Capítulo 4

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"No todas las personas que te dedican una sonrisa son buenas"

Si esa tarde al llegar a casa de su novia Michael no hubiera demorado 15 minutos por que el tren tuvo un ligero contratiempo, no hubiera reparado 15 minutos después de lo acordado al salir de ella.

Y si al casa salir de la casa de su novia esta no le hubiera rogado para que se quedara porque ya era muy tarde,  no se hubiera entretenido a ver las estrellas, ni en abrocharse las agujetas porque esta tarde olvidó abrocharlas con doble nudo, y si no hubiera salido tarde de la casa de su novia no hubiera demorado en ayudar a una anciana a cruzar la calle ni en sacar unas cuantas monedas para un vagabundo que iba pasando.

Y si el billete de su bolsillo no se hubiera salido volando mientras buscaba las monedas, no hubiera salido corriendo detrás de el, ni mucho menos hubiera retrocedido una cuadra al querer alcanzarlo.

Y si en lugar de correr esa cuadra y media que le quedaba no hubiera caminado porque le daba mucha pereza no se hubiera detenido en el aparador de una tienda de discos a señalar el que quería.

y si al llegar a la estación no hubiera pisado la cola de un perro y si no hubiera detenido a mirar como estaba. Tal vez ahora mismo estaría directo a su casa.

Pero no, justo ahora se encontraba en una banca de la estación del tren con un extraño queriendo hablarle.

-Lo siento, no lo conozco-. Michael giró su cabeza devuelta al frente.

-Se ha ido el tren-. Comentó el extraño tomando asiento a su lado.

-¿Enserio? No me di cuenta-. Contestó sarcástico rodando los ojos.

-¿Cómo te irás?-. Preguntó acercándose a él. Michael olfateó el olor que él desprendía. Era un aroma fresco y delicioso.

-Me las arreglaré yo solo-. Se cruzó de brazos fingiendo molestia.

-Te llevo-. Dijo aquel hombre. Michael frunció el ceño, eso había sonado más como una orden que como una pregunta.

-No gracias, no quiero molestar- Michael negó y miró como tensaba la mandíbula.-Aparte me quedaré en un hotel.

-Yo puedo llevarte-. Volvió a ofrecerse. Insistiría hasta que aquel pelirrojo le dijera que sí, Calum Hood no obtenía un "NO" por respuesta y mucho menos de su próxima víctima.

-No, ya dije que no gracias-. Michael se removió incómodo en la banca. Comenzaba a ponerse nervioso con la presencia de ese extraño.- Y deje de molestar.

Hasta el mismo Michael se sorprendió, él solía ser amable y muy paciente. Se levantó de la banca y comenzó a caminar a la salida de la estación. Calum se enojó al instante, nadie se había negado como ese chico lo había hecho.

Tenía que actuar rápido. Se levantó de la misma banca y Michael frenó su andar al sentir como una mano le tomaba por su brazo.

-Espera, no puedes ir por las calles-. Michael se giró topándose con los ojos marrones oscuros del extraño.- Y solo.

-¿Y por qué no?-. Michael alzó una ceja.

Calum sonrío de soslayo y lentamente se acercó al oído del más pequeño.-¿Es que acaso no has oído del "Caníbal de Riverstone"?

-Si, pero no le tengo miedo-. Michael retrocedió algunos pasos.

-¿No?-. Preguntó levantando una ceja.- Aún así, déjame llevarte. Ya es tarde y un chico bonito como tú no puede andar solo por las peligrosas calles. Te encuentras a cada loco-. Rió sin humor.

Michael sabía que no era buena idea aceptar ayuda de un extraño, pero si no le decía que sí, seguiría insistiendo.

-Bien, vamos-. Calum sonrió de oreja a oreja y lo guió hasta su auto.







Hannibal - Malum Cood (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora