haga feliz, y a Luca también.
- Madre, no pienso hablar de ese tema contigo, me diste un buen consejo y lo he seguido, debes estar rebosante de orgullo.
- ¡Pues sí, sí que lo estoy! ¡Me alegro muchísimo por vosotros!- la actriz les abraza con fuerza, Johanna es algo más formal.- Katie, te mereces esto, de verdad. Te deseo lo mejor, por cierto, tú se lo dirás a tu padre, este domingo comemos todos juntos.
- Vale mamá, y ahora disculpadnos pero estamos hambrientos. Tengo que irme a la comisaría en una hora.
- No os molestamos más.
Rick y Kate desayunan tranquilos, con sus hijos jugando en el salón. Beckett revisa su correo y los mensajes de Ryan y Espo para ver si hay novedades, Castle se limita a mirar las noticias del día.
- Eh Beckett, mira esto.-Rick le pasa la Tablet para que mire lo que acaba de seleccionar.- ¿posible amenaza terrorista? Será una broma, no he recibido nada.
Pero nada más terminar esa frase, su móvil comienza a sonar, la llamada es del FBI, eso nunca es bueno.
- Beckett.- responde antes de levantarse y alejarse, asiente con la cabeza a todo lo que escucha, su expresión es serena pero en el fondo el miedo se va apoderando.
- De acuerdo Señor, enseguida estaré en mi comisaría para informar a los demás, gracias por avisarme.
- ¿Problemas?- Pregunta Castle que es capaz de percibir el nerviosismo de la capitana.- Y gordos, creo que no es mala idea que os vayáis a los Hamptons durante unos días, se lo comentaré a mis padres.
Kate se bebe el café de un trago, entra a la ducha y sale a los cinco minutos, no le importa marcharse con el pelo mojado; la situación es seria.
- Beckett, Beckett, ¿vas a decirme qué ocurre?- ella no puede comentarle nada, no cuando sus hijos también se fijan en su comportamiento.
- Lo siento Rick, ahora no es un buen momento, luego te llamo.- le da un beso a Luca y Sophie y sale disparada hacia la puerta, más vale que sea una falsa alarma, de lo contrario...parte de la ciudad está sentenciada.
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La situación en la comisaría es una locura, todos de un lado para el otro con los teléfonos en la mano, mirando los ordenadores, hablando entre ellos.
- ¡Capitana, menos mal que ya estás aquí!- exclama Ryan yendo hacia ella con la noticia en la mano impresa.- ¡¿Te has enterado?!
- Me han llamado del FBI, quieren que no cunda el pánico, tenemos que planear una estrategia para no asustar a los civiles, sin embargo...es una alarma de nivel 3, ¿cómo nos vamos a quedar callados?
- Porque primero querían asegurarse de si es verdad o no, no podemos alertar a nadie por algo que no es cierto.- responde Espo que también intenta parecer tranquilo ante esa alarma.
- El trabajo es sencillo chicos, pensad en algo y rápido, iré informando al resto de comisarías para que corten la zona.- Beckett se encierra en su despacho, quiere llamar a Rick pero el tiempo va en su contra, ya le mandará un mensaje cuando todo termine, y sólo espera que con nadie muerto o herido.
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