Capítulo 22

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"Enfurecer al demonio hará que te arrepientas el resto de tu vida"


Estacionó su Audi afuera de su casa. Frotó su cara con la palma de su mano y suspiró. ¡Vaya día de mierda!

Estaba cansado. Fastidiado. Y hambriento.

Lo que más quería en esos momentos era llegar a su casa, para poder acostarse en el sillón y ver un poco la televisión.
¡Porque vamos, aún siendo un caníbal, hacia cosas normales como las demás!

Tomó su maletín y salió del coche, cerrando con seguro y alarma, porque aún estacionado en su propiedad, no era bueno 'tentar a la suerte'.

Abrió la casa y lo primero que lo recibió, como siempre, fue la soledad. Arrojó el maletín al suelo y se dejo caer al sofá.

Frotó su sien y cerró los ojos recargando la cabeza en el respaldo. Hogar dulce hogar

Tenía hambre. Pero no tenía ganas de cocinar. Y como tal, no estaba dispuesto a pedir algo a domicilio. Nunca le dieron confianza aquellos restaurantes que sólo servían para engordar a la gente.

Una sonrisa apareció de pronto en su rostro. Se levantó de su asiento y a paso perezoso caminó hasta el sótano. Abrió la puerta con la pequeña llave que siempre llevaba consigo y cerró tras de él.

Se sentó en la cama y esperó. Podía oír ruido en el baño y estaba completamente seguro de que Michael se encontraba aseándose. Dio un rápido vistazo por la habitación, y sonrió al ver que la silla, en donde esta mañana había colocado un cambio de ropa para Michael, se encontraba vacía.

- ¿Que haces aquí?-. Ni siquiera se percató de la salida de Mike. Este llevaba la nueva ropa puesta y su cabello mojado.

- ¿Acaso no puedo venir a visitarte?-. Preguntó levantando una ceja

- No a menos que quieras algo de mi-. Dejó la toalla mojada extendida en la silla antes dicha

- Oh pequeño, yo quiero muchas cosas de ti-. Palmeó la cama, dándole a entender que tomara asiento a su lado.

Michael titubeó-. Yo.... yo no creo que sea buena idea

- Oh vamos siéntate. Si ya quisiera sexo, te tendría acorralado en aquella pared-. Señaló con la mirada

Indeciso se sentó a su lado, unos centímetros un poco alejado de él. Calum rodó los ojos y acortó aquella pequeña distancia.

- No te haré nada-. Le sonrió mostrando sus dientes y con una mano lo acercó a él.

- ¿Qu..que quieres?-. Preguntó tartamudeando.

- Tengo hambre

- ¿Y?-. Michael lo miró por el rabillo del ojo. Calum tenía toda su atención en las delicadas facciones del menor. Era lindo.

- Pues.... quiero que tú me hagas de comer-. Sonrió a más no poder

- ¿Qui....quieres que mate a alguien?-. Preguntó horrorizado-. Yo no puedo....

- No seas idiota Michael-. Dijo interrumpiéndolo. El más bajo frunció el ceño, él no era idiota-. Quiero que me hagas de comer solamente

- Yo no se hacer lo que tu haces, ya sabes-. Hizo un raro movimiento de manos

- Lo se, pero ahora en verdad tengo hambre-. Hizo un puchero. Adorable

- Bien

Calum sonrió y besó su mejilla sonoramente. Se levantó de la cama y jaló a Michael con él. Ambos subieron por las escaleras y entraron a la cocina.

Hannibal - Malum Cood (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora