Malum »jikook«

»Envidia.

Capítulo 5.

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—Cómo mierdas se abre ésta puerta.—escuché una voz que provenía del baño y no dude en ponerme alerta. Abrí el cajón de mi mesa de noche que estaba al lado de mi cama y saqué mi arma de electrochoque por si fuese necesaria.

Finalmente la puerta se abrió luego de unos cuántos golpes y de el baño salió Yoongi. No, espera, no podría ser Yoongi pero lucía exactamente como tal. Me le quedé viendo detenidamente y éste hizo lo mismo.

—Por favor dime que tú no... No me harás nada, ¿cierto?—estaba asustado, claramente lo pude notar en sus ojos que miraban directamente mi arma de electrochoque.—

—¿Quién eres?—cuestioné, aún manteniendo el arma entre mi mano. Esto podría ser una trampa, quizás mi otro yo está en el baño. O peor aún, ese chico que está frente a mí podría ser mi Yoongi.—

—Yo vi-vine del otro lado, ¿recuerdas? A donde tú fuiste y me viste cuando me golpeaban.— definitivamente no era mi Yoongi pero aún así mi mano no abandonó el arma.—

—Sí, tú... ¿Para qué has venido? ¿Quieres hacerme daño como el otro Jimin?—el negó de inmediato y dio dos pasos hacía atrás, chocando con la puerta del baño.—

—Quiero decirte unas cosas que son importantes; demasiado.—el movimiento de sus pies desesperado y su mirada me hacía pensar que quizás no mentía. Dejé el arma de electrochoque a un lado y le hice señas con mi mano para que se sentara en el sillón que había al lado de mi cama.—

—Puedes sentarte y hablar, no soy como el otro Jimin así que no me temas.

Él caminó lentamente hasta el sillón mientras jugaba con sus manos hasta que se sentó y yo solo asentí, queriéndole dar a entender que podría comenzar a hablar.

—Ya lo conociste en persona, supongo. Él ha estado planificando destruirte desde que supo de tu existencia.—hizo una pausa y observó el suelo por unos leves segundos antes de volver a mirarme a mí.— Te odia más que a nadie.

—¿Y eso por qué? ¿Qué he hecho yo?

—Tú tienes la vida que él desea.—le escuché decir eso y no supe qué pensar, era sumamente estúpido.

—Él puede tener la vida que quiera. De hecho, puede llegar a ser como yo si así lo desea.—mientras culminaba mis palabras, Yoongi comenzó a negar lentamente mientras cerraba sus ojos.

—Te tiene envidia. Jimin vivió tú misma vida hasta los doce años... ¿recuerdas lo que ocurrió en ese año? Sé que lo has superado pero Jimin no fue capaz y es por eso que lleva la vida que lleva, por eso está solo y envidia que tú sí hayas podido superarlo.—tomó un respiro y miró rápidamente la puerta del baño con una expresión de horror antes de colocar sus dos manos a cada lado de su cabeza como si sintiera dolor.— Hará lo imposible para que sientas lo que él ha sentido todos estos años... —susurró con un tono de voz al borde del colapso y desapareció.

Estaba impresionado, las cosas que éste Yoongi me había confesado parecían ser ciertas. Aunque pensándolo bien quizás no deba creerle pues viene de ese mundo extraño y pudo haber sido enviado por Jimin.

Recordé las palabras de Yoongi detenidamente y me quedé en la parte en que dijo lo que ocurrió cuando tenía doce años.

Cerré mis ojos y me acosté por completo sobre el colchón. Lágrimas se escaparon de mis ojos y me maldije a mí mismo, se supone que tengo esto ya superado.

“La enorme sonrisa triste.
Y era tan inocente.
Temía convertirse en un títere sin firmeza.
Uno de esos que con el pasar de los años se quedan sin fortaleza.”

Park JiMin.

—Aquí tienes lo que te prometí, Jeon.—Jimin le pasó el papel que había escogido durante la madrugada para dárselo a Jeon; como lo prometió.

—Creía que no volverías a la cafetería, gracias por esto.—el chico enfrente suyo parecía como un niño pequeño con su regalo de cumpleaños.—

—Estuve un poco ocupado pero aquí estoy.—no sé que me ocurre, no sabría como describir lo que siento cada vez que veo a éste chico.

—Ah, ya veo. Pedí café para ambos, ¿no hay problema, cierto?

—Me parece genial, debemos tener una charla muy amena.—asentí emocionado pues la idea de pasar la tarde allí con Jeon charlando, me parecía perfecto.

Giré mi rostro unos segundos hacía el gigante ventanal de cristal a mi lado y de inmediato sentí como me comenzaba a poner pálido.

¿Qué haces fuera de la casa?