Alma Errante

5. Tregua

Cuando volví seguía sin haber nada y conforme me acercaba sentí que algo había cambiado, depronto una forma oscura se formó frente a la lápida. No puede ser. La bruja tenía razón, no, estaba claro que era una ilusión. Pero con probar no perdía nada.

-William J Rhodes-Creí que no me saldría la voz, pero la precaución y la emoción eran mayor que las ganas de llorar otra vez.

El ser se giró y me topé con sus ojos, los hermosos ojos que tanto creí no volver a ver, todo el mundo decía que eran negros pero yo sabía que durante el verano a la luz de el sol se podían ver pequeños destellos en tonos verde oscuro. Debía recordar mi papel, el seguramente no me reconocería, si ese era el caso debía ser firme en la misión. Nada de sentimentalismos inútiles me reprendí.Y esperé expectante como una estaca sin emociones.

-Pu-puedes ve-verme?-Tartamudeó.

Un escalofrío me invadió, era él, era su voz. Apagada, como un susurro, pero era el. No había tiempo que perder, no más. Me infundí valor, ajuste el chal y di media vuelta-Sigueme- Le ordené y recé porque me hiciera caso.

~De madrugada~

No podía dormir, no estaba soñando, le había encontrado. Ahora debían ir rumbo a quien sabe donde con tal de que el recordara. Que no la recordara le dolía pero poder pelearse con el, lo mucho que se irritó, le produjo tantos recuerdos de infancia.
Era extraño mirarle, esa nueva forma que tenía era inquietante, se lo había imaginado de mil y un formas todas lejos de lo que ahora se encontraba en un saco bien atado. Aún podía ver del otro lado de la hoguera casi extinguida el bulto que se agitaba de vez en cuando. Eso hacía que una sonrrisa se formara en sus labios más de una vez en todo el tiempo que llevaba ahí metido.
Pero si quería que el colaborara no podía tenerlo encerrado siempre. Sabiendo que no dormía tenía varias preguntas que hacerle.

~Con Willy~

-Oye sombra-El nombrado se quedó quieto.-Sé que estas despierto.

-¿Qué demonios quieres?-llevaba rato ideando formas de salir de allí pero oir su voz le recordó que ya no seguía solo. Se sentía observado, y tras ver su apariencia eso le molestaba, como si fuera una atracción de circo.

-¿Esa es forma de hablarle a una dama?

-No eres una dama sino una secuestradora.-Lo dijo con todo el desprecio acumulado en las ultimas horas.

-...Si, es cierto.-Parecía que eso le había herido. Daba igual, era la verdad.

-¿Y qué querías?-intentó cambiar de tema.

-¿No tienes hambre?

-No tiene gracia.

-No pretendía hacer un chiste ni molestarte. Sólo no quiero matarte de hambre.

-No necesito comida, igual que no necesito aire. ¿No esta ya muy claro con que tampoco tengo ni boca ni nariz? Ya estoy muerto joder no me trates como si valiera algo.

-No puedo pedirte perdón de algo que no me arrepiento.
¿Tan malo es querer salvar a alguien?

-Es malo, cuando ese alguien no quiere ser salvado.

-Idiota.-Dijo resignada.

-Llamame como quieras. Pero reconoce que es injusto. Apareces de la nada y me encierras, te burlas de mi, me insultas y pretendes que haga lo que quieres. Nada de lo que me has dicho tiene sentido y encima no sé quien eres.

-Soy tu guía ya te lo he dicho.

-Deja la chorrada esa para otro.-Y volví al trabajo de intentar salir de mi prisión.

-Si tanto te molesta el saco te dejaré libre con la condición de que no opongas resistencia.

-¿Libre seguiría siendo ser tu rehén?

-No tienes más remedio. Tampoco creo que sea conveniente que intentes huir, cundiría el pánico si te vieran. Además, no sabrás volver al cementerio.-Rió complacida.

Maldije por lo bajo.-Entonces sueltame ya. Si estoy en tan clara desventaja ya es hora de que me cuentes qué pretendes hacer conmigo.

Tras un largo silencio sentí como el nudo de las cuerdas cedía. Y salí del saco buscandola con la mirada. Seguía allí donde la había oído, al otro lado del fuego, eso significaba que no me había desatado con las manos.

-¿Eres una bruja? ¿Por eso me quieres? ¿Para usarme de experimento?

-No puedo decirte nada respecto a eso.

-Maldita bruja- Le expeté

-Estúpida sombra- Me contestó. -Tenemos un largo viaje por delante asi que descansa. Si no eres capaz de dormir vigila las cosas.

-Como si alguien fuera a venir y a quitarnos algo. Lo unico a parte del saco este es tu chal, y dudo que dejes que te lo quiten tan fácilmente.

-Eso depende de cuan buen centinela seas, y no creas que por ser "bruja" no sea delicada y frágil. Una dama en mitad del bosque y desprotegida-Puso una voz inocente mientras pestañeaba desbordando encanto.-A ti no te verían y si me atacaran serías de muy poca ayuda.

-Hay que estar muy ciego para fijarse en ti.

-Eso no te lo crees ni tu. Cuando me viste por primera vez pensaste que era hermosa.

-Para una persona que lleva meses muerto sin ver nada cualquier cosa es hermosa-intenté defenderme.

-Mientes-Rió.

-¡Deja de leerme la mente!-Estallé- Además, las apariencias engañan, no eres más que una asquerosa y retorcida bruja.

-¡Para ya con eso!

-¿Y si no que? Tu no has dejado de llamarme sombra. Y no sé tu nombre. No sé ni como sabías el mio.

-Nunca dije que lo supiera, estabas frente a la tumba de esa persona. Tenía que intentar con ese nombre al menos.

-Deja de evadir la pregunta. ¿Cómo te llamas bruja?

Con fastidio se sentó recta y acomodando cortésmente su falda durante un largo silencio por fin lo soltó.

-Erika. No soy una bruja, aunque sería curioso si así se me conociera.- Tenía un leve sonrrojo quizás del fuego o por la vergüenza de decir su nombre.

Mi gusanillo, hasta entonces ausente parecía que le hubieran dado con electroshock. Ese nombre significaba algo. Algo muy importante.

-Encantado-Respondí por volver a una relación de cortesía, a lo que ella asintió con una sonrisa irónica

-"El sueño es una corta muerte y la muerte un sueño mas largo"
Puede que tu no lo necesites. Pero yo si. Necesito dormir asi que buenas noches Señor William.-Se tumbó sobre un manto de hojas secas y me dió la espalda, cierta parte de mí deseó poder verle la cara. Algo me decía que se estaba haciéndo la dormida.

-No volveré a leerte la mente-Confesó rato después, dejándome solo, con mis pensamientos y el sonido calmo del bosque. Y fue entonces cuando supe que habíamos llegado a una tregua.