1. Limbo

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Muchos piensan y esperan encontrarse todo medianamente dispuesto, un juicio preparado sobre uno mismo, la extraña seguridad de ser recibido en el buen sitio, ya que haciendo examen de conciencia, crees haber dado lo mejor de ti mismo, con varios errores, claro, pero nadie es perfecto.

Donde me encuentro no hay nada, solo un vacío infinito, no caigo, ni floto como otros hubieran pensado. No llevo túnica gris ni nada por el estilo, no puedo moverme, sencillamente no puedo verme a mi mismo. El clima inexistente, si es día o noche es un dato que desconozco.

Y por muy solo que me sienta, se que hay otros, muchos otros, no sabría como explicarlo pero siento su presencia y sé que están ahí, revoloteando de un lado a otro, y de vez en cuando, como una película pasajera, puedo ver sus rostros. Algunos siguen esperando que les pase algo, que los inviten a la paz extrema, rezando en miles de lenguas diferente que no entiendo, otros lloran, gritan, unos cuantos repiten nombres hasta cansarse y también, hay quienes simplemente se vuelven locos por la espera y se resignan al silencio, tan tenso que se siente como una vibración agonizante.
Pero hay algo en común de lo que me he dado cuenta, estamos olvidando, olvidando quienes eramos, si tuvimos familia, trabajo, amigos o alguien que nos quisiera.

Lentamente la paz me invade, aunque con un toque de angustia que va y viene, un tenue dolor como si tuviera un gusanillo que me reconcome la conciencia y se esconde cuando lo busco. Ahora, ciertamente ignoro si alguna vez tuve cuerpo o como era, si fui o aun soy un simple humano.

Después de algún tiempo, soy capaz de salir de ese limbo para encontrarme en un campo con piedras de diferentes formas pero ordenadas. La hierba aunque parezca lúgubre y marchita y sus enredaderas (no se como se llama su flor, de varios colores pero de unos tonos apagados, seguramente a otrora lo supe) son el único signo de vida en ese lugar, nacen y te dan la bienvenida a ese campo de soledad y de serena tristeza, que te abraza al entrar, y si flaqueas frente a ella llorarás sin cesár. Tal vez de aquí venga ese gusanillo mio de angustia y nostalgia, pero aunque eso sea cierto yo ya no soy capaz de llorar, aun conservo un vago recuerdo de lo que era eso.

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