4. El origen de la Banshee

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Un médico en una guerra no corre peligro, son neutros y buscan ayudar a los dos bandos. Qué gran mentira.
Precisamente por ser neutros y ayudar a quién lo necesite tienen muchas probabilidades de morir, que cayesen en las manos enemigas significaría que ayudaría a sus heridos y serían más difíciles de vencer.

Los campamentos carecen del ambiente desinfectado de sus propias clínicas, la comida, si es que conseguían que durara durante toda la batalla,racionada y no variada, era causante del debilitamiento y aceleraba así la probabilidad de enfermedades.

¿Quien creía que un médico caería enfermo si se protegen ante todo lo que les rodea?
Pero Willy no era así, esa era una de las cosas que le hacían único. Velaba antes por los pacientes, que por el mismo.
No me dieron mucha información sobre cómo o porqué fue que murió, pero no me importaba no saberlo, porque eso no me lo devolvería.

Pero tenía aún un As en la manga. Debía confiar en la anciana Geneva. La bruja de la hondonada, ella era todo en lo que podía creer ahora.

Esperó a que finalizara la ceremonia y no ocurrió nada. Se avecinaba tormenta y se sentía estúpida, había estado esperando por ese momento, creyendo en las palabras de una vieja moribunda y sin darse cuenta había estado andando, alejandose de la tumba. ¿Estaba loca? Debía tener fé, debía volver, sería mas estúpido perder una oportunidad como otros habían hecho.

~4 meses antes~

En lo más oculto del bosque donde empiezan las grutas y los valles se encuentra la cueva de la anciana Geneva. O al menos eso es lo que se cuenta entre otras cosas desde hacía siglos, se decía que era una vieja, un fantasma, una joven o un ser mitad bestia. Pero los rumores se mezclaban ya sea por los años o porque haciendo pruebas de valentía los jóvenes volvían contando mentiras con las que probar algo que claramente no eran.

Pero siempre las mentiras para no ser descubiertas debían tener algo de verdad. No tenía nada que perder, nada en absoluto. Así que marchó sin vacilar, eran varios días de viaje y podía encontrar algunos asaltantes pero milagrosamente llegó sin problemas.

La casa-cueva no era muy distinta de las casas de la zona. Modesta pero con la esencia de un monumento antiguo y solemne, toco la puerta y entró disculpándose por las molestias.

Era un salón oscuro con una chimenea creando un ambiente cálido y frente a la chimenea un sillón muy desgastado.

-Acercate, te estaba esperando-Se oyó una débil voz del otro lado del sillón.

Tras sobresaltarse se acercó encontrando la reducida figura de una anciana envuelta en sábanas de diferentes estilos desde los ornamentos coloridos de seda de Chiseck, la tierra desértica de oasis y pueblos artesanos, hasta las de Krutoch rígidas de lana gris, típicas de sus frías montañas donde cientos de metros bajo el suelo se extendían las máquinas de altas tecnologías, pasando por los exóticos bordados de Deryn, flores de los páramos, una eterna primavera con sus lagos y sus criaturas entre ellos ninfas, duendes y elfos, entre otros.
Pero las brujas o hechiceras se creían extinguidas tras la revolución. Así que estar allí con esa señora le dio más fascinación que temor.

-Disculpe las molestias, pero supongo que usted es Geneva- Puede que fuera una falta de respeto, pero creía que lo sería mucho más decirle anciana o bruja.

-Oh querida, nunca me faltarías al respeto llamándome así, créeme me han dicho cosas peores.-la voz con la leve risilla se interrumpió de repente en una tos que la sacudió tanto que pensé que la anciana se iba a morir allí mismo.- Tranquila, no voy a morir ahora que debo decirte tantas cosas.

-¿Puede leer la mente?- Era una pregunta muy estúpida, pero no había nada malo en preguntar.

-Si, entre otras cualidades de la profesión, pero he perdido la fuerza que a otrora tuve, solo me quedan capacidades muy básicas. Oh, querida, ven, siéntate a mi lado, nuestra charla será un tanto extensa.

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