Capítulo 3

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"Nunca te fíes de la tranquilidad de la noche"

Dos días habían pasado desde aquel incidente con Dana, su destino no había terminado del todo bien.

Los noticieros habían vuelto a informar otra hazaña del caníbal de Riverstone y Calum estaba más que encantado. Amaba cuando hablaban de los cuerpos que el tiraba. Amaba lo que hacía. 

Esa noche fría de noviembre, estaba decidido a salir por otra víctima.

Luego de atender al último paciente en el hospital, la cual se trataba de una mujer mayor para su gusto, salió del trabajo más estresado de lo normal.

Ese día habían habido más personas de lo habitual. Lo cual era más trabajo para nuestro protagonista.

Bajo el ascensor hasta el último piso, el estacionamiento, estiro su espalda mientras caminaba a su Audi, ser doctor tenía sus ventajas.

Entro en el y puso la llave, antes de arrancar reviso su espejo retrovisor, la última vez que no lo hizo casi atropellaba a un niño que sin querer iba pasando.

Salió de aquel oscuro lugar y comenzó a manejar hacia la estación de tren.

- Espero encontrar a alguien bonito-. Susurró para sí mismo, mientras estacionaba el auto en algún lugar poco concurrido.


* * * * *


Michael Clifford salía del hogar de su novia. Eran las 10:45 pm cuando cruzó aquella puerta.

- Quédate Mike-. Rogó Abigail mientras tomaba de su brazo para frenarlo.

- No puedo nena-. Hizo una mueca-. Mañana tengo instituto.

Si, a pesar de sus 22 años, el seguía estudiando. Su sueño era ser abogado, el mejor abogado de Australia.

- Pero no vas a alcanzar el tren-. Su boca hizo un puchero bastante tierno.

- Si lo alcanzaré-. La abrazó por la cintura-. Y llegaré a Oakville tan rápido como lo que canta un gallo.

- ¿Pero y si te pasa algo?-. Su tono de voz era de preocupación. Ella realmente estaba nerviosa de lo que le podría pasar a su novio.

- No me pasara nada-. Besó su frente y se apartó de ella-. Ahora me voy, porque se puede ir mi tren.

Abigail asintió. Ella misma sabía que nunca ganaría, Michael era muy terco. Se despidieron con un lindo beso en los labios y un fuerte abrazo, para así darse la vuelta y caminar a la estación.

Abigail lo vió irse. Lo amaba tanto, y realmente se preocupaba de lo que podría pasarle.
Si ella hubiera sabido lo que sucedería más tarde, nunca lo hubiera dejado irse.

Michael caminó hasta la estación, se demoró más de lo debido, aunque quedaba a unas cuadras de la casa de su novia, la noche ese momento estaba hermosa y no se preocupó en contemplarla un rato.

Comenzó a correr al darse cuenta que perdería el último tren a Oakville.

- Mierda-. Gruño molesto consigo mismo.

Siguió corriendo saltando algunos obstáculos en su camino. Gritó asustado cuando por accidente piso la cola de un perro que dormido en el suelo se encontraba.

- Jodida suerte-. Bramó molesto al ver como el tren se iba alejando-. ¿Qué mierda voy a hacer ahora?

Estaba preocupado pero sobre todo asustado. No tenía a quien llamarle allá en Oakville pues vivía solo y su madre estaba a muchos kilómetros alejado de él, estaba en Sidney, por viaje de negocios.

- Vale mierda-. Bufó molesto y se sentó en la banca más cercana. Ahora justo estaba en un dilema, entre quedarse en un hotel o ir con su novia y pedir alojamiento.

Rechazo la segunda opción, no quería que le diera ese sermón de 'Te lo dije'.

A lo lejos un chico lo observaba con una gran sonrisa en sus labios, próxima presa, pensó mientras salía del auto en dirección al pelirrojo.

- Hola-. Michael se sobresaltó al escuchar una voz detrás de él. Giró su cabeza hacia esa dirección y su ojos no creían lo que veía.

Hannibal - Malum Cood (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora